Kamila Shamsie, Home Fire (Londres: Bloomsbury, 2017. 264 páginas.
Al comienzo de
esta séptima novela de Kamila Shamsie (en este blog puedes encontrar reseñadas
cuatro de las seis anteriores: la dramática Burnt Shadows, la entretenida Salt and Saffron, A God in Every Stone y Kartography, que en su día me decepcionó) la joven inglesa de
origen paquistaní Isma está en Heathrow a punto de tomar un vuelo
intercontinental, de esos que se solía tomar antes del COVID, para comenzar su
doctorado en Amherst. Su destino es Nueva York. Antes de permitirle abordar el
vuelo, su equipaje es registrado con minuciosidad, y después es sometida a un
interrogatorio que, como mínimo, es extremadamente indiscreto, y que incluye el
siguiente intercambio:
«¿Se considera
usted británica?», le dijo el hombre. «Soy británica.» «Pero… ¿Se considera
usted británica?» «He vivido aquí toda mi vida.» (p. 5)
Durante muchos
años Isma ha jugado el papel de hermana mayor, y también de madre y padre, de
los gemelos (Aneeka y Parvaiz). La madre murió tras una enfermedad y el padre,
yihadista de los locos carniceros de ISIS, murió mientras era trasladado a
Guantánamo, tras ser arrestado en Afganistán. No es, por lo tanto, un entorno
familiar ni feliz ni placentero. Sin embargo, Isma ha tratado desde siempre de
criar a sus hermanos pequeños para que sean ciudadanos responsables y adquieran
una buena educación.
De manera que
cuando Parvaiz traba amistad con simpatizantes del DAESH y luego se marcha al
norte de Iraq a ayudar a filmar las ejecuciones de los verdugos del
autoproclamado califato, Isma no lo duda y pone sobre aviso a las autoridades.
Ello le granjea el rencor inmediato de Aneeka, cuyo enojo se concentra en esa
traición familiar, pero no alcanza a ver otro tipo de deserción mucho más
grave: el compromiso de proteger a sus hermanas de todo mal.
En las primeras
semanas de sus estudios en los EE.UU., Isma conoce a otro británico de
ascendencia paquistaní. Eamonn es el hijo del Ministro del Interior del
gobierno de Su Majestad, Karamat Lone. Aunque en esa primera parte Shamsie nos
da a entender que Isma y Eamonn podrían haber llegado a algo más que una
amistad, el hecho es que, en la segunda parte, es Eamonn quien toma la
iniciativa de acercarse a Aneeka, a quien ya había visto en fotos. La gemela de
Parvaiz decide emprender una arriesgada huida hacia adelante, enamora al hijo
del ministro para poder utilizarlo luego como peón en una audaz estrategia:
conseguir que el ministro ayude a Parvaiz a regresar indemne e ileso a Londres.
La tercera parte
del libro se titula ‘Parvaiz’, y nos lleva a Estambul y a Raqqa. Testimonios y
reportajes sobre el régimen de terror, brutalidad y fascismo religioso que los
delirantes miembros de esa secta del fin del mundo impusieron en esa parte del
mundo por espacio de unos años hay de sobra. En Home Fire, Shamsie
apenas describe algunos incidentes y momentos que, como era de esperar, hacen
que Parvaiz ponga pies en polvorosa tan pronto como le surge la oportunidad.
Pero escapar del
integrismo y de la barbarie no es fácil. A Parvaiz (o Pervys) lo cazan en las
calles de Estambul, justo cuando intentaba buscar protección. Y es ahí donde el
tema clave de Home Fire comienza de verdad. El ministro toma la decisión
de prohibir la repatriación del cuerpo de su hermano gemelo:
“Hace apenas unos
minutos el ministro del Interior habló con nuestro corresponsal político, Nick
Rippons, acerca de Pervys Pasha:
- De
modo que tenemos otro caso de un ciudadano británico que…
- Voy a
cortarte ahí, Nick. Como sabes, el día que asumí mi puesto tomé la decisión de
revocar la ciudadanía de todas las personas con doble nacionalidad que hubieran
salido de Gran Bretaña para unirse a nuestros enemigos. Mi predecesor solamente
usó esos poderes de forma selectiva, lo cual, tal como he dicho en repetidas
ocasiones, fue un error por su parte.
- Y
Pervys Pasha, ¿tenía doble nacionalidad?
-
Así
es. De Gran Bretaña y de Paquistán.
- Y en
términos prácticos, ¿tiene esto alguna consecuencia, ahora que está muerto?
-
Su
cuerpo será repatriado a su nación de origen, Paquistán.
-
¿No
será enterrado aquí?
- No.
No vamos a permitir que los que se alzan en vida contra el suelo de Gran
Bretaña mancillen ese mismo suelo a su muerte.
-
¿Han
informado a su familia en Londres?
- Ese
es un asunto que corresponde a la Alta Comisión de Paquistán. Perdona, Nick, no
tengo tiempo para más. (p. 188-89, mi traducción)
Es, por lo tanto,
una recreación del dilema que enfrentó Antígona en el clásico de Sófocles.
Aneeka tiene que elegir entre obedecer la ley de Tebas, que prohíbe enterrar a
los traidores, y el precepto religioso que le exige enterrar a su hermano.
Aneeka toma la decisión de ir a Karachi y acompañar el cadáver de su hermano
hasta que se levante la prohibición de repatriarlo. Quiere, lógicamente, que
Parvaiz sea enterrado junto a su madre.
Home Fire es una
intensa novela en torno a temas muy actuales: el conflicto entre estado e
individuo, representado por el dilema entre la desobediencia civil y el
cumplimiento de la ley al que individuos de un comportamiento usualmente
íntegro se ven abocados cuando se enfrentan a la injusticia y a la
intransigencia del político populista de turno. Una valiente propuesta que interroga acerca de qué debemos entender por identidad y por justicia. El desenlace es, en cuatro palabras, electrizante, dramático, inesperado y cruel. Como la vida misma.