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13 feb 2020

Ana Penyas' Estamos todas bien: A Review

Ana Penyas, Estamos todas bien (Barcelona: Salamandra, 2018). 112 pages.
I was born twenty-five years after the Civil War ended, but was a very young eyewitness to (in the opinion of many) some of the worst years of the Francoist regime: the early 70s. For someone like my mother, born in 1936 just months into the conflict, those forty years of Fascist rule were a completely different story. Life was extremely hard – particularly in regions Franco and his collaborators chose to punish with gusto. Under Franco, women were the target of two powerful, tyrannical entities: the Spanish political version of Fascism (Francoism) and the Catholic Church, which were (and still are) solidly joined at the hip, as if they were Siamese twins.

In Estamos todas bien (which I would tentatively translate as We’re all fine, girls!) Valencian illustrator and graphic artist tells the life-story of her two grannies: Maruja and Herminia. More a homage than a proper narrative, given the constraints the graphic novel as a medium imposes upon the creator, the book seeks to be, quite understandably, a tribute, not a tale.

Penyas contrasts the past with the present of Maruja’s daily routine: loneliness, ageing and the resulting difficulty of moving in a pedestrian-unfriendly environment are shown in the first pages. The long walk back home from the park that used to take barely a few seconds now takes her minutes. Memories mix with current events through images and voices.

Does TV make it bearable to be alone for hours at a time?
Migration in post-war Spain is another of the topics covered by Penyas. In the case of Granma Maruja, she moved from Las Navas del Marqués, north of Madrid, to Gestalgar, a village in inner Valencia, an excursion to which remains one of my earliest memories as a child.

With friends like these, who needed enemies?
Penyas is a very subtle narrator, allowing her drawings to tell the reader as much as the reader wants to find out. See for instance the example below, where Maruja is being harassed by one of the bar’s regulars. The work is boring, the customers (all male, of course) are sexual predators, while the photograph of the genocidal dictator who happens to be Head of State “por la gracia de Dios” presides over the scene. Below, the dreary view from the bar reinforces the dispiriting outlook for a young woman like Maruja.

It may sound like an urban myth these days, but many people went to Madrid to make sure the dictator was truly dead. He was indeed, but his adherents and followers remain conspicuously active. At my grandmother's shop, by midday that day all the cava had been sold. Some celebrations!
For her part, Herminia also migrated with her husband and children to Valencia, the city, from Quintanar del Rey, a small village in Cuenca. With a large family to look after, they struggled to make ends meet. The dream of returning to the countryside slowly faded into oblivion, while one of her daughters became involved in left-wing politics fighting through outlawed newspapers against the agonising regime and the dictator.

Estamos todas bien has won two significant awards, the National Comic Award in 2018, and the 10th FNAC-Salamandra Graphic Novel Award in 2017. As a heartfelt tribute to the two grannies who must have helped her become who she is now, the book is simply astounding. As a narrative, however, it lacks punch. The story meanders between the nostalgic and the denunciation of the extremely discriminatory culture against which the two women must have battled through the years. It is, moreover, a sad state of affairs that a neo-Francoist political party has resurfaced (which goes to prove Franco has never really “died”) and attacks women’s rights (as well as those of migrants, linguistic minorities, the LGBT community and others).

The guy at the bar in front of you could be a murderous criminal one day... the one behind you by the bottle of brandy is a genocidal dictator. Where would you go?
An enjoyable book, no doubt. Perhaps a much longer version would have enhanced the story and the message, although it would have made the book a lot more expensive. Moltes gràcies, T. M’ha agradat moltíssim.

¡Chisss! ¡Camarero! Un par de tercios y una ración de sepia a la pancha. Ellas les hacen el gasto. Sin el bar de la esquina, la economía española estaría más hundida que el Titanic.

1 March 2023: Great news! Estamos todas bien has been published in English by Fantagraphics, translated by Andrea Rosenberg as We’re All Just Fine.

17 nov 2019

Reseña: Pittsburgh, de Frank Santoro

Frank Santoro, Pittsburgh (Nueva York: New York Review of Books, 2018). 224 páginas.

A quienes no hemos nacido dotados de ella ni hemos adquirido la destreza de pintar lo que vemos, nos queda la posibilidad de mirar y gozar de las imágenes que crean otros. En el caso de Pittsburgh, el autor cuenta una historia muy personal a través de unos dibujos que solamente puedo calificar de intensos y altamente idiosincráticos.

Pittsburgh es un libro deslumbrante, audaz, singular. Santoro comienza con un breve apunte sobre sus padres divorciados. Trabajan en el mismo hospital, pero “fingen no verse” cuando coinciden en el edificio o en sus alrededores. Santoro se pregunta quién es, cómo fue que vino a existir como fruto de la relación de dos personas que ahora básicamente se desconocen.
Confesiones paternales en la barra de un bar: "Si me hubiese casado con la primera chica con quien me acosté, tú serías vietnamita."
El libro investiga en el noviazgo de sus padres, en las circunstancias que lo rodearon. El padre estaba en Vietnam y la abuela materna amenazó con enviar a la madre de Santoro a California. El padre regresa a Pittsburgh con los traumas de la guerra, de los que nunca quiso hablar con Frank. Con el paso de los años, la distancia entre sus padres se amplía y agranda, y cuando él cumple los 18, se divorcian.
Como decía Basil Fawlty: "Don't mention the war..." En Vietnam, esa guerra se conoce como La guerra americana
La historia es además un homenaje a la ciudad donde nació y vivió, y a un amigo de su niñez, Denny, de quien dice que le “ayudó a ver a [sus] padres como personas normales”. Los puntos de vista son múltiples, y el foco del dibujo de Santoro cambia de página a página, guiándonos al interior de casas en las que ocurren cosas, que quizás no son como las imaginamos.
Espacios ahora vacíos estuvieron ocupados en su momento no solamente por personas, también por palabras, sensaciones, ideas, miedos, deseos e incógnitas. Santoro sobrescribe los espacios con el pasado, y al hacerlo, lo hace presente.
Algunos de los dibujos ocupan dos páginas en el libro: el efecto es sorprendente, porque el lector ha de cambiar su perspectiva de lectura constantemente, y te obliga a desandar lo leído y fijarte en detalles en los que no quizás no habías reparado en una primera visita.
Incluso un olor puede motivar la creación de un dibujo.
Cabe también destacar la deliberada fragmentación narrativa, fácil de observar. No comprende solamente el muy escaso texto narrativo y los diálogos que aparecen en bocadillos o superpuestos a los dibujos. También los dibujos, que reiteradamente aparecen unidos simplemente con cinta adhesiva, o en forma de dibujos superpuestos o abstracciones sugeridas simplemente con líneas o gruesas bandas de color, forman parte de esa estrategia fragmentaria. 

Pocas autobiografías pueden decir tanto con tan pocas palabras. Esta es una obra de arte, que curiosamente se publicó primero en Francia en 2018, y que New York Review of Books decidió sacar al mercado anglosajón este año. Aunque imagino que su distribución será muy limitada, búscalo en las bibliotecas, lo recomiendo.
¿Hay final más abierto que la salida de un túnel? Así concluye Pittsburgh. Una verdadera gozada.

26 abr 2019

Reseña: Sabrina, de Nick Drnaso

Nick Drnaso, Sabrina (Drawn & Quarterly, 2018). 203 páginas.
Hace ya muchos años que tomé la decisión de no abrirme cuenta en Twitter, ni de inaugurar muro personal en Facebook. Con el paso de los años me siento cada vez más reivindicado, y más si cabe después de descubrir hace unos años, un sábado por la tarde cuando más tranquilo quiere estar uno, que un descerebrado majadero, cegado por su inexplicable y estúpido odio hacia una persona a la que solo conocía por algunos comentarios en The Guardian Australia, creó de la noche a la mañana un falso perfil en Facebook utilizando mi nombre y robando material fotográfico familiar disponible en internet. La muy pertinente denuncia solventó la desagradable situación enseguida, pero siempre queda ese regusto amargo, ¿no?

La trama de esta novela gráfica se suscita en torno a la repentina desaparición y el posterior asesinato de la mujer que da nombre al título. Es una narración realmente simple en apariencia; pero el libro es mucho más profundo de lo que semeja ser a simple vista.

La soledad del oyente de radio.
El compañero de la joven mujer, Teddy, llega a la casa de Calvin en Colorado, su amigo desde la adolescencia, sin respuestas al misterio del desvanecimiento de Sabrina. Cuando días más tarde se confirma el brutal asesinato de la joven a manos de un misógino fascista, Teddy huye desesperado del foco mediático que, por desgracia, siempre acompaña estas tragedias humanas. La casa de Calvin será refugio para él. ¿Pero puede realmente escapar del atroz tratamiento que las redes sociales deparan a las víctimas? ¿Acaso no es cierto que cenutrios absolutamente lunáticos se han arrogado la potestad de juzgar y atacar a cualquiera desde un agresivo, iracundo estrado virtual? Dan asco.

El mundo que nos muestra Drnaso es el de 2018, el de nuestros días, la era de la posverdad trumpiana: las calles están vacías, impera el miedo y el temor a los extraños, los silencios son vertiginosos, y hay mucho odio, mucha bilis, y en la red el incesante esparcimiento de infundios e injurias. Las teorías conspirativas sobre el brutal asesinato de Sabrina abundan (como un miserable microorganismo, se hacen virales) y sus promotores no dejan de atacar al propio Teddy, a la familia de Sabrina, a todo aquel que se les ponga a tiro o se les antoje. Aunque Drnaso no hace mención alguna de la realidad política en la que viven los personajes, los enormes espacios vacíos, los largos silencios, los tonos grises y oscuros que predominan en el libro nos dicen mucho sobre el ambiente en que se desarrolla la historia.

La principal virtud de Sabrina, en mi opinión, es lo mucho que nos cuenta sin palabras. Los diálogos son escuetos, pero a través de los dibujos se nos cuenta una historia con muchos matices y detalles. Y sin embargo, algo que resulta muy curioso es que los rostros de los personajes, en los primeros planos, no son para nada expresivos. Drnaso no explicita su mensaje mediante la caracterización propia del medio, sino por la connotación de una implacable falta de contenido.

El hecho de que no le veas la cara dice mucho más sobre su estado de ánimo que cualquier palabra, 
¿Tiene Sabrina una resolución convencional? Solo en parte. ¿Hace falta un desenlace para una historia tan triste y desoladora? No. Sabrina es un libro excelente, de eso no cabe ninguna duda. Por algo entró en la primera preselección de obras candidatas al Premio Booker del año pasado. Y de hecho, ya la ha publicado Salamandra en castellano, con traducción a cargo de Carlos Mayor.

Unos golpes en la puerta en mitad de la noche son siempre un sobresalto. La última vez que alguien golpeó en mi puerta después de las 11, era mi vecino. Su casa ardió esa noche.

13 dic 2018

Paco Roca's La casa: A Review

Paco Roca, La casa (Bilbao: Astiberri, 2016). 131 pages.
People of my generation will easily identify with the circumstances and the scenario depicted in Valencian Paco Roca’s La casa. The second half of the 20th century meant a huge populational move from small villages and towns to what we in Australia colloquially call ‘the Big Smoke’, the cities, yet many of the houses the generation of post-war parents left behind in order to make a living in cities are still standing, holding various secrets and a kind of poignancy that only those who have lived the place know well.

It's never too late to learn.
In Paco Roca’s case, the trigger was his father’s demise. Returning to the house of his childhood summers, the father’s presence is still profoundly felt in every nook and corner. The house may be now uninhabited, but memories of his old man are still inspiring feelings in each of the siblings and even in the grandchildren. But there are also disagreements: what to do with the house?

Characters are roughly explained. Both parents are gone, but there are three adult siblings, their spouses and children. An initial decision has been reached: fix the many issues the house has, repaint it and then sell to the highest bidder. Is that what they really want to do?
The longer they spend at the house, the more uncertain they all are about the decision. Each of them recalls very personally meaningful moments. The house still hosts the presence of their parents, although Roca seems to focus far more on the dead father.

Remembering moments with your grandpa while taking a dump. A priceless chunk of the best humour.
There is also a neighbour, a man of the older generation, who is always around providing advice, asking questions, offering to help. What works best in La casa is the way the story-line moves back and forth. Roca is highly skilful when it comes to infuse the narrative with merely hinted-at feelings, such as grief or filial love. The inexorable passage of time is also a theme Roca carefully develops throughout this little gem of a book.

An extraordinary way to finish a book: I'll take the fig-tree with me, thanks!
As we slowly approach that age at which death, though fortunately not imminent (or at least I hope not!), becomes an ineluctable prospect, the question arises: what should we do with the family home? Is the sentimental value more important than its monetary value? And is property ownership a worthwhile undertaking in a world that seems increasingly unstable and dangerous?

La casa is a wonderful effort on a universal topic. It would undoubtedly deserve to be translated into many languages. Gràcies, T.

5/3/2022: Published in English as The House by Fantagraphics in 2019 (translation by Andrea Rosenberg).

23 ago 2018

Reseña: Driving Short Distances, de Joff Winterhart

Joff Winterhart, Driving Short Distances (Londres: Jonathan Cape, 2017)
El narrador de Driving Short Distances es Sam, un hombre joven (27) que en estos tiempos tan difíciles se ha visto abocado a un fracaso empresarial, y quien, como cabría esperar, ha sufrido un fuerte descalabro psicológico. Ha vuelto a la casa de su madre (el padre es una figura ausente, o más bien huida, y severamente denostada por algunos). Sam parece dispuesto a volver a recomenzar desde cero.

That Sam I am, that Sam I am... Am I that Sam?
Fruto de una conversación con la madre, un cincuentón llamado Keith Nutt se ofrece a darle a Sam una oportunidad de trabajar y recuperar de alguna manera su confianza y autoestima. La paga es exigua, y el trabajo, según vamos descubriendo, consiste en acompañar a Keith en su deambular automovilístico de una oficina a otra, recorriendo distancias muy cortas, en un lugar que parece insinuarse como un indeterminado pueblo sin alma de Inglaterra.

Keith habla y habla y habla. Le cuenta historias sin un propósito claro a Sam, quien se conforma con esperarle en el coche (un Audi A4 con el volante a la izquierda, es decir, europeo) y de vez en cuando charlar los recepcionistas de los lugares que visitan. Poco a poco Sam parece asentarse en una rutina: de hecho, el almuerzo es casi siempre lo mismo. Dos empanadas de carne que compran cada mañana en la panadería del pueblo, donde las empleadas hacen gala de un descaro que enoja a Keith, pero divierte a Sam.

En la panadería, dos empanadas y... una rosquilleta.
Con el paso de las semanas y los meses, Keith le asigna otras tareas al joven. Entre ellas, sacar a su perrita Cleo a pasear y hacer sus necesidades. Sam está empezando a conocer a Keith mucho mejor. Sabe, por ejemplo, que, cuando se reúne con sus amigos en el pub, en vez bebérsela, vacía su pinta de cerveza tras una planta del jardín. Sabe que vive solo, que se siente tremendamente vulnerable en compañía de mujeres a las que ya conoce, que es un gruñón y que en realidad menosprecia a los jóvenes, y asimismo que le cuesta horrores reconocer que puede estar equivocado. ¿Por qué está entonces sirviéndole de mentor a Sam?

Y qué decir de Sam: un chico desintonizado con el mundo actual, frágil de carácter, inseguro de sí mismo, un bicho raro en muchos sentidos. ¿Están hechos el uno para el otro?

Una verdadera obra de arte, Sam
El detonante de la resolución de esta historia se produce cuando Keith le pide a Sam conducir. Un día, mientras está haciendo marcha atrás para aparcar, Sam golpea el coche y daña las luces de freno y el parachoques trasero.

Contada así, quizás la historia no le resulte muy atractiva a muchos lectores, pero el hecho es que los dibujos de Winterhart Driving Short Distances son elocuentes, dan a entender mucho más que las palabras que los acompañan, complementando el texto perfectamente. El autor presta mucha atención a los pormenores físicos, y la narración de Sam es lo bastante escueta como para no distraer al lector del componente gráfico, que es el predominante en la obra.

Incluso para alguien como un servidor, que hasta hace apenas un par de años no tenía apenas interés por la novela gráfica, Driving Short Distances ha resultado ser una deliciosa lectura. Los dos personajes principales reciben al mismo tiempo un tratamiento humorístico sin perder la sobriedad, en un relato que detalla lo trivial de sus vidas, que vendrían a ser las vidas de una infinidad de personas, y aun así Winterhart consigue con ello encender una chispa de interés.

3 ene 2018

Reseña: Nick Cave: Mercy on Me, de Reinhard Kleist

Reinhard Kleist, Nick Cave: Mercy on Me (Londres: Self-Made Hero, 2017). 327 páginas. Traducido del alemán al inglés por Michael Waaler.

Confieso que no soy muy dado a la novela gráfica, un género que hasta ahora no había despertado demasiado mi curiosidad, pese a que revistas y periódicos las reseñan con regularidad. Mas cuando apareció esta obra del alemán Kleist, me atrajo tanto el diseño de la tapa como el tema. No en vano Nick Cave es el más versátil de los artistas australianos vivos: músico, cantante, actor y escritor, su novela The Death of Bunny Munro se publicó en 2009, y mía fue la primera reseña en castellano, unos meses antes de que se publicase su traducción en septiembre de 2009 por parte de Global Rhythm Press.
Dibujos de gran calidad expresiva en blanco y negro. Paisajes evocativos y citas de canciones emblemáticas.
Nick Cave: Mercy on Me no es estrictamente hablando una biografía del artista australiano, si bien explora su vida y sus obras, desde su adolescencia en un pequeño pueblo de Victoria hasta su encumbramiento como gran artista (recientemente le concedieron la Orden de Australia), pasando por sus primeros años en Londres en la década de los 80 y su estancia en Berlín antes de la caída del Muro.

Con Kylie, 'The Wild Rose'
Kleist divide su obra en cinco capítulos, que llevan por título creaciones de Nick Cave: ‘The Hammer Song’, ‘Where the Wild Roses Grow’, el primer libro de Cave ‘And the Ass Saw the Angel’, ‘The Mercy Seat’ y ‘Higgs Boson Blues’. La historia mezcla datos biográficos del personaje con los propios personajes de las canciones (Eliza Day, por ejemplo), del libro ya mencionado (Euchrid Eucrow) o personajes históricos como el músico de blues Robert Johnson.

The Mercy Seat
Un libro absolutamente obligatorio para los fans de Nick Cave, aunque también entretendrá a quienes no sean seguidores acérrimos.
El condenado a muerte no recibe misericordia alguna..

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