6 may 2013

Reseña: Wolf Hall, de Hilary Mantel


Hilary Mantel, Wolf Hall (Londres: Fourth Estate, 2009). 650 páginas.

Del personaje histórico de Enrique VIII todo el mundo conoce de sobra que se casó seis veces, y quien haya estudiado un poco sobre su época recordará el cisma y el triste final que tuvo su segunda esposa, Ana Bolena. Para mí, una de las mejores asociaciones de ideas que me provoca Enrique VIII es la música del extraordinario pianista Rick Wakeman, de quien incluyo el tema ‘Anne Boleyn’ que puedes escuchar mientras sigues leyendo.



El personaje que más contribuyó a hacer posible el enorme cambio que supuso el reinado de Enrique VIII fue Thomas Cromwell. En Wolf Hall, Hilary Mantel cuenta con generosidad de talento narrativo la historia de Cromwell, quien en vida fue odiado y despreciado por la nobleza normanda, y hace de él un retrato muy completo, dándole visos de gran humanidad desde la primera página. En la primera imagen que tenemos de él, Cromwell a duras penas se levanta, malherido y ensangrentado, tras la soberbia paliza que le ha propinado su padre Walter, un herrero borracho y violento de Putney. Thomas escapa de las garras de su padre siendo muy joven, y tras recorrer media Europa prosperará hasta convertirse en principal consejero del rey y transformar la estructura medieval del estado y llevar a Inglaterra a la edad moderna. Esto es, por supuesto, una simplificación, pero en una novela como Wolf Hall la interpretación de los datos históricos desde una perspectiva académica debiera importarnos poco. Que en realidad no se sepa nada de la niñez de Cromwell no significa que la recreación que ejecuta Mantel no sea fascinante de por sí.

La acción propiamente dicha comienza en 1527, cuando Cromwell regresa a Inglaterra y entra al servicio del Cardenal Wolsey. Mantel nos lo hace ver como un hombre altamente ilustrado, conocedor del arte italiano del Cinquecento temprano y de las obras filosóficas más importantes de su tiempo. Cromwell habla todos los idiomas europeos con fluidez y ha aprendido muchos oficios desde que saliera huyendo de su padre.

Thomas Cromwell, ejecutado en 1540 por orden del rey Enrique VIII. Retrato de Hans Holbein. Cuando uno redacta leyes, pone a prueba las palabras hasta encontrar su máximo poder,” dice Cromwell.
Con algunos elementos del género de la picaresca, Wolf Hall retrata el ascenso social de Cromwell hasta que se convierte en mano derecha del rey. Allí donde el cardenal Wolsey fracasó y fue incapaz de lograr doblar el brazo de Roma para conseguir el divorcio que Enrique VIII deseaba (y que en última instancia llevaría a la muerte al cardenal), Cromwell supo utilizar sus dotes de negociador educado en la abogacía para llevar el asunto por los cauces que más le convenían al rey.

Pero ese camino no estuvo exento de obstáculos; además del desdén y el desprecio que sentía por él la nobleza más tradicional, Cromwell tuvo en Tomás Moro a un contrincante implacable. La cuestión de la anulación del primer matrimonio real forma parte de un conflicto mucho más amplio, y en pocas palabras se reduce al choque entre el viejo orden y el nuevo. Así, la iglesia católica buscaba proteger sus intereses económicos, y lo hacía quemando a los que identificaba como herejes por querer leer la Biblia en la lengua del pueblo (tema principal de otra novela escrita por esas mismas fechas, L’estany de foc, del valenciano Silvestre Vilaplana).

Thomas More, autor de Utopía. También él pagó con su vida el descontento de Enrique VIII. Retrato de Hans Holbein.
Mantel parece insinuar a ratos el manido tema de la lujuria de Enrique VIII, pero el hilo narrativo predominante es el de Cromwell como un hombre renacentista, valedor de la humanidad, la tolerancia y la educación (muy distinto de la imagen que los historiadores han transmitido de él).

En Wolf Hall, el sueño de Cromwell es liberar a Inglaterra del yugo feudal de Roma, que tanta influencia ejerció (y lamentablemente, sigue ejerciendo) sobre los destinos de otras tierras y regiones.

Escrita con pulcritud y elegancia, libre de embellecimientos gratuitos, Wolf Hall puede presumir de una riqueza de detalles imaginativos, en la caracterización de personajes, en el desarrollo del argumento con un fondo socioeconómico muy bien dibujado. Mantel no sucumbe a la tentación de arcaizar el lenguaje, y ciertamente eso se agradece, si bien en los diálogos se percibe un tenue sabor de época.

Ana Bolena: "una mente fría, hábil y calculadora, muy activa detrás de unos ojos negros y hambrientos". Retrato de Hans Holbein.
Wolf Hall fue traducida al castellano como En la corte del lobo, y yo simplemente me pregunto: ¿por qué? ¿Qué sentido tiene pervertir el título de una novela de esa manera tan burda? Wolf Hall era el nombre del palacio de la familia Seymour, hoy en día desaparecido. La referencia al lobo es gratuita y absurda, porque ninguno de los personajes en la novela de Mantel queda caracterizado como un depredador. Otro ejemplo más, en mi opinión, de la preocupante tendencia a la mercantilización descarada de la literatura, que busca un sensacionalismo infame con tal de vender. Mantel se merecía algo mejor.

18 abr 2013

Sun and Death: a poem by Gonzalo Rojas

Chilean poet Gonzalo Rojas (1917 – 2011) contemplates the Pacific Ocean at his birthplace, Lebu (2010). Source: Wikipedia.

Sun and Death

Like a blind man crying against a ruthless sun,
I insist on seeing light through my vacant eyes,
forever burnt.

What good is the lightning
that writes through my hand? What good is the fire,
when I've lost my eyes?

What good is the world to me?

What good is this body that forces me to eat,
to sleep and find joy, if everything boils down
to feeling for pleasures in the darkness,
to nibbling, in breasts and lips,
the shapes of death?

I was given birth by two different wombs, I was cast
into this world by two mothers, in two worlds I was conceived,
twofold was the mystery, but one only was the fruit
of such a monstrous labour.

Two tongues are inside my mouth,
two heads are inside my skull:
two men inside my body wolf each other relentlessly,
two skeletons battle to be one spine.

I have no word other than my mouth
to speak of myself,
my stuttering tongue
that names half my visions
beneath the lucidity
of my own torture, like the blind man crying
against a ruthless sun.

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