Jhumpa Lahiri, Unaccostumed Earth (Londres: Bloomsbury, 2009). 333 páginas.
Realmente no sé
cuándo (o quizás debería decir si alguna vez) me cansaré de leer literatura en
la que se destila el tema de la emigración, del trasplante de individuos desde
un lugar en la Tierra, desde una cultura y una lengua a otra parte del planeta,
en la que deberán desenvolverse en medio de otra cultura y emplear otra lengua
(o incluso otras lenguas). Dada mi propia condición de emigrante en Australia,
posiblemente nunca me aburra este tema.
Esto no quiere
decir que para quien nunca haya salido de su tierra, la temática de la
emigración no pueda resultar tan atractiva e interesante como cualquier otra.
Pero dado que el fenómeno migratorio es una realidad extendida por todos los
rincones del mundo y que el número de personas involucradas en él está
alcanzando dimensiones nunca vistas, no debería extrañarnos que la emigración
se esté convirtiendo en tema literario por antonomasia.
Jhumpa Lahiri nació
en Londres, y es de origen bengalí. Es sin embargo una escritora estadounidense.
Unaccustomed Earth se publicó en 2008
y recibió muchos elogios, hasta el punto de que The New York Times lo designó mejor libro del año. Es un volumen
dividido en dos partes bien diferenciadas: por un lado, cinco cuentos de
variada extensión con un tema común a todos ellos: historias de la comunidad
bengalí emigrante en los EE.UU. La segunda parte, titulada ‘Hema and Kaushik’
se compone de tres relatos de una misma trama que en realidad (al menos en mi
opinión) debieran haberse publicado por separado en forma de nouvelle. Porque esta segunda parte es
un todo distintivo y autónomo, con un argumento bien diferenciado del resto de
relatos de la primera parte, el conjunto del libro se resiente.
El primer cuento
es el que le da título al volumen. Narra la visita de un viudo bengalí a su
hija, casada con un norteamericano y con un hijo pequeño. La familia se ha
mudado recientemente a la costa oeste desde el este. Embarazada de su segundo
vástago, a Ruma le preocupa la posibilidad de que su padre quiera quedarse con
ellos definitivamente. A él, en cambio, le preocupa cómo reaccionará su hija si
le dice que ha conocido a una mujer, otra viuda, con la que va a viajar por
Europa. Es un estupendo relato en el que lo deliberadamente silenciado por los
personajes cobra mayor significación que todo lo dicho, y que Lahiri resuelve
de manera extraordinaria: el nieto de tres años le quita la postal que el viejo
Dadu había escrito a la Sra. Bagchi y la entierra en el jardín, donde la
encuentra Ruma. La revelación de la nueva realidad vital de su padre sobreviene
a través de una chiquillada.
En ‘Hell-Heaven’
la voz narradora es la de Usha, una jovencita en Boston, hija de emigrantes
bengalíes. La madre de Usha le impone las costumbres de su India natal.
Recluida en su apartamento mientras el padre trabaja de sol a sol, las visitas
de un joven bengalí, Pranab, se convierten en el mayor aliciente diario en su
vida. Cuando Pranab decide casarse con una norteamericana, Deborah, la madre de
Usha se siente traicionada por el compatriota del que estaba secretamente
enamorada.
El tercer relato
se titula ‘A Choice of Accommodation’. Amit y su mujer Megan acuden a la boda
de una amiga del primero, Pam. En el transcurso de la boda Amit bebe demasiado
y termina perdiéndose la fiesta tras quedarse dormido en la habitación del
hotel. Es en mi opinión el más flojo del conjunto, con algunos huecos en la
trama y un desenlace algo forzado o gratuito. ‘Only Goodness’, por el
contrario, se desarrolla en la costa este de los EE.UU. y en Londres. Rahul, el
hermano pequeño de Sudha, deja los estudios y abandona a su familia por causa
del alcohol. Lahiri explora magistralmente los malentendidos y los conflictos
culturales que se producen entre los emigrantes y la segunda generación, los
hijos nacidos en la “tierra desacostumbrada”. Cuando Rahul, al parecer ya
rehabilitado, visita en Londres a Sudha, a su marido inglés Roger y el hijo de
ambos, sucumbe a la tentación del alcohol, con consecuencias que podrían haber
sido trágicas.
El último de los
relatos de la primera parte del libro, ‘Nobody’s Business’, cuenta la amistad
que se va desarrollando entre una joven india, Sangeeta, y uno de sus
compañeros de casa, Paul. Él se calla no solamente el interés romántico que
siente por ella sino también las humillaciones y vejaciones a la que le somete su
novio egipcio. Unas extrañas llamadas telefónicas serán el detonante del final
de la relación de Sangeeta con su novio, pero también darán lugar a la
indiferencia y casi menosprecio de ella por Paul.
‘Hema and Kaushik’, la segunda parte del
volumen, está algo menos relacionada con el tema de la emigración. Los dos
primeros relatos (escritos en primera persona, a diferencia del tercero, ‘Going
Ashore’, en el que domina una voz narradora omnisciente) cuentan la infancia de
cada uno de ellos y de cómo sus vidas se cruzaron en los primeros años de una
adolescencia precoz y difícil para ambos por causas diferentes. Mientras que el
tono confesional del primer y el segundo relato es generalmente adecuado, la
tercera parte (el encuentro casual de Hema y Kaushik en Roma, muchos años después
de aquellos meses en que convivieron en la casa de la primera) suena a veces a desencuentro
romántico, incluso a novela del corazón. El trágico desenlace que escoge Lahiri
(situándolo en una playa de Tailandia el 26 de diciembre de 2004) a mi parecer no
termina de arreglarlo.
A Lahiri se le ha
criticado que su universo literario está muy circunscrito a la comunidad india
de los Estados Unidos, e incluso dentro de ella, a una clase social alta,
bastante privilegiada. Aunque no me cabe duda alguna de que las preocupaciones
e inquietudes que estudia y retrata a través de las experiencias de sus
personajes sean perfectamente válidas y auténticas, el universo narrativo de Unaccustomed Earth resulta ser demasiado
específico. El sari con que los padres bengalíes vestían a sus hijas cuando las
llevaban a fiestas no termina de desprenderse y revelar qué pasaba con esas jóvenes
cuando terminaban la educación secundaria y acudían a la universidad. Pese a la
elegancia y simplicidad de su prosa (o quizás precisamente a causa de ellas), Lahiri
pasa de puntillas sobre el conflicto intergeneracional e intercultural que
tiene lugar en todas las comunidades emigrantes. A diferencia de libros como We
Need New Names de NoViolet Bulawayo
o Ghana
Must Go de Taiye Selasi, estos cuentos de Jhumpa Lahiri no terminan de ahondar
y buscar qué clase de raíces pueden encontrarse o romperse en la tierra ajena e impropia en que vive el emigrante, porque
uno queda en un extraño limbo, y deja de ser de allí pero nunca es totalmente
de aquí.