7 feb 2015

Reseña: Clever Girl, de Tessa Hadley

Tessa Hadley, Clever Girl (Londres: Jonathan Cape, 2013). 309 páginas.


Pasado ya el medio siglo de existencia en este maltratado planeta nuestro, la idea de escribir una autobiografía me ha pasado alguna vez – de forma harto peregrina, debo añadir – por la cabeza. En realidad, no porque considere que no haya vivido suficientes experiencias significativas o que pudieran despertar algo de interés en un posible lector, sino porque, por un lado, no me veo invirtiendo las numerosas horas necesarias en este cometido, y por otro lado no me fío de mi memoria.

Quizás es por eso que, cuando me cruzo con una novela escrita en clave autobiográfica, como es el caso de Clever Girl, de la inglesa Tessa Hadley, como el proverbial cartero, la idea vuelve a llamar en mi subconsciente. ¿Quién es la chica lista de la novela de Hadley? Pues se trata de Stella, recién cumplidos los 50, nacida en Bristol (ciudad que en la que pasé una semana deliciosa hace unos veinte años) en el seno de una familia de clase trabajadora. Stella cuenta la historia de su vida: criada en solitario por su madre, en el primer capítulo rememora los recuerdos de su infancia, episodios más o menos inconexos. En uno de ellos, al volver a su casa muy temprano un sábado por la mañana, tras pasar la noche en la casa de su abuela, descubre que su madre ha pasado la noche con un hombre (Gerry) quien al poco tiempo se convertirá en su padrastro.

El puente colgante de Clifton, Bristol (fotografía de Joe D)
El matrimonio de su madre supone para Stella no sólo mudarse de domicilio: también habrá un chamaco que añadir a la familia. En el nuevo barrio residencial conocerá a Madeleine, vecina de su misma edad con la que entablará una amistad muy duradera, y también a Valentine, un jovenzuelo atractivo, rebelde y algo alocado. En su primer encuentro en la parada del autobús escolar, Valentine les ofrece a ambas un porro. Al poco tiempo Stella y Val son lo que en inglés suele llamarse item. Cuando la oposición de sus padres llega a hacerse insoportable Stella se marcha de casa. Se queda embarazada justo cuando Valentine escapa a los Estados Unidos tras un escabroso affaire con su profesor de literatura.

La narración en primera persona sigue pues la vida de Stella, tal como ella escoge contarla: los difíciles años de su maternidad y la lucha por sobrevivir; el paso por una comuna en una casa destartalada con personajes variopintos, con uno de los cuales, Nicky, Stella concibe un segundo hijo. Pero Nicky muere apuñalado en un absurdo incidente que truncará la comuna y el espíritu que la animaba. La protagonista-narradora finalmente toma control absoluto de su vida, completa su educación secundaria y accede a la universidad con treinta años; destacará por su trabajo pero descarta seguir con una carrera académica para dedicarse a la terapia ocupacional. Ya en su madurez conoce a un empresario, Mac, con quien tiene otro breve lío. Unos años después Mac, ya separado de su mujer, vuelve a encontrarse en su camino, y finalmente se casa con él.

No es ésta una novela fácil de encasillar: pese a que suceden dos asesinatos, la trama no es el aspecto más llamativo. Tampoco hay un estudio profundo de personajes: como en la misma vida nuestra, aparecen y desaparecen personas. Algunas dejan huella en nosotros – otras pasan tangencialmente por nuestras vidas, con más pena que gloria. Lo curioso del caso es que la estructura narrativa que adopta Hadley no parece apuntar a una situación crítica con un reencuentro en el desenlace. No hay suspense propiamente dicho: es como si la creadora buscase hacernos creer que se trata en realidad de una autobiografía. Y a veces roza ese límite.

Sin ser deslumbrante, Clever Girl destaca por el lenguaje altamente estilizado, descripciones escuetas pero elegantes y precisas. El tono es exactamente el que cabría esperar de una licenciada en letras, una mujer curtida en la vida, observadora, leída y sensible. Hay unas claras dosis de intervención ‘autorial’ por parte de Hadley, cuando por boca de Stella detiene brevemente la narración para adelantar o justificar sucesos posteriores a los que está narrando.

Quizás el mejor punto a favor de Clever Girl sea que no contiene excesivas pretensiones en ningún sentido. Hadley parece querer enfatizar el hecho, muchas veces olvidado u obviado, de que son todas esas pequeñas cosas cotidianas las que nos hacen ser como somos, y que los sucesos más trascendentales, si bien pueden marcarnos y dejar cicatrices imborrables, no cambian nuestra esencia fundamental, lo que nos define como individuos.

3 feb 2015

A deep social problem

Photograph by Albert galiza

A translated excerpt from an interview with Galizian writer Suso de Toro:

Question: A recent survey shows that 35% of Spaniards never read or almost never read. To what extent is this something to be concerned about? Does it explain the country’s situation?


Response: "I think it explains the flaws of Spanish society at large rather than the current juncture. As a country Spain never had an industrial revolution, nor did it experience the appearance of those social layers supposed to be enlightened, which can produce the leaders who govern a complex and modern state. That did not happen. As a matter of fact, in my view, it only happened in Catalonia, the difference being that they were cadres not for ruling over a state but oriented towards industry-creation and the arts. This is a deep social problem; at the time of the Transition, critiques and self-criticisms from the Francoist times were fully aware that this was a culturally backward, impoverished society lacking guidance… The difference is that from the 1980s, after the PSOE’s electoral win, a new phase begins. It is then assumed that Spain is no longer a sheep-like society but a modern, groovy, cool European country, that the whole world looks up to Spain and wants to learn from us. That’s absolute nonsense. More than nonsense: it is utter idiocy, rather than a lie. Upon such an idiocy was built a paternalist discourse: we started saying ‘we’ve got the best generation in the world’, and such things; a populism that flattered the populace. Suddenly we were all European, modern and educated. It is a lie: Spanish society is one of TV viewers. The reality is that this is a culturally backward society, and the worst thing is that it’s been overwhelmed by an absurd, false self-image; populists politicians are selling the idea that we’re the envy of the world.”

The rest of the interview (in Spanish) is available here.

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