24 oct 2024

Reseña: The Palestine Laboratory, de Antony Loewenstein

Antony Loewenstein, The Palestine Laboratory (Melbourne: Scribe, 2024 [2023]). 265 páginas. 

Hay ocasiones en las que en mitad de la lectura de un libro se produce un suceso que otorga un significado especial a las palabras que has leído la noche anterior. Una de esas ocasiones me ocurrió mientras leía este importantísimo libro del australiano Lowenstein. Quizás haya sido profético o premonitorio. Quizás fuera simplemente la constatación de algo que, de algún modo, ya estaba, valga el juego de palabras, escrito. A la mañana siguiente de leer el párrafo que he traducido a continuación, la noticia en primera plana aquí en Australia era las explosiones cuidadosamente planificadas de los buscapersonas de muchos de los miembros de Hizbulá, que mataron a al menos 12 personas e hirieron a cerca de 2800.

«…Israel tenía la tecnología para competir con cualquier potencia mundial, y Pegasus [el spyware o software espía desarrollado por el Grupo NSO] era un juguete en comparación con lo que era capaz de hacer el estado judío. El poder de NSO y el estado israelí era casi imparable, atrapando incluso a Apple, que en 2021 se vio obligada a distribuir una actualización de emergencia de software para sus 1650 millones de usuarios después de que Citizen Lab descubriese una vulnerabilidad en su sistema operativo que NSO había explotado. A diferencia de muchos en los medios occidentales, Apple difundió un comunicado de prensa y apuntó directamente a una participación judía: “El Grupo NSO crea tecnología de vigilancia sofisticada y patrocinada por un estado que permite a su software espía altamente selectivo vigilar a sus víctimas». (p. 168, mi traducción; el subrayado es mío).

Este es un libro de periodismo investigativo de especial urgencia, pues día tras día, semana tras semana, el gobierno sionista de Netanyahu no solamente prosigue su violenta campaña militar en Gaza y el sur del Líbano contra Hamás e Hizbulá, sino que ataca también a las fuerzas de mantenimiento de la paz de la ONU. Para los periodistas han cubierto estos conflictos, su trabajo está resultando ser extremadamente peligroso: más de 130 han sido asesinados por los militares israelíes.

Son dos las tesis principales que plantea (y demuestra) The Palestine Laboratory: por un lado, hay varias empresas israelíes con fuertes vínculos con el estado de Israel que exportan armas y tecnología a gobiernos autoritarios de todo el planeta, que las emplean en operaciones de represión y flagrantes violaciones de los derechos humanos contra sus propios ciudadanos.

Por otro lado, Israel utiliza a los palestinos que residentes en lo queda de Palestina como cobayas de un macabro laboratorio. La principal baza publicitaria que juegan las empresas armamentísticas sionistas en las exposiciones de armas y eventos similares es que sus productos han sido probados en combate. Esto es: Israel ha convertido su ocupación militar de Palestina en un negocio considerablemente rentable – a costa de las vidas de decenas y decenas de miles de personas, incluidos menores de edad. Motivos para sentir náuseas sobran.

¿Cómo es posible que un pañuelo se haya convertido en algo reprimible y condenable? ¿Hacia dónde vamos? La kufiya o kefiyeh palestina. Fotografía de Reina91.

El mundo debe comenzar a distinguir entre sionismo y judaísmo. Es urgente. Escribe Lowenstein: «Para alguien como yo, que lleva más de veinte años informando sobre Israel/Palestina, los sucesos del 7 de octubre [de 2023] y sus consecuencias han sido espeluznantes. Veo todos los días fotos y videos de palestinos muertos en Gaza. Esto se está haciendo en mi nombre, como judío que soy, y la gran mayoría de la comunidad judía instituida por todo el mundo ha respaldado sin reservas al gobierno de Israel».” (p. xvi del Prefacio, mi traducción).

El libro hace un repaso de todos los lazos que Israel ha tenido a lo largo de su corta historia con regímenes dictatoriales, antidemocráticos y sangrientos, desde el carnicero Pinochet hasta el apartheid de Sudáfrica, pasando por el Irán de Pahleví (¡Quién te ha visto y quién te ve!) y los brutales asesinatos de periodistas mexicanos.

Lowenstein lanza un aviso apremiante a la comunidad global. Si el ascenso del etnonacionalismo al estilo sionista persiste en este siglo XXI y, gracias a la tecnología de las empresas del espionaje y el armamento y el imparable progreso de la IA, se extiende a otras regiones, el panorama no será solamente desolador sino terrorífico.

The Palestine Laboratory lo publicó Capitán Swing este mismo año en castellano: El laboratorio palestino, con traducción a cargo de Gabriela Ellena Castellotti.

10 oct 2024

Kangaroo River Walk

Kangaroo River Fire Trail

A unos 15 minutos en coche de Kangaroo Valley, en la carretera del pantano de Tallowa (Tallowa Dam Rd) se encuentra la entrada a este paseo, que discurre completamente por un cortafuegos. El recorrido total (ida y vuelta) no llega a los 8 km. y se puede hacer en menos de 2 horas.

El punto final del recorrido es la orilla sur del Kangaroo River, afluente de otro río, el Shoalhaven, de corto trayecto, pues nace en la vertiente oriental de la Gran Cordillera Divisoria que recorre la larguísima costa este del continente australiano.

Pero si no apeteciera caminar, uno puede acudir a ese punto final por el afluente mismo. En la localidad de Kangaroo Valley (que, si no recuerdo mal, aparece nombrada por algún extraño motivo en Larva, el hermoso e indescriptible engendro literario de Julián Ríos publicado en 1984) se puede alquilar un kayak o una canoa y hacer un fácil descenso hasta ese punto.

¿El río de los canguros? Seguro que los hay, pero no se ve ninguno.

La pista es muy ancha y por lo tanto no está señalizada. El camino es plano al principio y, conforme avanzas en dirección al río Kangaroo, los eucaliptos son más altos. Hay un trecho en el que la pista desciende entre grandes rocas areniscas, algunas de ellas erosionadas hasta formar oquedades caprichosas. En el lado derecho del cortafuegos son claramente visibles las secuelas de los incendios del verano de 2019-20.

El agua de la lluvia, el viento y los siglos han horadado la roca, que habrá de romperse algún día, seguro.

Se puede acampar junto al río: de hecho, hay un WC cercano, de esos que no cuentan ni con agua ni con papel. Es un paseo ideal para los meses de verano porque puedes darte un chapuzón y refrescarte antes de volver al aparcamiento. El regreso, naturalmente, es cuesta arriba. Como siempre: Cuidado con las serpientes.

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