22 ago 2011

Baltasar del Alcázar's Madrigal

Julius Kronberg, Bågskjutande amorin [Cupido con un arco]. 1885. Óleo.

Madrigal
Rip up your visor, see what you have done,
You rascal; at my age, it is hellish
To thus spoil my sleep and my peace long won;
Disarm your bow, my rest let me relish.
For nothing can my wintry blood now plot,
Neither can the body expect
To be exposed to the effect
And the potion in your malicious shot.
But should the most decisive sign
Be made with your weapons divine,
To break and overwhelm my heart
And make me the historian of your art,
Soften the bosom of her who denies
Your brave command in such severity,
As profound as her own beauty,
Unless in my poems, Love, you desire
Not your own but another’s feat,
Whilst in cruel shackles fettered you keep me.

Baltasar del Alcázar, (1530–1606)


He aquí otro modesto (siempre imperfecto) intento por lograr una traducción rimada de un poema del Siglo de Oro. Este madrigal del poeta sevillano Baltasar del Alcázar me resulta fascinante no solo por su temática (la del hombre anciano que, rendido otra vez a los embrujos del amor, dirige su queja contra Eros para que le deje tranquilo) sino por su exquisita construcción y su perfecto acabado.

Y digo que se trata de otro intento porque ya en su día publiqué una traducción rimada de un soneto de Quevedo, el muy famoso 'A un hombre de gran nariz', que puedes leer aquí traducido al inglés en una traducción también rimada.

Si quieres leer el madrigal original en castellano, puedes encontrar el texto aquí. Ve a la página 221.


(c) de la traducción, Jorge Salavert, 2011.

20 ago 2011

Reseña: Red Dog, de Louis de Bernières


Louis de Bernières, Red Dog (London: Secker and Warburg, 2001). 119 páginas.


En la granja de mis suegros vivía hasta hace poco más de un año un perro que, según la tradición australiana respondía al nombre de Blue, por el color de su pelo. Blue era un kelpie rojo, un can noble, siempre muy disciplinado, perro pastor ejemplar e infatigable. Finalmente se hizo viejo (tenía al menos doce años) y empezó a quedarse sordo, y a padecer de ceguera en un ojo. Blue vivió sus últimos meses como un buen jubilado, tumbado al sol muchas mañanas y dejando pasar las horas. El recuerdo más vívido y hondo que guardo de Blue fue la lucha feroz que le opuso a un zorro una tarde de invierno, mientras dábamos un paseo cerca del arroyo.


La leyenda de Red Dog forma parte de la historia más amplia del noroeste de Australia Occidental, una  parte del país que en la actualidad está viviendo un boom económico sin precedentes gracias a la exportación de hierro a China, en especial. Como parte de su visita a Australia en 1998, cuando asistió al Festival Literario de Perth, de Bernières acudió a Karratha, y aprovechó para explorar un poco la zona. Fue en Dampier donde vio la estatua en bronce de un perro que la población de la ciudad erigió para rememorarlo, y la curiosidad le picó tanto que volvió unos meses más tarde y se puso a indagar en la vida y aventuras de aquel perro. De ahí nació este librito.

Fuente: Wikipedia.

Para quienes conozcan las otras obras del autor inglés, Red Dog no dejará de ser una anécdota. Dista mucho de las divertidas y mordaces sátiras que le han dado fama (y algo de dinero) a Louis de Bernières, como The War of Don Emmanuel's Nether Parts (1990), Señor Vivo and the Coca Lord (1991) y The Troublesome Offspring of Cardinal Guzmán (1992), además de la muy famosa Captain Corelli’s Mandolin (1994). A ratos, Red Dog semeja más un cuento para niños que un relato para adultos, y en realidad no tiene una audiencia definida. Por lo demás, no está exento de divertidas anécdotas y tampoco de pasajes a los que sobra melodrama. Los personajes humanos quedan muy desdibujados en el conjunto, y es que de Bernières no tiene mucho interés por ellos. Solamente el perro es protagonista, y únicamente comparte el primer plano con el paisaje del norte de Australia Occidental, siempre tan imponente.






Espero hacer algún día ese viaje y recorrer esas tierras, y sin duda visitaré la estatua de Red Dog. Mientras llega ese día, podemos leer esta novelita o ver la película que se estrenó hace unas semanas. Yo siempre me acordaré de Blue, y cómo puso en su sitio al zorro. Y aunque aquella tarde se llevara también sus buenos mordiscos, me pareció verle esbozar una pícara y satisfecha sonrisa cuando regresábamos a la casa.

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