29 feb 2012

Un chiste de psiquiatras (no es broma)

Bertram Mackennal, El dolor


Según parece, la Asociación de Psiquiatras Americanos (APA) ha propuesto (véase aquí, en inglés) que toda persona que no concluya su periodo de duelo y luto a las dos semanas de la muerte del ser querido se expone a ser considerada una persona que sufre de una 'enfermedad mental' y que por lo tanto necesita un 'diagnóstico'.
Cito del artículo anterior: "los sentimientos de tristeza profunda y de pérdida, el insomnio, el llorar, la incapacidad para concentrarse, el cansancio y la falta de apetito, que se prolonguen más de dos semanas después de la muerte de la persona amada podrían ser diagnosticados como depresión [el énfasis es mío] en lugar de como una reacción normal de duelo".
No sé, a mí de pronto me han entrado ganas de decirles a esos psiquiatras que vengan a verme, a 'diagnosticarme'. Yo podría contarles alguna que otra anécdota sobre el duelo, sobre el silencio de los muertos y el otro, el silencio de los vivos. En fin, la verdad es que podría hablarles de tantísimas cosas (siempre que no me cobren sus altísimos honorarios, a cada tanto por hora) que dudo mucho que se atrevieran a diagnosticar mi estado de ánimo como 'depresivo'. No creo que alguien que se ofrezca a hablar – como lo hago yo desde esta tribuna (perdón por la frase tan manida) - pueda ser identificado como alguien que sufre una depresión. La cuestión es tener a alguien dispuesto a escucharte (sin cobrarte, claro). ¿O acaso nos encaminamos hacia una sociedad en la que vamos a cobrar por mostrar 'nuestro lado humano'?
¿En qué planeta viven esos psiquiatras? No en el mismo que yo, desde luego.

28 feb 2012

Un cuento de Chuah Guat Eng


Esta semana se publica en Hermano Cerdo un cuento de la autora malasia Chuah Guat Eng, titulado 'El día en que murió Andy Warhol'. Se trata de la simpática historia de la tía Bongsu, contada por su sobrina. Es un cuento que indaga en las percepciones que tenemos de las reacciones de los demás, y cómo las interpretamos de una u otra manera a nuestra conveniencia. Viniendo de una cultura tan diferente de la occidental como es la malasia, Chuah Guat Eng sabe transmitir algo que resulta ser universal. A mí me pareció un gran cuento, y fue por eso que recabé el permiso para traducirlo y publicarlo en la revista de los campeones.

Guat ha publicado dos novelas hasta la fecha, una de las cuales, Echoes of Silence, reseñé en octubre de 2010 aquí.

El cuento comienza así:
Mientras viva, nunca olvidaré el día en que murió Andy Warhol. Porque justo al día siguiente la tía Bongsu se hizo vieja. Así, de la noche a la mañana.

El día comenzó como otro cualquiera. Papá estaba en el piso de arriba, vistiéndose. La tía Bongsu, mi hermanita Anak y yo estábamos desayunando. Yo estaba hojeando el periódico.

"Vaya, se ha muerto Andy Warhol. Ocurrió ayer," dije yo.

"¿Quién es Andy Warhol?", preguntó Anak. Por entonces tenía once años. Yo tenía catorce. Una chica lista. Anak, quiero decir. Ya entonces estaba claro que estaba destinada a hacer ciencias. Pero era un poco ignorante sobre arte y culturas, ¿sabes? Lo típico.
Puedes leer el cuento completo aquí. Como siempre, espero que te guste.

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