La revista Cronopio acaba de publicar un cuento titulado 'Olor a muerte', que escribí hace unos cuantos meses. 'Olor a muerte' está narrado desde el punto de vista de un joven que rememora un episodio de su infancia y otros acontecimientos, de los que extrae una enseñanza.
'Olor a muerte' comienza así:
No es que mi padre le tuviera miedo a la muerte, pero lo que hizo aquella tarde desafiaba a todas vistas la lógica. Eso de parar el coche, bajarse y conminarle a aquella mole humana ebria que, a empujones y con un puño en vilo, amenazaba con pegarle una paliza a la pobre chica, que estaba aterrorizada, y el tipo que no paraba de repetir que iba a matarla si no se iba con él. Mi padre no conocía ni a uno ni a la otra, pero en su mirada vi una determinación ilimitada, como si nada ni nadie pudiera pararlo, o como si el mundo o la vida le debieran algo. Y quizá fuera así.
Te invito como siempre a seguir leyendo (aquí), esperando que te guste esta modesta creación mía.
De las durísimas lecciones que esos niños han tenido que aprender, seguro que ésta la recordarán con especial orgullo.
ResponderEliminarPor cierto, ¿sabías que en Inglaterra la policía recomienda que, en caso de ver una pelea o un atraco en la calle, nadie intente intervenir para defender a la víctima? Para evitar males mayores, dicen.
Un saludo.
Lo del Reino Unido es cada vez peor. En ciertos casos, los males mayores han sido ellos, ¿no? Recuerdo el caso de un brasileño que se asustó y no llegó a contarlo.
EliminarUna gran parte del cuento es pura ficción; al menos el episodio del coche lo es. Pero creo que sirve para ilustrar la enseñanza que quería incluir en el relato.
Un saludo.