Aquest és un blog sobre literatura en anglés, castellà i català. Every single book reviewed in this blog is either my property or has been borrowed from a public library.
Warrumbungles NP (NSW): the view from the top of Bluff Mountain.
El puerto de Darwin. El municipio ha organizado buena parte de su oferta turística en torno a la implicación de la ciudad en la 2ª Guerra Mundial.
Darwin
Camino del hotel,
el taxista me comenta que es una ciudad muy multicultural, que los tiempos de
bonanza económica han terminado, pero que por muy poco dinero es posible irse
un fin de semana a Bali. En el informativo local en la TV la sección de finanzas
proporciona la cotización de la rupia indonesia. Darwin es una ciudad relativamente
pequeña y muy joven. Sorprendentemente, está también llena de mucha gente
joven.
Voy a un supermercado,
y al salir veo atónito cómo un guardia de seguridad saca a golpes de periódico enrollado
a un joven indígena, mal vestido y algo sucio, es verdad, que ha entrado a
pedir limosna o a buscarse la vida, sea lo que sea. Cuando ya están fuera y el
guardia continúa imprecándole y dándole con el periódico, me detengo y le digo
que ya está bien, que deje de darle, que ya es suficiente, que su mensaje
parece haber calado. El guardia entonces la emprende conmigo, y amenaza con
hacer lo mismo conmigo. Le hago ver que soy un cliente, y si se atreve a
ponerme un dedo encima, tendrá que responder de sus acciones. Finalmente me
alejo asqueado de ver el trato que reciben algunas personas solamente por su
color de piel o falta de ingresos en esta Australia de la segunda década del
siglo XXI.
Berry Springs. Aguas termales en el trópico.
A pocos
kilómetros de Darwin vale la pena desviarse un poco de la ruta para darse un
chapuzón en Berry Springs, una piscina natural de aguas templadas y
relativamente seguras, pese a su proximidad al mar. No olvidemos que aquí los
cocodrilos peligrosos son los de agua salada.
Litchfield
El Parque
Nacional de Litchfield es el que se encuentra más cercano a Darwin, y es por lo
tanto muy popular. Desde Darwin uno puede dirigirse directamente a Kakadu, y luego
regresar por la misma carretera para visitar Litchfield. Si el destino final es
el centro de Australia, la parte más meridional del Territorio del Norte, la
mejor opción es quizás ir antes a Litchfield, retroceder unos cuantos
kilómetros en la ruta y dirigirse entonces hacia el este al Parque Nacional de
Kakadu, de donde se puede salir por otra carretera más al sur para retomar la
Stuart Highway en Katherine.
Esta casa no tiene ni hipoteca ni cláusula suelo que valga. Termitero a la entrada del Parque Nacional de Litchfield. A este tipo de termitas las llaman 'catedral'.
Al cabo de unos
minutos de circular por el interior de Litchfield, está muy claro que el
elemento más llamativo y frecuente del paisaje son los termiteros. Los hay de
dos tipos: unos son rojizos y alcanzan dimensiones muy respetables, mientras
que los otros son de un color un poco más oscuro y grisáceo y solamente
aparecen en los llanos.
Termiteros de termitas magnéticas en Litchfield. Más pequeños, pero muy abundantes.
Dentro del parque
hay varios lugares para bañarse, lo cual, con el calor habitual en el norte
tropical australiano, es sin duda una buena idea. En Florence Falls hay un gran
gentío, y muchachos que se creen invulnerables se lanzan al agua desde la
cornisa superior, pese a los carteles que lo prohíben.
Florence Falls en Litchfield NP.
En la otra
cascada con piscina natural, Wangi Falls, hay mucha menos gente, aunque es mucho
más grande y espectacular. El agua está limpia y fresca. Me acerco a la cascada
con precaución: el estruendo es mayúsculo, y los chorros salpican en el agua y
taponan la nariz. Es casi imposible respirar y mantenerse a flote sin agarrarse
de las rocas.
Wangi Falls ofrece el baño ideal para terminar el día.
Kakadu
Yellow Waters de Kakadu. Un lugar en serio riesgo por causa del cambio climático.
Maravilla de la
naturaleza y patrimonio natural de la humanidad, Kakadu ocupa una superficie
similar a la de Suiza. La diversidad de paisajes y atracciones es contundente.
Desde los llanos y marismas a las pequeñas colinas y mesetas, el escenario es
espectacular. Uno de los tours más recomendables es un recorrido en vehículo todoterreno
por distintas partes del parque. Nuestro guía es un poeta indígena, Trevor Wie,
y antes de comenzar a negociar con sobrada destreza los caminos de tierra y los
peliagudos cruces de arroyos y corrientes nos explica los orígenes del Parque y
de los pueblos indígenas que lo han habitado y cuidado durante decenas de
milenios, y añade pormenores acerca de las amenazas que se ciernen sobre su
existencia actual y futura. A la entrada del Parque hay carteles de la
Universidad Charles Darwin que avisan sobre las potenciales consecuencias
devastadoras que una subida del nivel de los océanos tendrá para este lugar tan maravilloso y singular.
Maguk Creek es accesible únicamente durante la estación seca.
Tras aparcar el
camión y servirnos un prodigioso café matutino, con su gran sentido del humor
Trevor conduce al grupo hasta el lugar de nuestra primera parada larga, la
cascada de Maguk. Es la estación seca, y por lo tanto la posibilidad de que en
el río haya algún cocodrilo de agua salada es remota, pero no 100% descartable.
Avisa a todo el mundo de que entramos en el agua conscientes del riesgo. Algo
en sus ojos me dice que hoy no vamos a encontrar ningún reptil en las
inmediaciones…
Maguk Falls
No se debe ignorar los avisos, especialmente al final de la estación lluviosa.
Tras el chapuzón, el tour nos lleva a otra parte remota del Parque,
accesible únicamente durante la estación seca, que lleva el nombre de Garnamarr.
Trevor nos lleva por una ancha pista de tierra que las autoridades no han
cuidado durante años: la camioneta tiembla y traquetea, pero avanza seguro hacia nuestro destino, una
laguna natural que una fantástica catarata ha formado con el paso de los años.
A mitad de camino paramos para el almuerzo. Hay comida de sobra, y todo es muy
sabroso.
Jim Jim Falls. Majestuosa, increíble. Un cortado de cerca de cien metros.
Tras el almuerzo, la pista se convierte en tortuoso camino, las curvas se
acentúan y en algunos rincones la arena podría jugarnos una mala pasada, pero
Trevor ha hecho este trayecto cientos de veces y sortea los obstáculos sin
demasiadas dificultades. Cuando por fin estacionamos y comenzamos a caminar, el
sendero resulta ser mucho más arduo y dificultoso de lo que muchos integrantes
del grupo habían anticipado. Los últimos quinientos metros no hay en realidad
camino alguno, sino rocas de varios metros de alto y ancho. A trancas y a
barrancas llegamos a la orilla de la laguna que hay a los pies de la catarata
de Jim Jim. La vista es indescriptible.
En todos los arroyos y corrientes de las lagunas a que acceden los tours se pueden ver estas trampas para cocodrilos. La cuestión es: ¿funcionan?
A pocos kilómetros en dirección oeste hay otra catarata, Gumlon Falls, de
muy difícil acceso, que mucha gente ha podido ver gracias a Cocodrile Dundee, la película australiana
más taquillera de la historia. Pero Jim Jim Falls no desmerece a ningún otro
enclave del parque. El agua está mucho más fría que en otros lugares del
parque, y aquí es imposible que lleguen los cocodrilos. Es una muralla de rocas
tan inexpugnable que te dan ganas de reírte del muro del impresentable
presidente del tupé tintado.
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