Si todavía no has
leído la
novela de Barry Days without End, que precedió a esta en tres años, es
mejor que dejes de leer esta reseña. A Thousand Moons continúa la historia
de los protagonistas de Days without End, el irlandés Thomas McNulty y el
mestizo John Cole, que al final de la historia narrada en la primera novela se han
asentado en una plantación de tabaco de Tennessee propiedad de Elijah Magan. En
la casa conviven los dos exsoldados (con su hija sioux, Winona), el propietario
Magan y dos exesclavos, la cocinera Rosalee Bouguereau y su hermano Tennyson, además
de otros peones.
Son tiempos difíciles.
Si bien es cierto que la Guerra de Secesión ha terminado, no lo es menos que para
los Confederados no lo ha hecho (y, dada la situación sociopolítica actual en
los EE.UU., podría decirse que la conflagración del siglo XIX mantiene vivos ciertos
rescoldos bajo una apariencia de normalidad democrática). En A Thousand
Moons, sin embargo, la protagonista principal y la voz narradora es Winona,
cuyo nombre en lakota, su lengua materna, era una flor, ‘Ojinjintka’, la rosa.
Han pasado varios
años y Winona se ha hecho mujer. John le dio a su hija una excelente educación.
Sabe leer, escribir y llevar las cuentas, por lo que pronto consigue trabajo en
las oficinas de un abogado del pueblo, el Sr. Briscoe. La vida en la granja y
en Paris, en la parte occidental de Tennessee, no está libre de peligros. El
principal para Winona, Cole, Rosalee y Tennyson es el racismo. Nos dice Winona
que, en la mente de muchos de los sureños derrotados, asesinar a una persona india
no es un delito porque esa persona, para ellos, no es persona. Es nada.
Hay un jovencito
de origen polaco en Paris, Jas Joski, que corteja a Winona. Una noche ella es víctima
de una brutal violación. No sabe quién ha sido. Sus padres adoptivos quieren justicia, pero sin pruebas es difícil
conseguirla. Días después, es Tennyson quien sufre un violento ataque que casi
lo lleva a la tumba.
Una vez
recuperadas las fuerzas, Winona decide investigar por su cuenta. Se corta el
pelo y se viste con ropas de hombre. Montada en una mula, sigue a las tropas federales
que buscan acabar con los rebeldes sureños. Es así como conoce a otra joven
india, Peg, a quien está a punto de dejar morir después de que Winona reciba un
disparo de ella. Pero ese encuentro fortuito se convierte en el comienzo de una
gran historia de amor.
¿Hay justicia para todos? El edificio del Juzgado del condado de Henry en Paris, Tennessee.
Cuando Joski
aparece muerto a cuchilladas, todos los indicios apuntan a Winona, que es
arrestada y sentenciada a muerte. Siendo de raza india, Winona no tiene ni un
atisbo de esperanza de que la justicia blanca no la vaya a ejecutar.
Como ya me sucedió
con Days without End, Barry me ha hecho disfrutar de la historia y de cómo está contada. Es una novela en la que el
lector va a deleitarse por un lado con su lirismo y lo coloquial de la expresión
de Winona, pero no esquiva para nada la brutalidad y la crueldad de los
episodios violentos que sufren los protagonistas. Tiene un enorme mérito que la
creación de una voz como la de Winona sea plenamente convincente.
A Thousand Moons (una expresión de la mitología nativa americana para referirse a un largo tiempo) la publicó en castellano la editorial AdN (Mil lunas) en 2021, con traducción a cargo de Susana de la Higuera Glynne-Jones.
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