22 nov 2020

Reseña: Here and Now. Letters 2008-2011, de Paul Auster y J.M. Coetzee

Paul Auster y J.M. Coetzee. Here and Now: Letters, 2008-2011 (Nueva York: Penguin, 2013) 248 páginas.

Este intercambio de cartas entre dos pesos pesados de la literatura en lengua inglesa cumple ahora casi una década. Digo dos pesos pesados, e inmediatamente me arrepiento. Confieso no obstante que no conozco bien la obra de Auster (sí vi en su momento dos de sus películas neoyorquinas, Smoke y Blue in the Face), y que tampoco puedo considerarme experto conocedor de la de Coetzee, al que debería leer más a menudo. Es algo incuestionable que se trata de dos escritores de muy diferente nivel: algo que también se aprecia claramente en este volumen. No en vano uno de ellos ha ganado el Booker en dos ocasiones, además de recibir el Nobel de Literatura.

Pero este intercambio de misivas es un juego impostado: la recopilación no es resultado a posteriori de la decisión de ambos interlocutores de publicar su correspondencia (que se hace en una mezcla de cartas y faxes, además del raro email enviado a la esposa de Auster – que no usaba email en esa época, y supongo sigue sin hacerlo), sino algo deliberado e ideado para la publicación. El lector debe, por lo tanto, tomar este libro con una pizca de desconfianza: ¿Es algo completamente genuino y espontáneo lo que está leyendo?

"You've got mail?" Auster, su esposa y Michelle Bachelet en abril de 2014. Fotografía del Gobierno de Chile.

En sus cartas tratan de casi todo: en julio de 2008 comienzan por la amistad, y de ahí pasan a deportes, el acto (¿el vicio?) de la escritura, la irrupción del teléfono móvil en nuestras vidas, tabúes como el incesto, el irresoluble problema de Israel y Palestina, la crítica literaria y las personas que la realizan a cambio de unos ingresos, el insomnio que padece Coetzee, la vejez, autores imprescindibles como Kafka y Beckett, y mucho más. Y finalmente la recopilación concluye a finales de agosto de 2011 con una carta de Coetzee, en la que se congratula por la caída de Gadafi (ejecutado tres meses más tarde) y celebra la revolución: «Puede que sea eso de lo que verdaderamente vayan las revoluciones, quizás sea eso todo lo que deba uno esperar de ellas: una semana o dos de libertad, de regocijarse por la fuerza y la belleza que uno posee (y de que te quieran todas las chicas), antes de que los hombres viejos y canosos reafirmen su dominio y la vida vuelva a la normalidad.» (p. 244-5, mi traducción)

Visca la Revolució! John Maxwell Coetzee en Cracovia. Fotografía de Mariusz Kubik.  
Es uno de los muy pocos ejemplos por los que Coetzee bien pudiera lamentar haber escrito algo tan simplista. Y, por supuesto, extraer una frase de un texto es en cierta medida injusto con quien la ha escrito. El mundo entero lleva ya meses deseando que la vida vuelva a la normalidad, pero son pocos los que aventuran cómo será la normalidad en los próximos años, si es que volvemos a algo que tenga visos de normal.

En esos tres años, Coetzee y Auster coinciden en varios puntos del globo, con motivo de festivales literarios y de cine, conferencias varias, vacaciones, etc., cuando volar era fácil y no era necesario pertrecharse de mascarillas ni hacerse pruebas para poder embarcarse.

Here and Now ha envejecido rápidamente, no cabe duda. Al principio la correspondencia abre el paso al trueque de ideas, caminos un tanto inesperados y enfoques personales que resultan atrayentes, incluso ocurrentes. Por ejemplo, la idea de Auster de trasladar Israel al estado de Wyoming y solucionar de un plumazo los conflictos geopolíticos del Oriente Medio. Con el paso de los meses, la fórmula se vuelve menos efectiva, y solamente algunas contribuciones de Coetzee salvan (en parte) el volumen.

Como experimento editorial, supongo que fue ingenioso en su día. Ahora, en noviembre de 2020, pienso que es una anécdota. El libro se publicó en muchos países y se tradujo a muchos idiomas (en castellano, Aquí y ahora, (Anagrama-Mondador) traducido por Benito Gómez Ibáñez y Javier Calvo; en català, Ara i aquí, (Edicions 62) amb traducció d'Albert Nolla Cabellos i Udina Abelló. Con el paso del tiempo quedará como mera reliquia de bibliotecas, tanto públicas como privadas, y poco más.

16 nov 2020

Reseña: Out of the Line of Fire, de Mark Henshaw

Mark Henshaw, Out of the Line of Fire (Melbourne: Text, 287 páginas).

El autor de The Snow Kimono (reseñada aquí hace ya tres años, después de que ganase un premio que hizo las delicias financieras del autor, residente como yo en esa “aburrida” ciudad “sin alma”, Canberra) solamente había publicado una novela anteriormente, en 1988: Out of the Line of Fire. En su momento, esta primera obra también estuvo en la lista de finalistas del premio literario más prestigioso de Australia, el Miles Franklin.

La novela se inicia con una curiosa reflexión sobre la traducción al inglés de la novela de Italo Calvino Se una notte d’inverno un viaggiatore, planteando que hay en la edición de 1982 en Picador una diferencia entre el texto de la portada y el texto de la primera página: la diferencia ortográfica entre ‘traveler’ y ‘traveller’. Todo apunta a que a Henshaw le gustan los juegos metaliterarios, y que se trata de una novela que podríamos calificar de enfocada o encerrada en sí misma.

La trama es, sobre el papel, sencilla. El narrador es un australiano que está estudiando en Alemania, concretamente en Heidelberg, la capital del Palatinado; es allí donde conoce a Wolfi Schönberg, un doctorando austriaco nacido en Klagenfurt, cuya tesis doctoral versa sobre la percepción metonímica de la realidad. Entre ambos comienza a formarse una buena amistad, y Wolfi la profundiza a través de los relatos de su infancia.

¿Realmente existió un Wolfi Schönberg? Estación de Klagenfurt. Fotografía de Simon Legner.

De pronto, un buen día, mientras el australiano está en un viaje de estudios en Roma, Wolfi desaparece de Heidelberg sin dejar señas. La casera dice que se ha ido a Berlin. Al cabo de un año, le llega a Australia un paquete de Wolfi, en el que encuentra “manojos de papeles, recortes de periódico, cartas, postales y sabe Dios qué otras cosas”, y una nota que le deja más enojado todavía: «Vielleicht kannst Du etwas damit anfangen.» (Quizás sepas hacer algo con esto.)

Comienza ahí la segunda parte de la novela, construida por Wolfi. Nos cuenta su crianza en el seno de una familia dominada por la figura del padre, un estricto y desafecto profesor de filosofía. La historia comprende el relato de unas vacaciones en Dubrovnik. En su adolescencia, Wolfi está absolutamente obsesionado con su hermana Elena, pero con el paso del tiempo parece sobreponerse a esa obsesión. Luego está el episodio en el que pierde la virginidad con una muy atractiva prostituta llamada Andrea. La cita la hace su abuela (una mujer con un extraordinario carisma, según confiesa Wolfi), pero el joven inexperto se confunde de piso y entra en unas oficinas a la hora convenida:

‘Ya fuera en el pasillo me obligué a caminar con normalidad, refrenando el apremio de echar a correr, de huir lo más rápido posible por lo que ahora semejaba ser un túnel interminable que se me venía encima. ¿Cómo podía haberme puesto en tan gran ridículo? «Rudlinger y socios son consultores de diseño interior…» Mensch! Los sucesos de los últimos pocos minutos me rebotaban en la cabeza, mientras a mi alrededor resonaba un eco de risas reprimidas. Los imaginé contando mi historia en los años venideros: durante la sobremesa de cenas privadas en sus casas. Apenas podría terminar la frase a causa de las risas. Retorciéndose en la silla, secándose las lágrimas que le caerían por las mejillas.

«Pero ¿quién… quién… quién ha concertado la cita, Señor Schönberg? “Mi abuela”, va y dice. ¿Os lo podéis imaginar? Y se quedó allí de pie, como un buen colegial, sujetando la gorra entre las manos… y va suelta: “¡Mi abuela!»’ (p. 132-3, mi traducción)

Finalmente, Wolfi narra sus experiencias en Berlín, donde conoce a un actor especializado en robar en supermercados e implicado en varios negocios turbios. Tanto va el cántaro del delito a la fuente que a Wolfi lo arrestan tras un intento de extorsión a clientes de jóvenes chaperos y prostitutos en una estación de metro de Berlín. Del encuentro con su padre saltan chispas. Y es ahí donde termina la segunda parte, el relato autobiográfico de Wolfi.

Pero, ¿cuánto de lo que Wolfi nos ha contado es cierto? ¿Hay algo en esa historia que sea verdadero? El narrador australiano regresa a Alemania en un intento desesperado de saber cuál es la verdad. ¿Qué es la verdad? ¿Qué es ficción? ¿Hasta qué punto se puede confiar en lo que Wolfi (nos) ha contado?

Out of the Line of Fire es una novela completamente alejada de las corrientes dominantes en la narrativa australiana de su época, por no hablar de la segunda década del siglo XXI. El libro está repleto de referencias metaliterarias y de disquisiciones sobre la traducción y las trampas que conlleva. Wolfi inserta extractos de la correspondencia entre Wittgenstein y Heidegger (como elemento fundamental de la investigación sobre su tesis, se presume).

Cuando vuelvo de la cocina, Wolfi está junto a la estantería. Ha cogido uno de los libros y lo está hojeando. Es Ich bin ein Bewohner des Elfenbeiturms [Soy un residente de la torre de marfil]. «Peter Handke,» dice. «¿Te gusta Peter Handke? Yo mismo escribí esto hace unos años.» (p. 18, mi traducción) Fotografía de  Wild + Team Agentur - UNI Salzburg.

A pesar de lo que a algunos les parecerá superfluo (en tanto que aparentes digresiones o desviaciones de la sustancia de la trama), la novela se sostiene en todo momento, y los capítulos finales tejen, destejen y vuelven a tejer un extraordinario misterio. Henshaw remarca que lo que distingue la ficción de lo que, a pesar de todo, seguimos insistiendo en llamar realidad, no es evidente ni válida. Para una novela que va camino de los 30 años, no ha envejecido ni una pizca.

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