6 feb 2023

Reseña: Klara and the Sun, de Kazuo Ishiguro

Kazuo Ishiguro, Klara and the Sun (Londres: Faber and Faber, 2021). 307 páginas.

Que la inteligencia artificial continúa haciendo progresos asombrosos no es noticia. De hecho, es evidente que en un futuro no muy distante las máquinas programadas y los algoritmos van a suplantar la mayoría de las tareas y funciones que durante siglos han realizado los humanos. La cuestión realmente candente es si esos robots o androides o llámense como se llamen podrán adquirir rasgos esencialmente humanos.

La Klara de Ishiguro es una AF, una ‘Artificial Friend’. Pero resulta ser no solamente una máquina diseñada para ser amiga y hacerle compañía a niños y jóvenes, pues es también la narradora de esta novela. Sugiero no obstante fijarse en un importante (en mi opinión) detalle gramatical de lo que acabo de decir: he utilizado el género femenino. ¿Pueden los Artificial Friends adquirir y cultivar rasgos tan humanos como ese?

El amigo artificial por excelencia para quien, como yo, tenga que cortar el césped varias veces al año.

Al comienzo de su relato, Klara cuenta cómo cada mañana se coloca en el escaparate de la tienda donde está en venta. Klara y sus colegas se nutren de la luz solar. Dicha energía les permite caminar, hablar, ver el mundo (en una suerte de pantallazos a la manera de Windows, supongo) y, lo más importante, aprender a comportarse en el contexto de la sociedad humana en la que van a vivir.

Un día entra en la tienda Josie, una jovencita que parece estar padeciendo una enfermedad cuya curación no parece posible. Tras la visita, Klara se ilusiona y espera pertinazmente que vuelva a por ella. Finalmente Josie vuelve con su madre y compran su amiga artificial. La vida en la casa de Josie supone muchos cambios, pero Klara demuestra un gran poder de adaptación, algo que ya quisieran tener muchos humanos.

El mundo en el que viven Klara, Josie, la madre de Josie y el círculo de amigos y conocidos es ciertamente similar al nuestro: hay polución muy nociva (que Klara relaciona con unas máquinas que identifica como Cootings), y entre las nuevas generaciones parece haber una selección de protegidos (entre los que no está el amigo/vecino/novio de Josie, Rick). Ishiguro mantiene todos los aspectos que pudieran apuntar a un lugar conocido (en los Estados Unidos) dentro de una imprecisión premeditada, aunque la sociedad en la que se inscribe la historia de Klara es inequívocamente la occidental.

Seguramente el episodio que más desasosiego causa en la novela es la visita a Capaldi, una suerte de artista con quien la madre de Josie ha estado negociando la producción de un retrato de la hija: ante la creciente posibilidad de que sucumba a su enfermedad, Capaldi explora la conversión de Klara en una reproducción de la joven enferma.

¿Dónde estarán los límites de la inteligencia artificial, si es que los vaya a haber? ¿Podrá un robot reemplazar a personas tan importantes para nosotros como nuestras amistades y demostrar empatía? Sabemos ya que hay máquinas diseñadas y programadas para matar y hacer cumplir la ley. Alguien que sabe mucho de este tema me confesó que dejó su trabajo y abandonó la investigación en robótica porque los límites éticos que él quería respetar a toda costa estaban siendo erosionados por sus superiores. Es, como mínimo, para estar intranquilos.

En todo caso, ciñéndonos estrictamente a los aspectos puramente literarios de Klara and the Sun, Ishiguro juega con nuestra capacidad para resistir con la incredulidad, realizando una arriesgada apuesta al hacer del robot la narradora. El lenguaje mismo que emplea Klara es en apariencia trivial: les habla a las personas en tercera persona (nunca directamente, sin recurrir al «tú»). Pienso que es una estrategia deliberada del autor. Nadie se va a identificar con un narrador que no habla como un ser humano. ¿O sí?

Un buen libro con muchos más matices e interrogantes de los que uno aprecia a simple vista. Lo recomiendo.

Publicado en castellano como Klara y el Sol por Anagrama en 2021, con la traducción de Mauricio Bach; i en català, amb el títol de La Klara i el Sol, en una edició també d’Anagrama del mateix any, amb traducció a càrrec d’en Xavier Pàmies.

15 ene 2023

Reseña: The New Nomads, de Felix Marquardt

Felix Marquardt, The New Nomads: How the Migration Revolution is Making the World a Better Place (Londres: Simon & Schuster, 2021). 278 páginas.

Hace ya más de una década que participé en calidad de intérprete en dos rondas (la primera y la tercera) de negociación de un TLC. Los Tratados de Libre Comercio abogan por la libre circulación de productos, servicios y capitales entre países. Es la expresión jurídica y política de la fuerte ola globalizadora iniciada en la segunda mitad del siglo pasado e intensificada en este siglo XXI.

Un TLC es el triunfo más obvio y palpable del modo de producción y gestión capitalista. Australia, por ejemplo, ha hecho de los TLC un ‘modo de vida’: es país signatario de dieciséis TLC firmados y en marcha con otros veintiocho. Es innegable que los australianos nos hemos beneficiado mucho de ellos. El nivel de vida que hay en Australia es ciertamente envidiable.

Sin embargo, la libre circulación de productos, servicios y capitales no incluye a las personas. Y a pesar de ello, la gente sigue emigrando. A países como Australia, sí, pero también a la Unión Europea, a Estados Unidos o a cualquier otro lugar donde alguien con las ganas, las destrezas, los conocimientos o las aptitudes que sean requeridas podrá labrarse un futuro.

La tesis que expone Marquardt en The New Nomads es, en cierto modo, palmaria. La Historia nos (de)muestra que el hecho de cambiar de lugar de residencia para tratar de encontrar una vida mejor forma parte de la experiencia de los seres humanos desde siempre. El fenómeno que Marquardt señala es el hecho de que los desplazamientos en el siglo XXI no siguen las mismas rutas o direcciones que solían seguirse en siglos anteriores (para muestra un botón: pongamos por caso las masivas salidas de irlandeses, italianos o españoles en el siglo XIX). La migración es ya, de hecho, multilateral y multidireccional.

El libro presenta infinidad de casos personalizados, gente joven a la que el autor entrevista. Explica que, aunque históricamente la posibilidad de emigrar estuvo siempre reservada a las elites, “Hoy en día, cualquier europeo de todos los orígenes, salvo los más pobres, puede posiblemente coger un autobús rumbo a un país extranjero y experimentar algo del mundo al otro lado del horizonte. […] Todos hemos oído alguna vez la frase ‘saber es poder’, pero para la mayoría de las civilizaciones antiguas, saber era viajar. Para los griegos o los fenicios, literalmente no existía la educación sin viajar, ni se daba el viajar sin una educación. Lo que convertía a alguien en educado (y poderoso) era el hecho de que había viajado.” (p. 57, mi traducción).

Una curiosa observación que realiza Marquardt en torno a las tendencias migratorias en esta segunda década del siglo XXI es el hecho del rápido crecimiento que está teniendo la migración entre países del hemisferio sur: “Esta migración no es del tipo que obsesiona a los economistas, ni tampoco del tipo que irrita a los votantes y lleva a los populistas al poder en Occidente. Pero representa una herramienta esencial para el desarrollo en los países que cuentan con las más pequeñas emisiones de gases invernadero (las de África representan entre 4 y 5 por ciento de las emisiones globales” (p. 90, mi traducción). Es decir: puesto que los desplazamientos poblacionales siempre acarrean movimientos de capital, este tipo de migración resulta ser una suerte de ayuda al desarrollo mucho más eficaz que los métodos empleados hasta ahora. “Se precisa dinero, tesón y coraje para convertirse en migrante, y quienes escogen hacerlo nunca son los más vulnerables en sus países de origen y, por esa razón, la ayuda exterior que se gasta con la esperanza de disuadir la emigración tiene el efecto opuesto: el desarrollo exitoso en casi todos los países que antes eran pobres ha dado lugar a un incremento, en lugar de una reducción, de la emigración.” (p. 91, mi traducción)

The Monument to Migrants, Lake Vasto, Perth, Western Australia. Fotografía de Calistemon.

Hay también espacio para algunas críticas (más que probablemente justificadas) hacia las elites y las “Mentes Brillantes” que de forma periódica se reúnen en algún lugar del mundo para hablar de soluciones a los muchos males que nos afectan. Denuncia el escritor multinacional la profunda inmadurez de lo que él denomina solucionismo: “la idea de que todo lo que nos hace falta hacer es ponernos a pensar todos juntos e ‘idear algo’ que nos permita ‘lidiar con’ los principales problemas de nuestro tiempo. Esos problemas, desde la migración al colapso climático y la sexta extinción de especies que está ya en marcha, desde los asombrosos niveles de desigualdad en el mundo a la naturaleza inherentemente ecocida del súper-organismo metastatizado al que llamamos economía global, no son ‘problemas’. Son situaciones precarias. Los problemas tienen soluciones […] las situaciones precarias no. […] En este contexto, nuestra tendencia moderna a buscar ‘soluciones’ no es solamente equivocada. Es un pasivo, una deuda. No podemos ‘solucionar’ esos problemas, por muy brillantes que podamos ser. Hemos de vivir con ellos.” (p. 216, mi traducción)  

Aunque este libro de Marquardt se aleja mucho de la teorización e incide mucho más en los testimonios y las impresiones que decenas de personas le han aportado para su escritura, no está exento de algunas importantes reflexiones. Por ejemplo, la que hace en la página 121: “No obstante, quizá lo más importante que nos enseña la emigración es que el lugar de donde uno venga y el lugar al que uno se dirija no son más que meras proyecciones de los verdaderos interrogantes de la vida: ¿Quién eres? ¿Quién deseas ser?”

No es que The New Nomads revele algún dato o razonamiento espectacularmente novedoso. Sin embargo, es una lectura amena y fácil que aporta perspicacia y muchos matices personalizados al tema de la migración en esta época tan convulsa. Imagino que no entrará a formar parte de la lista de libros indispensables de los dinosaurios intelectuales que militan en partidos políticos xenofóbicos. Eso significa que, de entrada, es un buen libro.

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