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30 jun 2024

Broome, Australia Occidental

En Broome, ver el ocaso es un ritual. Puedes hacerlo desde un barquito de vela, montando un camello, tomando unas cervezas en Entrance Point o desde uno de los varios bares y restaurantes en Cable Beach.

Si ya de por sí las distancias en Australia hacen que muchos lugares resulten extremadamente remotos y aislados, la situación geográfica de Broome, en el noroeste del país, hace de esta ciudad un punto alejado de casi todo. Broome cuenta con una población estable de unas 30 000 personas (aunque el censo dice que son 15 000, algo que no cuadra con lo que uno ve); la ciudad más cercana en el mismo estado con más de 30 000 habitantes es Geraldton, a unas veinte horas en coche. Perth queda a un día entero de carretera, mientras que llegar a Darwin, en el Territorio del Norte, toma unas veinte horas de conducción monótona (y peligrosa por la noche, como atestiguan las numerosas vacas muertas al lado de la carretera tras haber colisionado con vehículos como los road trains, esos camiones articulados que fácilmente superan los 100 metros de longitud).

De manera que el mejor modo de viajar a Broome es en avión: unas cinco horas desde Melbourne, que tiene vuelo directo. Desde Perth es un paseíto de 2 horas y media. Así que paciencia, un buen libro y a dejar pasar las horas.

Llegar a Broome a última hora de la tarde es un regalo absoluto para la vista. Si no está nublado, desde el lado izquierdo del avión podrás disfrutar de una indescriptible paleta de tonalidades naranjas, rojizas, violetas y moradas.

En vez de ir a Cable Beach, mucha gente local acude a Entrance Point para ver el espectáculo diario del anochecer sobre el Océano Índico.

Una vez en Broome, te das cuenta de que el ocaso es una suerte de negocio turístico: Cable Beach, la playa en el costado occidental del casco urbano, se llena de gente minutos antes de la puesta del sol. La industria turística ofrece desde cruceros de unas tres horas para contemplar cómo la estrella más cercana al planeta desaparece por el horizonte del Océano Índico a paseos en camellos. Un kilómetro o dos al norte de las rocas que dividen Cable Beach en dos enormes segmentos, el lugar que solía ser la playa nudista de Broome se llena hoy en día de vehículos todoterreno que, en una especie de extraño culto completamente irrespetuoso con el medio ambiente, se alinean cara al mar para ver el crepúsculo.

Todo es un poco más caro en Broome. Es la tiranía de la distancia. Prácticamente hay que traerlo todo de fuera, y los fletes son altos. Incluso los combustibles son casi un 20% más caros que en la capital, por ejemplo.

En Gantheaume Point se han descubierto huellas de dinosaurios en las rocas que, cuando la marea es especialmente baja, quedan a la vista.
 
El visitante que tenga algo de curiosidad y se fije un poco constatará los diversos estratos socioeconómicos en esa región de Australia. Por un lado, la población indígena en la que se aprecia una clara distinción entre quienes tienen más que suficientes medios de subsistencia y quienes dependen de las ayudas económicas del estado. De otro lado está la población anglosajona local, que, por lo que no ha visto, cuenta con un alto poder adquisitivo. En medio están los numerosos trabajadores de la hostelería y los que tenemos la fortuna de estar allí de vacaciones; es decir, una población estacional y flotante. De entre los primeros pude charlar con algunos jóvenes mochileros, procedentes en su mayoría de Europa y Sudamérica, quienes por causa de las condiciones aplicables a sus visados trabajan en esta zona tan lejana del resto de Australia. Un subgrupo aparte lo constituyen los trabajadores de las islas del Pacífico, mayormente empleados en la hostelería. ¿Las kelis del Pacífico?

El mayor pub del centro de Broome es el Roey (the Roebuck Bay Hotel). Cada noche hay algo especial: Drag Bingo, Wet T-shirt o Infamous Sports Girls Night, entre otras. Detrás de la barra no hace nada de frío.
 
Además del sector turístico, Broome es el puerto de salida para muchas empresas mineras de la zona. Si a principios del siglo XX la ciudad era conocida por su industria perlífera, de ella hoy en día solamente parecen quedar tiendas y algunas pequeñas explotaciones en las afueras. Excepto cuando hace una indeseable visita algún ciclón en el verano austral, el mar apenas tiene oleaje, pues la plataforma continental se extiende muchos kilómetros desde la costa, y ello hace de la pesca deportiva una atracción para muchos.

Los manglares de Roebuck Bay en primer plano, la bahía al fondo en la marea baja.

En el centro de Broome se da una curiosa conjunción de lugares y propósitos: el edificio de los juzgados queda justo enfrente de la comisaría de policía y de la cárcel. No muy lejos hay actualmente un solar vacío cerrado por una cerca, en la que un viejo cartel señalaba el lugar como antiguo emplazamiento de un inexistente sober-up centre, instalaciones donde se ayuda y se trata a personas en grave estado de intoxicación.

El único cine en cientos de kilómetros a la redonda. Al aire libre, por supuesto.

Remoto y singular, Broome es un rincón de Australia perfecto para olvidar el frío que por estos meses nos recluye a muchos en el interior de las casas en la costa sureste. Como podrás ver en las fotos, tiene sus peculiaridades, además de espectaculares parajes escénicos y playas solitarias.

Beagle Bay, comunidad indígena autónoma unas dos horas al norte, en la península de Dampier, cuenta con una iglesia cuya decoración interior se basa en el nácar y las conchas de mar. El altar.

Una suerte de impuesto revolucionario plenamente justificado. El razonamiento es que quien quiera visitarlos, que les deje una ayuda que necesitan.

Los comerciantes del centro de Broome comentaban que, cuando llega una de estas miniciudades flotantes, las ventas crecen hasta un 50 %. Rumbo al norte y al crepúsculo, visto desde Entrance Point.

Gantheaume Point durante la marea alta.

"Her Rules, Her Game". Footy rules in Broome. As it should be.

Simpsons Beach es la playa oriental, ideal para ver el amanecer. Al fondo, el puerto.

© All photographs, T.H. Wykes (2024)

6 abr 2024

Kangaroo Island Wilderness Trail

El Kangaroo Island Wilderness Trail es un sendero de unos 66 km. de longitud, que normalmente se hace en cinco días. Si además caminas algunos de los pequeños recorridos sugeridos por la guía oficial del Parque, la distancia total puede superar fácilmente los 72 km. El sendero discurre por el Parque Nacional Flinders Chase, en el oeste de la Isla de los Canguros. Las guías recomiendan emprenderlo entre finales de marzo y principios de noviembre, cuando el calor no aprieta tanto.

El sendero se inauguró en 2016, pero tras los brutales incendios que en diciembre de 2019 y enero de 2020 redujeron casi el 40% de la superficie de la isla a cenizas estuvo cerrado hasta diciembre de 2023. La recuperación, no obstante, es evidente en todo el trayecto. Se calcula que más de 40.000 koalas (por mencionar solo una de las especies más características de la zona) perecieron en los incendios.

El sendero se puede hacer pernoctando en los campamentos del Parque Nacional (hay que obtener el permiso pertinente y pagar por ello) o mediante el sistema de transporte diario desde tu alojamiento al inicio de cada etapa diaria y recogida (acordada con el conductor) unas cuantas horas después.

La mejor manera de llegar a la isla es con el transbordador de SeaLink. El viaje dura unos 50 minutos y puedes llevar tu propio vehículo. 
La isla no es ni pequeña ni grande. La población permanente no llega a los 5000 habitantes.
Uno de los koalas residentes en el Discovery Caravan Park en Karatta, que hacen las delicias de los huéspedes.

Día 1: Rocky River (unos 15 km.) Desde el cruce de South Coast Rd con West End Highway hasta Snake Lagoon.
El inicio del sendero está muy bien acondicionado. El nuevo Centro de Visitantes del Parque Nacional Flinders Chase abrirá en los próximos meses. 
Tras unos dos o tres kilómetros en dirección norte, el sendero llega a unas charcas donde a veces se pueden avistar ornitorrincos. Tras rodear el recinto, la senda gira hacia el oeste, camino de la costa. En algunas partes de la ruta, la vegetación está recuperando su frondosidad.
El mirador de Pardalote se encuentra más o menos a mitad de camino. Las vistas son del Rocky River. 
En este paraje del río, a unos dos kilómetros del punto final del trayecto del primer día, llamado The Cascades, se forma una charca lo bastante grande como para albergar una pareja de ornitorrincos, cuyas cabezas asomaron breves instantes mientras engullíamos el almuerzo.
Si ha habido fuertes lluvias en el área, el sendero ofrece la opción de evitar el lecho del río, que en verano suele estar seco.
Rocky River.
La erosión de la roca arenisca en el lecho del río ha creado algunas formas sorprendentes. Lo que yo veía eran los dedos de los pies de unos gigantes enterrados bajo el lecho del río. 

Día 2: Maupertius Bay (unos 19 km.) Desde Snake Lagoon/Rocky River hasta el Faro del Cabo de Couedic o Admiral's Arch.
Rocky River cerca de su desembocadura en Maupertuis Bay.
En la desembocadura de Rocky River se ha formado una preciosa playa de arena. 
A veces es importante saber los horarios de las mareas. Unos dos kilómetros adelante, el sendero ofrece dos opciones: por las dunas o por la orilla de la playa de Maupertuis.
Un ejemplo de la flora de la zona de las dunas.
La playa de Maupertuis.
Tras atravesar la playa, el sendero sube hacia los acantilados y los sigue en dirección sur. Esta parte del sendero queda muy expuesta, tanto al viento como al sol o la lluvia, según sea el día. La vegetación es escasa y se ha adaptado a las condiciones.
El sendero discurre por un terreno sin lugares para resguardarse de la lluvia. El suelo es rocoso y arenoso. La senda está, por lo general, bien señalizada, aunque en algunas partes hay que pararse y buscar la senda. El sentido común, no obstante, te dice que el océano va a estar en todo momento a tu derecha. 
Los acantilados, con la playa de Maupertius al fondo. Durante toda la caminata te acompaña el rítmico rumor del oleaje. Desde la llegada de los colonizadores europeos, esta parte de la costa fue escenario de numerosísimos naufragios. El océano Austral no perdona.
Un solitario canguro junto al sendero. La especie autóctona de la Isla de los Canguros tiene un pelaje mucho más oscuro y grueso y suele ser de tamaño algo más pequeño que las otras especies dominantes en el resto del continente. 
El final del itinerario del segundo día lleva por una pista de mantenimiento de la línea eléctrica. Al fondo, el faro.
Las focas son el mayor aliciente que atrae a los autobuses de turistas a Admiral's Arch. Hay otros lugares de la isla donde es posible avistarlas, pero en este lugar están muy cerca.

Día 3: Sanderson Beach (unos 16 km.) Desde Weir's Cove hasta Banksia Camp/Sanderson Beach.
Construida a principios del siglo XX, esta casa en Weir's Cove sirvió para almacenamiento de víveres y alojamiento de quienes construyeron el faro del cabo de Couedic. La ruina forma parte ahora del patrimonio del Parque Nacional Flinders Chase.
Los acantilados de la costa sur de la isla son, en algunas partes, incluso más altos que los de la oeste.

Por alguna razón que desconozco y que en todo caso no me resultaría lógica, el sendero se adentra en el interior del Parque Nacional en vez de seguir la costa. Hay una carretera que discurre pegada a los acantilados y que lleva a las Rocas. El sendero agrega unos cuatro kilómetros al trayecto, pero no es eso lo peor. Es increíblemente monótono y apenas hay puntos de referencia en el horizonte.
Remarkable Rocks (Las Rocas Asombrosas): punto de parada obligada para los autobuses que, cargados de turistas y sus teléfonos móviles, quieren hacerse decenas de fotos que pueden luego compartir en sus redes sociales. Son unas moles de granito que el tiempo ha erosionado hasta formar un conjunto de ... pues eso, rocas asombrosas. 
El color que impregna la roca es real.
En esta playita protegida por muchas rocas no tan asombrosas, a unos cincuenta metros del sendero, se puede avistar una fantástica colonia de focas. Las que estaban en el remanso se lo estaban pasando pipa, dando saltos y jugueteando. Poder observar animales disfrutando de su entorno es todo un lujo.
¿Puedes verlo? Busca las púas... Tras el arbusto se esconde un equidna, que no me dio tiempo a hacerle una foto de cuerpo entero.
Este lagarto sí se dejó fotografiar. Merodeaba el campamento donde termina esta parte tercera del Kangaroo Island Wilderness Trail.
El incendio de 2020 arrasó todas las instalaciones del Parque Nacional Flinders Chase. Banksia Camp ofrece ahora unas instalaciones muy buenas. Incluso hay una terraza para organizar una cena al fresco si tras andar casi 50 kms. en tres días te quedan ganas...

Día 4: Grassdale (unos 13 km.) Desde Banksia Camp hasta Hanson Beach.

El inicio de la cuarta etapa se hace por una pista desde el campamento hacia la playa de Sanderson. El sendero se retoma cerca de la playa, a mano izquierda.
Espectaculares vistas mirando hacia el este del océano Austral, en la costa sur de la Isla de los Canguros.
La vista hacia el oeste. Se pueden divisar las Rocas en la distancia.
Este paraje tiene uno de los nombres más curiosos que he oído en mucho tiempo: Cape Younghusband.
El sendero cruza la finca donde se ubica un alojamiento de lujo total, de esos que cobran 2500 euros la noche con pensión completa. Al estar rodeado por el Parque Nacional Flinders Chase, el acceso no está vedado a quienes realizan la caminata de cinco días. 
Este canguro parecía medio ciego y algo sordo. No reaccionó cuando pasamos a su lado.
Una vez dejas atrás el lujoso Southern Ocean Lodge, el sendero sigue hacia el este, entre los eucaliptos que siguen recuperándose del fuego que masacró la fauna y la flora de buena parte de la isla. 
El contraste entre las ramas superiores chamuscadas en 2020 y la vegetación que se ha regenerado desde entonces es visible en toda la isla.
Final de la cuarta etapa: Hanson Beach.

Día 5: Kelly Hill (unos 8 km.) Desde Tea Tree Camp o Hanson Beach hasta Kelly's Caves.

Al poco de iniciar el quinto día del sendero, tienes la opción de cruzar el río (River South West) con este bote, tirando de la cuerda. La otra opción consiste en caminar hasta la playa, recorrerla toda y conectar con el sendero un poco más adelante.
La senda se sitúa entre un sistema de dunas a la derecha y otro sistema de lagunas, en su mayoría secas en esta época del año. 
Uno de los pocos eucaliptos centenarios que parece haber sobrevivido a los incendios.
Wilderness Lagoon todavía tiene agua después de un caluroso verano.

La senda, camino de Kelly Hill.
En el habla colonial del siglo XIX, esta majestuosa planta (Xanthorrhoea), también llamada grasstree, era conocida como Blackboy. Su flor es un larguísimo tubo de color oscuro y destaca entre los arbustos. Véase la siguiente fotografía.  
Tras caminar cerca de diecisiete horas (a una media de aproximadamente 3,85 km/hora, que no está nada mal) y recorrer los 66 kilómetros del sendero y unos tres o cuatro extra, llegas a tu meta. Han valido la pena los dolores, los sudores y los muchos pinchazos de los arbustos.

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