Philipp Meyer, American Rust (Crows Nest: Allen & Unwin, 2009). 367 páginas.
Uno de los precandidatos a la nominación por el Partido Republicano en los
EE.UU. (todos sabemos de quién se trata, ¿no?) parece echarle la culpa de todos
los males que afectan a su país a la gente procedente de otros países, obviando
la pésima gestión que tuvo durante ocho larguísimos años un presidente inepto e
incompetente. Parece que ni siquiera los ochos años del mandato de Obama podrán
salvar al Imperio de su declive. Y lo peor que casi seguro arrastrarán al resto
del mundo con ellos.
Meyer escoge una pequeña ciudad de Pennsylvania llamada Buell como
escenario modelo de ese declive. Durante décadas la población local vivió de la
siderurgia. Pero las acerías cerraron, y la herrumbre de los edificios y la
maquinaria está por todas partes. Cuando el tejido productivo de una comunidad
se pudre, lo lógico y normal es que también los miembros de esa comunidad
sufran esa corrosión moral, y la desesperación se ceba en ellos. Sin un gran
sueño americano por el que luchar, ¿qué les queda?
Víctimas de esa
decadencia son dos jóvenes, Isaac English y Billy Poe. Sus circunstancias personales
son algo diferentes: Isaac es muy inteligente, pero algo retraído, y por los
avatares del destino está atado al cuidado de su padre, discapacitado tras un
accidente laboral. La madre optó por suicidarse. Billy, en cambio, es muy atlético
y bastante atractivo, pero es el típico camorrista de pequeña ciudad. Vive con
su madre en una caravana, evitando encontrar trabajo o que el trabajo le encuentre
a él. Las diferencias entre las personalidades de ambos muchachos son enormes,
pero de un incidente pasado surgió entre ellos la amistad.
El río Mon en verano. En la otra orilla, algunas de las muchas ruinas del otrora poderío industrial estadounidense. Fotografía de Tur3106. |
El día que Isaac
decide largarse del valle del río Mon (tras haberse apropiado de cuatro mil
dólares que su viejo tenía escondidos) le pide a Billy que le acompañe en su
primera jornada. ¿Destino final? California, Berkeley, la universidad, un
porvenir. Un fuerte aguacero los obliga a refugiarse en uno de las numerosas
fábricas abandonadas cerca del río, y mientras están allí llegan tres
vagamundos, quienes reclaman el lugar como suyo.
Isaac, poco dado
a discutir con nadie, entiende las indirectas, pero Billy no se arredra y
decide plantarles cara. Pasados unos minutos, Isaac regresa por una ruta
diferente. La escena que se encuentra es terrorífica: uno de los tres nómadas,
el mexicano, tiene dominado a su amigo con una navaja al cuello, otro de ellos,
el sueco, parece disponerse a abusar sexualmente de él y un tercero está en
tierra, presumiblemente golpeado por Billy. Isaac no se lo piensa dos veces y
le lanza el primer objeto contundente a la cabeza al sueco, que cae desplomado.
Aprovechando la confusión, Billy logra evadirse (si bien se lleva un tajo), y
los chicos huyen del lugar. Isaac ha dejado la guita escondida, y Billy se ha
dejado su jersey en la escena del crimen.
Pittsburgh Steel Company, Monessen Works, Blast Furnace No. 3, Donner Avenue, Monessen, Westmoreland County. Pero podría haber sido el Port de Sagunt, o Port Kembla. |
La narración en
la que nos sumerge Meyer es más bien ralentizada, a ratos repetitiva. Incluso
en ocasiones da la impresión de ir un pelín a la deriva. Las diferentes partes
del libro se dividen en capítulos que adoptan el punto de vista de cada uno de
los personajes. Los dos jóvenes toman decisiones erróneas que terminarán por
causarles graves problemas. Mientras, la relación entre la madre de Billy,
Grace, y el jefe de policía local, Bud Harris, añade una interesante trama secundaria,
en la que se plantean otras cuestiones morales en torno a personajes maduros,
aunque prácticamente resignados al fracaso.
El homicidio del
sueco es tratado con cierta ambigüedad moral: tanto Billy como Isaac se hacen
preguntas acerca de las consecuencias de ese acto − muy diferentes en cada caso
– pero la mayoría de las veces conjeturan sobre sus propias inacciones u omisiones
pasadas. Cuando ambos tuvieron la oportunidad de salir del círculo vicioso que
es la pobreza en esa parte del país, no lo hicieron. Ahora ya es demasiado
tarde.
Pero salir, ambos
salen. Mientras que Isaac emprende huida a bordo de trenes de mercancías, sufre
una paliza y finalmente le roban el dinero, Isaac es arrestado. Ingresa en la
cárcel al negarse a declarar (y así proteger a Isaac), un mundo terrorífico en
el que es extraordinariamente difícil que sobreviva un joven sin experiencia
como él.