Atticus Lish, Preparation for the Next Life (Nueva York: Tyrant Books, 2014). 417 páginas.
Llevo cierto
tiempo acariciando la idea de escribir unas líneas acerca de por qué continúo –
en estos tiempos en que la originalidad y la brillantez literaria rara vez se
suman en un mismo autor – leyendo las más recientes novedades, especialmente cuando
se trata de la ópera prima de algún autor desconocido. El motivo principal,
intuyo, tiene más que ver con la búsqueda de perspectivas y actitudes afines a
mi visión del mundo y de la vida que con la esperanza (¿fundada exactamente en
qué en datos o hechos?, me apresuro a añadir) de descubrir al próximo genio de
las letras universales del siglo XXI.
El caso es que la
primera novela del estadounidense Atticus Lish ha venido a confirmar que realmente vale la pena estar atento a
esas novedades, por muchas mediocridades que vean la luz del sol y constituyan
un desperdicio de papel o megabytes, según cuál sea tu soporte favorito.
NY skyline: Fotografía de Shmuel Spiegelman |
El consabido
elogio del The New York Times que la
editorial decidió reproducir en la portada de la novela habla de una historia
de amor (“Perhaps the finest and most unsentimental love story of the new
decade”). Debo al instante expresar mi desacuerdo: Preparation for the Next Life no es una historia de amor, aunque la
trama incluya una exquisita historia de amor. Esta novela de Lish es un
prodigioso estudio de la dificilísima vida en los márgenes en la ciudad más
famosa del mundo en nuestro tiempo.
A los Estados
Unidos llega una joven uigur musulmana del noroeste de China, Zou Lei.
Inmigrante ilegal, sin papeles en un país que sigue conmocionado y paranoico
tras el 11-S, Zou habla muy mal el inglés y no conoce a nadie. El sueño
americano puede ser para ella simplemente tener la certeza de asegurarse la
próxima comida. Pero a las primeras de cambio cae en una redada e ingresa en
prisión. Welcome to America!
Tras salir de la
cárcel, sigue buscando trabajo y un lugar donde poder dormir. Subsiste con
pequeños trabajos, tales como pasarse horas vendiendo DVD pirateados en el
metro. Finalmente consigue trabajo en la cocina de un restaurante chino, como
limpiadora, lavaplatos y chica para todo, por una miseria de salario. Dado que
no domina el dialecto cantonés de la mayoría de los empleados, su posición en esa
jerarquía está claro: el último. Pero Zou Lei cuenta con el tesón y la
capacidad de sufrimiento que hicieron que muchos emigrantes terminaran siendo,
si no los amos de la ciudad de Nueva York, al menos ciudadanos notables y
respetados.
Graffiti en las calles de NY. Fotografía de Patrice78500 |
Zou tiene también
muy asumido el axioma de mens sana in
corpore sano, y en los pocos descansos laborales que tiene se entrega al
ejercicio físico. En uno de ellos conoce a Brad Skinner, veterano de la campaña
de Iraq, y accede a intercambiar con él números de teléfono. Lo que sigue es
una fascinante historia (entre otras cosas, sí, de amor). Zou Lei tendrá en
Skinner una fuente de apoyo y de compañerismo, que le servirá para mejorar su
nivel de inglés. Skinner tendrá en Zou Lei una compañera que lo trata con mucho
cariño. Skinner ha vuelto de la guerra totalmente desquiciado: la espalda llena
de cicatrices y la memoria repleta de horrores (tanto los infligidos por él
como los sufridos); debiera estar recibiendo atención por su trastorno de
estrés postraumático, pero en cambio abusa de las pastillas, el alcohol y la
mariguana y tiene unos bruscos y frecuentes cambios de humor; es, naturalmente,
difícil la convivencia con él.
Perdido en la
jungla de asfalto y en la nube químico-etílica de las diferentes sustancias que
consume, Skinner encuentra alojamiento en alquiler en la casona de tres pisos de
Queens regentada por la irlandesa Sra. Murphy, fumadora empedernida y obesa que
nunca sale de casa. Con ella viven su hija Erin, y su segundo marido,
sindicalista violento. Esperan el regreso de su hijo Jimmy, que cumple una
larga condena en prisión. La llegada de Jimmy a la casa añade un cariz de amenaza
latente a la narrativa (desde el sótano en el que duerme, Skinner oye fuertes
pisadas de alguien nuevo en la casa). El autor nos hace ver que es solo
cuestión de tiempo que Skinner y Jimmy tengan un enfrentamiento, especialmente
cuando el inquilino empieza a darse cuenta de que alguien está entrando en su
dormitorio cuando él está fuera de casa y le están desapareciendo cosas (latas
de cerveza, paquetes de tabaco).
Una vista del barrio Queens. Fotografía de Nmilbrodt. |
La relación entre
la inmigrante ilegal y el exveterano de la guerra está tratada sin ningún
sentimentalismo. Skinner no es, desde luego, ningún angelito, pero de sus
conversaciones con Zou Lei se colige que sí quisiera creer en un futuro mejor
que esa existencia deprimida y carente de expectativas de mejora que tiene. En
varias ocasiones, saca la pistola que conserva de la campaña en Iraq y juguetea
con la idea de apretar el gatillo mientras la apunta contra sí mismo. En una
estrategia que quizás peque un poquito de simplista, Lish contrapone la figura
de Jimmy con la de Skinner para que éste último quede como el bueno frente al
malo de la historia. Y malo, Jimmy, lo es. Tiene maldad en abundancia, aunque
sea en realidad otra víctima más de un sistema de justicia errado en sus
principios y políticas. En una de sus escapadas, Jimmy sube a un pequeño recinto
tras escoger a una mujer china para que le prestes sus servicios como
masajista. Lo que ocurre en esa habitación, en una atmósfera asfixiante, es uno
de los episodios de mayor brutalidad y sadismo que he leído en mucho tiempo. El
hecho de que la masajista sea de raza china añade unas dosis extraordinarias de
tensión y suspense a los acontecimientos
que van a suceder después.
También se
disfruta de la prosa límpida y a ratos elegante de Lish. Para los que no
conocemos bien Nueva York, seguir a los personajes en sus largos recorridos por
la ciudad es todo un reto (quizás sea recomendable leer la novela con la ayuda de
un buen mapa), y Lish aporta sutiles descripciones en las que demuestra contar
con unas grandes dotes de observación y la habilidad de decir mucho en pocas
palabras. Un botón de muestra:
“Broadway de día. Salía la gente en tropel del metro, moviéndose
en grupos que se iban fragmentando y luego atravesaban otras columnas de gente,
igual que en un colador. Olía los pretzels.
Desde un Denali negro se podía ver la mano de un conductor, que descansaba el
brazo sobre el volante, una mano de atleta, un reloj de pulsera caro. Todas las
chicas llevaban botas de esquimal. El pelo les rebotaba en la parte de atrás al
caminar. Eran tantas que resultaba increíble. Había chicas oficinistas fumando a
la entrada de los edificios, y tipos en mangas de camisa que salían a fumar con
ellas, jóvenes con pantalones, tipos normales que no se habían alistado después
de terminar la secundaria, y Skinner escuchaba el sonido de sus voces al pasar y
todo le parecía muy extraño.” (p. 71, mi traducción)
En Preparation for the Next Life Lish
recoge el lenguaje de la ingente mezcolanza humana que es Nueva York. Acentos castellanos
de México, Puerto Rico o República Dominicana, pero también mandarín, cantonés,
y el habla peculiar de los irlandeses, y ante todo ese inglés macarrónico que
hablan todos los que han llegado allí desde cualquier parte del mundo en busca
de una vida mejor, a un mundo amenazante, inseguro y desalentador, y en el que
solo les es posible instalarse en los márgenes, ateridos por el frío en
invierno y agobiados por el calor en verano, pero siempre albergando alguna
remota esperanza de salir a flote y vivir un poco mejor. Son el otro, a los que los gobiernos ponen
trabas burocráticas de todo tipo (Zou Lei y Skinner no se deciden a casarse porque
ella no tiene ningún documento de identidad legítimo).
Roosevelt Avenue es una de las calles más nombradas en la novela. Fotografía procedente de Brownstoner Queens |
Esta es una
novela norteamericana un tanto atípica, quizás incluso unAmerican en algunos de sus elementos. Bienvenida sea la
diferencia, bienvenido sea un nuevo autor con una propuesta fresca y discordante
con las tendencias más convencionales.
31/01/2017: Por fin ha aparecido la novela en castellano, publicada por Sexto Piso como Preparación para la próxima vida. con traducción a cargo de Magdalena Palmer.
31/01/2017: Por fin ha aparecido la novela en castellano, publicada por Sexto Piso como Preparación para la próxima vida. con traducción a cargo de Magdalena Palmer.