Brunswick Street, Fitzroy, Melbourne-Fotografía de Mat Connolley |
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La
revista de los campeones, Hermano Cerdo, publica esta semana un
cuento del australiano Chris Womersley que he traducido al castellano y que se
titula ‘Posibilidad de agua’. Womersley ha publicado varios cuentos y
narraciones breves en muy variadas revistas. El año pasado publicó Bereft, que espero poder reseñar aquí en
algunos meses. Bereft fue finalista
del Premio Miles Franklin y recibió el Premio Indie 2011 a la Mejor Ficción.
En
medio de una terrible ola de calor que abrasa Melbourne, los jóvenes protagonistas de ‘Posibilidad
de agua’ entran en el recinto de una piscina municipal buscando algo de alivio. La
imaginación puede hacernos disfrutar de situaciones imprevistas, incluso cuando
lo que deseamos no parezca posible.
'Posibilidad
de agua' comienza así:
“En realidad, ni siquiera sé dónde conocí a Eli. Era simplemente una de esas personas a las que veía en fiestas, conciertos y bares. Me gustaba, y me daba igual que fuese una yonqui; la mayoría de la gente que conocía en aquella época, o eran ya yonquis o estaban de camino, yo el primero. Además, siempre había sentido cierta debilidad por esa clase de mujer.Ese verano yo andaba sobreviviendo con lo mínimo, más o menos al comienzo de una mala racha de perdedor que acabaría por durarme una década. Vivía detrás de una tienda, en Brunswick Street, y lavaba platos en un restaurante griego. Me acostaba tarde, bebía todo el tiempo y fumaba hierba siempre que podía. De noche me ponía en cuclillas en mi habitación, expuesta al viento, y me grababa jeroglíficos en los brazos con trozos de vidrio; eran mensajes para mí mismo, recordatorios de una cosa u otra – de mi propia estupidez de mierda, quizá. No eran mis peores tiempos; esos todavía estaban por llegar.”
Puedes
seguir leyendo el cuento en Hermano Cerdo.
Y si prefieres leer el texto original en inglés, puedes encontrarlo aquí.
En todo caso, espero que te guste.