Michael Wilding, The Prisoner of Mount Warning (North Melbourne: Australian Scholarly Publishing, 2010). 240 páginas.
‘Cuando sonó el teléfono, Plant lo cogió. Fue ese un error que no hubiera cometido en tiempos mejores. En otros tiempos. Hoy en día no sonaba con mucha frecuencia, pero su injustificado optimismo y una curiosidad sin causa aparente pudieron con él. Una vez más.’ Así comienza esta curiosa novela de Michael Wilding. El protagonista, Plant, es un escritor que ha tenido que dedicarse al periodismo de investigación para poder vivir.
Esa llamada telefónica le llevará a una reunión en un restaurante de Sydney, donde el editor de la sección de cultura de un importante rotativo le ofrece un trabajo. Plant tiene que encontrar a un hombre llamado Dorritt, quien según parece está escribiendo un libro, en el cual revelará un episodio de la década de los setenta, alegando que fue secuestrado, torturado, drogado y sometido a vejaciones sexuales por los miembros de un cenáculo libertario y alternativo en una granja cerca de Mount Warning, en las afueras de Byron Bay, Nueva Gales del Sur.
Plant logra contactar con Dorritt y empieza a hacer averiguaciones acerca de lo sucedido. Descubre que Dorritt estaba realizando una investigación sobre revistas y periódicos alternativos producidos por grupos de tipo hippy cuando fue víctima de una aguda crisis nerviosa.
Pero entre sus averiguaciones se incluye la curiosa coincidencia de que el editor, Huxter, su amiga Angela Dark y un negro literario, escritor de discursos para políticos, llamado Ghostly Sperrit (!), formaban parte de uno de esos cenáculos alternativos a los que Dorritt investigaba cuando fue víctima del rapto.
Enredado en una trama de espionaje y vigilancia en la cual muy pronto se convierte él mismo en blanco, Plant intenta aclarar su situación acudiendo a su amigo Fullalove. ¿Es paranoia, o quizá Fullalove está también conchabado con Huxter?
The Prisoner of Mount Warning es un thriller cargado de buenas dosis de humor. Cuando Plant se adentra en Byron Bay y en las montañas del interior de la zona, nos recuerda en gran medida al Larry ‘Doc’ Sportello de la última novela de Thomas Pynchon, Inherent Vice, que ya reseñé (haz clic aquí) en su momento.
Wilding nos lleva en un regreso a veces nostálgico a la maravillosa década de los 70, cuando mucha gente tenía la firme convicción de poder cambiar el mundo. La tesis que sostiene The Prisoner of Mount Warning es sin embargo pesimista. ¿Y si todo aquello fue un montaje? ¿Es todo en el sistema una representación? Con sus diálogos ágiles y vivaces y mucho ingenio, Wilding divulga con estilo, no exento de elegancia, su perspicaz observación de la sociedad australiana y del lenguaje que emplean aquellos que se saben poderosos. Una novela muy divertida.
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