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14 dic 2014

Legados: un poema de Peter Sirr


Legados 
(un poema del irlandés Peter Sirr)

Te encanta tanto tener compañía
que un motor se te ha pegado al cuerpo,
atrapando la noche y devolviéndola
como un derrame de risas
y confusión.
Se toma la mitad de tus palabras
y las mastica, y el resto lo cubre
de heavy, de viejas películas,
el rugido de otras voces, vasos que entrechocan
y una caja registradora que se cierra de golpe,
alguien que discute y alguien
que se pone a cantar.
Mas no te importa,
acompaña a la gramática
de este dialecto de intimidad,
es así como te gusta vivir la noche.
Es donde vivía tu padre
y antes que él, su padre;
se ha vertido en las generaciones,
en voz alta y lleno de humo,
un rugido de fondo en el que sonríe
el alma; es la ciudad
que se niega a dormir, que habla sola,
y bebe en exceso.
Lo que aquí ocurre muere en silencio,
se funde al alba, y está ausente
de las sensatas habitaciones a las que nuestros amigos
se han retirado. Se han ido
a dormir o a hablar, a usar el idioma de una forma racional,
a diferenciar un sonido del otro:
el murmullo del tráfico lejano, el zumbido
de la calefacción y el rigor de las noticias de primera hora.
En el enésimo bar escuchamos
cantar su canción a tu tatarabuelo,
y a su hijo, que le alienta a seguir,
y entonces el hijo de éste entra arrastrando los pies,
pone gestos en tus manos y te hace pedir
más a gritos: más cháchara,
más bebida, más ruido
hasta que ni ellos ni tú ni yo sepamos
de quién es la cabeza que da tantas vueltas,
de quién es la voz que cuenta esta historia,
de quién es la vida en la que ocurre.

El original, aquí.

© de esta traducción al castellano, J. Salavert, 2014.

30 nov 2014

Reseña: Walking Home, de Simon Armitage

Simon Armitage, Walking Home (Oxford: ISIS, 2013). 285 páginas.

Un viaje de 256 millas, o lo que es lo mismo, 428 km, cruzando de norte a sur los Peninos, la cordillera que une los Midlands ingleses con Escocia, parando cada noche en un lugar distinto para llevar a cabo un recital de poesía. Un trovador del siglo XXI, armado de GPS por si las moscas, pertrechado de teléfono móvil para grabar sus notas y un cargamento irracional de barritas Mars de chocolate.
  

En el verano de 2010 Simon Armitage puso en su web un anuncio. Se proponía recorrer el Pennine Way de norte a sur (en dirección contraria a la que suele tomar todo el mundo) y solicitaba la ayuda de todo aquel que apreciara la poesía. En apenas unos meses ya tenía más o menos organizado el viaje, con promesa de cama y comida cada noche y compañía en el camino. Para costearse el viaje se propone hacer un recital de poesía cada noche en un lugar diferente y aceptar los donativos que los concurrentes tengan a bien dejarle en el calcetín limpio que le acompaña a tal efecto. Los libros de poesía le acompañarán en una maleta (apodada the Tombstone, “la Lápida”) que amables voluntarios llevarán de un punto a otro en el norte de Inglaterra por medios de transporte más convencionales. La única noche en que no habrá recital, nos avisa, es la de la final de la Copa del Mundo en Sudáfrica. Cada uno debe definir sus prioridades de antemano.
High Force - fotografía de Les Hull
Walking Home es el resultado de esa odisea moderna. Como dice el título, Armitage va camino de casa. Nacido en Marsden, por donde pasa el Camino de los Peninos, Armitage ha vivido siempre en el norte de Inglaterra. Es un libro atípico: cada día el caminante se encuentra en un estado de ánimo diferente, y las vicisitudes de la marcha son lógicamente diferentes. Cuando se pierde en los montes Cheviot, cerca de la frontera con Escocia, Armitage está en un tris de abandonar su ambiciosa empresa.
Maize Beck - fotografía de Les Hull
No es, en el sentido estricto del género, un libro de viajes. Es innegable que se trata del libro de un poeta, pero no hay únicamente poesía, sino también (y en dosis muy generosas) mucho humor. La mayor parte del recorrido Armitage iba acompañado de voluntarios que habían respondido a su anuncio. Las conversaciones, pero también los silencios, son en ocasiones materia para la reflexión. “Emprender el camino es rendirse al saber popular y afrontar un reto contra el propio ser. Desde el punto de vista físico, asumí que no estaría a la altura, y resultó que sí lo estuve. Desde el punto de vista mental,  pensé que sería más que capaz de hacerlo, y resultó que no lo fui.” (p. 278, mi traducción)
Barro, barro y más barro... Fotografía de Oliver Dixon
A pesar del barro, la lluvia, la niebla (Inglaterra en verano, don’t you just love it?), la pesadez de las piernas tras dos semanas de caminar jornadas enteras, el juglar contemporáneo termina el recorrido (no llegó a completar el trayecto, por cierto – decidió  no hacer los últimos diez kilómetros) con poco más de 3000 libras en el bolsillo (ya no estaban en el calcetín). Para los que nos gusta caminar, este es un libro recomendable porque Armitage describe muy bien las sensaciones que deja en la memoria un largo trayecto de este tipo. Como lector, sin embargo, me quedé con ganas de saber algo más acerca de los recitales, por la mayoría de los cuales Armitage pasa de puntillas.
Peldaños para el caminante. Jacobs Ladder. Fotografía de Clem Rutter

Hay en Australia varios senderos de largo recorrido que bien podrían servir de inspiración a algún bardo ambicioso y pertinaz. Que no espere sin embargo que canguros, wallabies, zarigüeyas, wombats y koalas le llenen el calcetín de dólares. Por las tierras que cruza el Sendero de los Alpes Australianos (Australian Alps Walking Track) apenas encontraría unas cuantas granjas, y poco más. Pero si alguien se anima, pues buena suerte. Le esperaré en el Namadgi Visitor Centre.

6 jun 2014

Reseña: Letter Composed During a Lull in the Fighting, de Kevin Powers

Kevin Powers, Letter Composed During a Lull in the Fighting (Londres: Sceptre, 2014). 96 páginas.


Siempre hay un comienzo. O en otras palabras: por algo se empieza. En el caso de la primera estrofa del primer poema de este libro de Powers:

‘Amen may have meant “to begin”
back then. So be it, the desert, I imagine,
said. So be it, as the car I’m travelling in
turns right on state highway 71,
due west into the vast unending waste
of Texas.’
Puede que entonces amén quisiera decir
“comenzar”. Que así sea, dijo, imagino yo,
el desierto. Que así sea, mientras el coche en el que viajo
gira a la derecha en la carretera estatal 71,
rumbo al oeste, al interior del inmenso, interminable erial
de Texas.’ (mi traducción, así como el resto de las citas en esta reseña).

Siempre se debe comenzar con una palabra, ¿y qué mejor que comenzar con una que significa “final”? Porque puede que, al fin y al cabo, en determinados momentos, las palabras (¿conoce alguien algún medio de expresión de los sentimientos humanos que sea más fiable que las palabras?) nos fallan, se vuelven vacilantes, sus contornos se difuminan, cuando no se desvanecen por completo.

Más adelante, en ese mismo poema, ‘Customs’, Powers escribe ‘I can tell you exactly/ what I mean.’ Y sin embargo, resulta significativo que se vea abocado a repetir la misma oración dos versos más adelante. Sospecho que no le sirven tanto las palabras para decir(nos) exactamente lo que quiere decir. Hay que tener cuidado con las palabras, que también pueden convertirse en un arma arrojadiza. O en una bomba.

En otro de los poemas de Letter Composed During a Lull in the Fighting, que lleva por título ‘Improvised Explosive Device’, Powers juega con la imagen de un poema repleto de cables, un poema cuyas palabras ‘estuvieran hechas/de metal.’ La guerra de Iraq, en la que participó Powers en 2004 y 2005, es el tema esencial de los dos libros que hasta la fecha ha publicado. Algunos de los poemas de este libro precedieron a The Yellow Birds (una reseña del cual puedes leer aquí). Enunciar el horror requiere siempre un esfuerzo que rara vez consigue remontar los obstáculos que el propio lenguaje nos tiende: la dificultad intrínseca de un querer decir como voluntad irrenunciable de expresar lo que de otra manera es indecible se multiplica en el caso del sujeto traumatizado, como bien podría yo mismo aseverar a título personal.

No debería extrañar por tanto que Powers busque superar ese obstáculo con un poema-bomba: “Si este poema te ha dejado sordo,/ si las palabras que hay en él están humeantes,/ si partes de él te han atravesado el cuerpo/ o los cuerpos de aquellos a quien amas, esto ayudará en buena medida/ a explicar por qué, en unos cuantos años,/ preferirás dormir en un diván.[…]”

Si la verdad es la primera víctima de una guerra (frase que célebremente se atribuye al senador estadounidense Hiram Johnson), puede que sea el lenguaje (y la poesía como máxima expresión estilizada del lenguaje) la primera línea de defensa de la verdad. La ironía es, en todo caso, un instrumento defensivo necesario para hacerle frente a la barbarie: “somos nosotros la guerra/ con pequeños trozos de metal/ nos atravesamos unos a otros”, dice Powers en el poema que da título al libro.

Es posible que los poemas de Kevin Powers no le hablen a todo el mundo del mismo modo. Al fin y al cabo, la respuesta que todo lector produce ante un poema es algo íntimo, algo muy subjetivo y no siempre o no totalmente compartible. Hay poemas de Letter Composed During a Lull in the Fighting que personalmente no consiguen arrancarme una respuesta, mientras que otros parecen despertar emociones de tanto significado que daría cualquier cosa por encontrar significantes con los que poder expresarlo.

Powers escribe en verso libre, en un tono que puede fluctuar entre sobrio y ansioso, a veces en un murmullo entrecortado, solitario, que merece ser escuchado. No debiera ser tan difícil acercarse, aplicar el oído con ánimo de comprender y sentir también su ira, o su aislamiento, como en 'Meditation on a Main Supply Route': “I am home and whole, so to speak./ The streetlights are in place along the avenue/ just as I remembered/ and just as I remembered/ there is tar slick on the poles/ because it has rained. It doesn’t matter./ I know these roads will work/ their way to me. They may arrive/ right here, at this small circle of light/ folding in on itself where brick/ and broken sidewalk meet./ So I must be prepared. But I can’t remember/ how to be alive. It has begun/ to rain so hard I fear I’ll drown.” [He vuelto a casa entero, por así decirlo./ Las farolas ocupan su sitio a lo largo de la avenida/ justo como lo recordaba/ y justo como lo recordaba/ hay manchas de alquitrán en los postes/ porque ha llovido. No importa./ Sé que estas calles sabrán encontrar/ el camino que lleva hasta mí. Puede que lleguen/ aquí mismo, en este pequeño círculo de luz/ que se pliega en sí mismo allí donde se encuentran/ el ladrillo y la acera quebrada./ De modo que debo estar preparado. Pero no me acuerdo/ de cómo estar vivo. Ha comenzado/ a llover tan fuerte que temo ahogarme.]

Acordarse de cómo estar vivo cuando uno ha dejado atrás el horror de la muerte y el absurdo de la existencia. Ingrata tarea. Menos mal que siempre nos quedará la poesía. O en todo caso, un poema-bomba, con el que poner punto final a la pesadilla.

20 may 2014

Herencia: un poema de Kevin Powers


Herencia

Qué útil es estar enamorado
de cosas inútiles.
Los viejos nopales marchitos
del jardín, cuando éramos jóvenes,
me encantaban. Entre otras cosas, me encantaba
esa botella de vidrio diáfano
de cerveza Old Milwaukee que tú tirabas
desde la ventana del coche
al cubo de la basura
cuando llegabas a casa,
me encantaba cómo se rompía
en una docena de trozos quebrados,
y cómo otra docena
los rodeaba
igual que las constelaciones, me encantaba
la dignidad que parecía haber
en el hecho de que cualquier cosa que esté en órbita
deja de ser por un tiempo
algo más que necesario.
También yo una vez amé a un anciano,
a quien no le interesaban las cosas inútiles,
como este poema, el cual pudiera
muy bien estar por ahí,
en órbita con él.


Traducción de 'Inheritance', poema del libro Letter Composed During a Lull in the Fighting (2014), de Kevin Powers.

10 mar 2014

The Big Hole

A unos cuarenta kilómetros al sur de Braidwood, en Nueva Gales del Sur, comienza un sendero que conduce a lo que se conoce como 'The Big Hole', una impresionante sima de unos 90 metros de profundidad. Desde el aparcamiento hasta el mirador de la sima hay apenas dos kilómetros en un suave ascenso que cruza bosque de eucaliptos y matorral bajo.

El sendero obliga a cruzar el río Shoalhaven, y será necesario quitarse el calzado antes de hacerlo. Si hace buen tiempo, al regreso es posible darse un pequeño chapuzón y refrescarse.


Braidwood es un simpático pueblo entre Canberra y la costa. La gran poeta australiana Judith Wright, una de las más importantes voces en defensa del medio ambiente y de los derechos de los indígenas australianos, vivió en Braidwood las tres últimas décadas de su vida. Wright falleció en junio de 2000.


"Wisdom can see the red, the rose,
the stained and sculptured curve of grey,
the charcoal scars of fire, and see
around that living tower of tree
the hermit tatters of old bark
split down and strip to end the season;
and can be quiet and not look
for reasons past the edge of reason."

Del poema 'Gum Trees Stripping' de Judith Wright  

4 mar 2014

Reseña: Liquid Nitrogen, de Jennifer Maiden

Jennifer Maiden, Liquid Nitrogen (Artarmon: Giramondo, 2012). 86 páginas.

¿En qué medida puede el poder político ser tema de la poesía (y no me refiero a la juiciosa disquisición en torno a la filosofía política) sin caer en la frivolidad? Quien desee aventurarse por esos derroteros tendrá que saber dominar muy bien el tema o los temas que trate, y dotar además a su poesía de algo especial que le otorgue no solamente interés temático sino cierto atractivo literario en tanto que creación lírica.

En el largo poema que abre Liquid Nitrogen, ‘The Year of the Ox’ [El año del buey], la autora australiana Jennifer Maiden nos dice que la poesía

is disparate concepts combined in binary
structures: stress/unstress, iamb/trochee,
alternating syllables, stanzas, letters, space…. (p. 13)

[son conceptos dispares combinados en
estructuras binarias: tónica/átona, yambo/troqueo,
sílabas alternantes, estrofas, letras, espacio….]

En unos versos inmediatamente anteriores a estos Maiden ha iniciado esta curiosa analogía de la poesía con la tecnología digital, en tanto que la analógica “fluye y es prosa”.

Mientras que la mayoría de los poemas de Liquid Nitrogen tienen un sesgo predominantemente político; dado que trata en gran parte de la política australiana contemporánea será necesariamente poco atractiva para lectores no familiarizados con la escena política australiana de los últimos años. Son estos poemas configurados en torno a conversaciones entre personajes reales contemporáneos o históricos ficcionalizados (Barack Obama, Hillary Clinton, Eleanor Roosevelt, los exprimeros ministros australianos Kevin Rudd y Julia Gillard, Dietrich Boenhoffer, Florence Nightingale, Henry James, Julian Assange, entre otros) y personajes más cercanos a la propia autora y procedentes de obras suyas anteriores.

El tono de muchos de los poemas de la colección se aproxima más al ensayo contemplativo que a la sátira que quizás podría esperarse de una obra poética que se inmiscuye con tanta intensidad en la política diaria dominada por el ciclo informativo de 24 horas de duración. El resultado es en ocasiones un tanto plano y, en mi opinión, monótono.

No faltan sin embargo buenos ejemplos de una acertada ironía,
“…Chemical Ali had been hangedin Iraq for gassing Kurds and that Skyby coincidence was featuring birthdefects caused by chemicals the U.S. usedin Fallujah….” (p. 5)
[…que habían ahorcado a Alí el Químicoen Iraq por gasear a los kurdos, y que Skyen una coincidencia estaba mostrando los defectoscongénitos causados por las sustancias químicas usadaspor los EE.UU. en Faluya….]
 o juegos de palabras de imposible traducción:
“…As an ox, I amLying on Straw and watching Straw Lying.” (p. 2)
en lo que constituye una ingeniosa referencia al Ministro de Asuntos Exteriores en la época de Tony Blair.

Los largos poemas narrativos que en gran parte integran Liquid Nitrogen no se aproximan a un tipo de poesía que encuentre mucho eco en mí como lector. De entre todos, me quedo con ‘My heart has an Embassy’ [Mi corazón tiene una embajada], a mi parecer el mejor poema del libro, en el que Maiden se aleja del tono coloquial de los diálogos y de la narración en verso libre para adoptar un estilo más lírico, más rico y expresivo,  también más íntimo.

Te ofrezco ahora mi versión en castellano:
Mi corazón tiene una embajada
Mi corazón tiene una embajada
para Ecuador, donde pediré
asilo. Seísmos
y réplicas socavan
mi esperanza y mis medios de trabajo,
y los estadounidenses
se han infiltrado en mi psique
con su negro don para el miedo.
Mi corazón tiene una embajada
para Ecuador de aire tan raro
y tan suntuosa como los Andes,
tan clara como el ecuador. En ella
habrá cascadas
y junglas como salvación.
Habrá amigos
a los que nada deba, ni
fianza afamada, ni espinosas
sexualidades cómplices. Mi corazón
tiene una embajada para Ecuador
donde no habrá secretos
y la verdad se derrama como el agua
desde una inmensa, pétrea desesperanza.
Liquid Nitrogen recibió hace unos semanas el galardón mejor remunerado de las letras australianas, el Victorian Prize for Literature. Es en mi opinión un poemario con mucha e innegable calidad, pero no me queda claro que mereciera un premio que lo señala como la mejor obra literaria publicada en Australia en 2013.

28 dic 2013

La intimidad de la máquina de escribir, de Les Murray


La intimidad de la máquina de escribir

Soy un viejo troglodita, con mis libros,
uno que compone sobre el papel
y escribe y reescribe el resultado
tantas veces como haga falta.


Me asustan la computadora,
sus errores y sus códigos,
sus enlaces con espías y disparos,
su texto que parece ya publicado


y que quizás lo haya sido.
No sé yo quién lee
lo que escribo en un carro
que ni se mueve ni suena.


Confío en el rastro de la pifia,
en el Típex donde el pensar se hizo profundo,
en la libertad del Corrector Ortográfico,
páginas que vender a la Biblioteca Nacional.


Temo a la sabiduría
de una torva tecla equivocada
que llene la pantalla bigotuda
de retorcida pornografía infantil


y que entren por la fuerza en casa,
que la policía me encadene
a una cultura más rígida, la del vídeo,
coralina en un mar cada vez más frío.





Recientemente, mi amigo Javier describía en Rango Finito su sorpresa ante el hecho de que “hace unos cuarenta años las personas se escribieran cartas tan largas y completamente libres en cuanto a temática y énfasis”. Le faltó decir que esas cartas eran por lo general manuscritas, o en el mejor de los casos, escritas a máquina. Casi todos los que hayan nacido después de 1980 habrán, en mayor o menor medida, completado su educación haciendo uso de alguna computadora para escribir sus trabajos. A finales de los 90 el correo electrónico ya había reemplazado a la carta como medio de comunicación escrito favorito. A medida que la tecnología ha hecho más fácil la comunicación instantánea, menos largo y libre ha sido el mensaje que se transmite. De hecho, cuanto más al alcance de la mano parece estar la facilidad comunicativa, menos contenidos que valgan la pena parecen comunicarse.


En este poema del ‘troglodita’ australiano Les Murray la máquina de escribir es protagonista. Me gusta cómo establece las conexiones entre el temor a la computadora porque se trata de un mundo desconocido, de códigos y errores, en el que todo lo digital puede ser fácilmente copiado y revendido, y el temor (no tan infundado) a la vigilancia y el espionaje, a la vulneración de derechos o el allanamiento de la morada. Durante muchos años tuve una Olivetti muy parecida a ésta,



pero en la memoria siempre guardaré la vieja máquina de escribir que tenía mi abuelo en su despacho, con la que preparaba sus cartas comerciales, facturas y recibos, y que en ocasiones me permitía utilizar, aunque nunca escribí en ella nada que valiera la pena.

El poema original en inglés apareció recientemente en NYR Gallery.

9 nov 2013

Poetas, de Dan Disney


Fotografía: Chen Shang Te, 2008
Poetas

como si
lleváramos tierra de cementerio en las suelas, como si viviéramos
en casas con los espejos tapados, como si
cada día no hubiera a media mañana un lado derecho para levantarnos de la cama
tantos que murmuran sobre el silencio
voceando la deidad
insulsa como nuestras tareas laborales
y conmemorando lo inmemorial
tantos que piensan en el tiempo, el amor y adónde lleva eso, en nada
puede que algunos días se estremezcan los corazones

mientras nos inclinamos, gemimos y parpadeamos
bajo una audiencia de estrellas que han llegado temprano

Dan Disney, 'Poets', en and then when the (St Kilda: John Leonard Press, 2011). Traducción de Jorge Salavert, 2013.



Este poema cierra el volumen and then when the, del australiano Dan Disney, libro de poesía que he reseñado para la revista Transnational Literature, cuya número 1, volumen 6, acaba de aparecer. Puedes leer la reseña completa (en lengua inglesa, en PDF) aquí.

13 oct 2013

Aquí, bala - Un poema de Brian Turner

Fotografía de Andy Dunaway, 2007
Aquí, bala 

Si es un cuerpo lo que buscas,
aquí lo tienes: carne, hueso, cartílago.
Aquí tienes ese deseo de clavícula partida,
las válvulas abiertas de aorta, ese salto
del pensamiento en el espacio sináptico.
Aquí tienes esa descarga de adrenalina que ansías,
ese vuelo inexorable, esa insana punzada
en el calor y la sangre. Y te reto a que termines
lo que has comenzado. Porque es aquí, bala,
es aquí donde yo completo la palabra que traes
silbante por el aire, es aquí donde lamento
el frío esófago del cañón, detonando
los explosivos de la lengua para las estrías
que llevo dentro, cada giro del disparo
más profundo, porque es aquí, bala,
es aquí donde el mundo se acaba, siempre.
Brian Turner 

Versión en castellano de Jorge Salavert, 2013.

12 ago 2013

Resurrection, by Roberto Bolaño


Resurrection

Poetry enters a dream
Like a diver into a lake.
Poetry, braver than anyone else,
Enters and falls
Heavily
Into a lake, infinite like Loch Ness,
Or murky and ill-fated, like Lake Balaton.
Gaze at it from the bottom:
A diver
Innocent
Wrapped in the feathers
Of will.
Poetry enters a dream
Like a dead diver
In God’s eye.

Translated from the Spanish by Jorge Salavert, 2013.

24 mar 2013

Una nana de Eugene Field: Versión en castellano

Estatua de Wynken, Blynken y Nod en Washington Park. Fotografía de Matt Wright, 30 de marzo de 2006.
Hace cosa de un año encontré por casualidad en un diario inglés el poema (la nana, para ser más precisos) titulado Wynken, Blynken and Nod del escritor americano Eugene Field. Desde el primer momento me cautivó con su suave ritmo, y la adormecedora repetición de los nombres de los tres marineritos. Es una magnífica nana que juega con la imaginación del oyente para llevarlo a ese espacio y tiempo mágicos en el que sus ojos se cierran y el sueño les abre los ojos a la fantasía.

Llevaba tiempo trabajando en una traducción al castellano. Como suele ser habitual en la traducción de poesía, surgen en el proceso de transferencia lingüística tantos problemas que las soluciones que encontraba nunca me terminaban de satisfacer. Para empezar, los nombres de los tres marineros (el título inicial del poema era 'Dutch Lullaby', es decir, 'la nana holandesa') estaban fuera de lugar y perdían todo su sentido en una versión en otra lengua.

De manera que dejé aparcada la traducción durante unos cuantos meses, y recientemente la retomé con nuevo ímpetu. Opté por rebautizar a los tres niños del poema: Poncho, Soñoliento y Dormilón. Aunque he buscado de alguna manera incluir alguna insinuación de rima, he preferido no forzarlas, y dejar que el poema fluyera con la corriente de ese río de aguas centelleantes que lleva a Poncho, Soñoliento y Dormilón hasta el mar de los sueños.


Poncho, Soñoliento y Dormilón
Versión en castellano del poema de Eugene Field

Una noche, Poncho,
Soñoliento
y Dormilón
se embarcaron en un zapatito de madera.
Salvando las aguas de un río cristalino
arribaron a un mar lleno de rocío.
“¿A dónde vais? ¿Cuál es vuestro deseo?”
les preguntó a los tres la vieja Luna.
“A pescar arenques hemos venido,
los ricos peces de este mar tan bello.
¡Redes de oro y plata hemos traído!",
le respondieron Poncho,
Soñoliento
y Dormilón.

Rió la vieja Luna, y entonó su canción;
cabeceando en su zapatito de madera,
toda la noche el viento les impulsó,
enarbolando olas de puro rocío.
Eran las estrellas lindos pececillos
que vivían en aquel hermoso mar.
“Echad ya vuestras redes, allá donde queráis.
¡Ningún miedo les tenemos!”,
gritaron las estrellas a los tres marineros:
Poncho,
Soñoliento
y Dormilón.

Aquella noche atraparon en sus redes
mil estrellas de centelleante espuma.
Descendió del cielo el zapatito de madera,
y trajo a los marineros de vuelta a casa:
La travesía fue perfecta, si bien les pareció
que en verdad, nada les había sucedido.
Y hubo incluso quien pensó
que un sueño fue, que soñaron
que zarpaban por aquel hermoso mar.
Te diré yo pues el nombre de los tres marineros:
Poncho,
Soñoliento
y Dormilón.


Poncho y Soñoliento son tus dos ojitos,
Dormilón es tu cabecita,
y el zapatito de madera que cruzó los cielos
es ésta, la camita de mi muchachito.
Cierra pues los ojos, que Mamá te canta
canciones de hazañas asombrosas,
y podrás ver todas las cosas hermosas
mientras en este mar te acunas,
allí donde el mar meció a los tres marineritos:
Poncho,
Soñoliento
y Dormilón.

(c) De la traducción, J. Salavert, 2013.

Incluyo debajo el enlace de una de las muchas versiones disponibles en Youtube (hay una musicalizada por los Doobie Brothers, además de la ya clásica de Walt Disney). En ésta simplemente se recita el poema en tono y ritmo de nana, que es personalmente como más me gusta. Por razones que se me escapan, no he podido insertar el vídeo directamente.

Buenas noches...


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