29 abr 2014

Reseña: Traitor, de Stephen Daisley

Stephen Daisley, Traitor (Melbourne: Text Publishing, 2010). 293 páginas.

Con cada año que pasa, la teatralización de la conmemoración de los soldados australianos y neozelandeses caídos en Gallipoli  al comienzo de la Gran Guerra adquiere tintes más extraños. Dejando de lado el servicio religioso que antecede al amanecer de ese día y el desfile de los pocos veteranos que quedan, el día de ANZAC parece estar poco a poco convirtiéndose en una celebración de carácter festivo: no son pocas las cadenas de grandes almacenes de electrodomésticos y mobiliario diverso que organizan grandes rebajas ese día. Confieso mi extrañeza y desconfianza ante una conmemoración que no debiera ser, en mi opinión, otra cosa que un día de reflexión, de silencio y de recogimiento. No estoy seguro de que la fascinación con el pasado militar (convenientemente alentada desde las más altas instancias políticas australianas) sea algo deseable como fin en sí mismo.

La trama de Traitor, el primer libro que publica el neozelandés Stephen Daisley, afincado actualmente en Australia Occidental, narra la vida de David Monroe desde su infancia hasta su muerte. Al comienzo de la novela (en 1965) Monroe es un viejo pastor que trabaja en una granja. Su vida es sencilla: cuida de las ovejas y los corderos, y recorre la granja con su caballo y un perro pastor. Su existencia se ve alterada un día cuando llegan un par de policías a buscarlo. Lo obligan a ir a la comisaría, donde tiene que someterse a un interrogatorio con el trasfondo del envío de tropas neozelandesas a Vietnam. Su expediente de la segunda década del siglo sigue coleando, pese a los años transcurridos.

Huérfano de madre y abandonado por su padre (quien también muere al poco tiempo), Monroe es reclutado para la campaña militar guiada por los generales británicos en tierras turcas. Es en Gallipoli donde conoce a un doctor turco, Mahmoud, quien cuando estaba tratando de detener la hemorragia que estaba matando a un soldado australiano resulta malherido junto a Monroe. Mientras que a Monroe le caen honores, Mahmoud, mutilado de un pie y en una mano, es hecho prisionero.
Lemnos
Ambos son llevados al mismo hospital en la isla de Lemnos, y durante la convalecencia a Monroe le asignan la vigilancia del tullido doctor enemigo. En esas semanas surge entre ellos una amistad imborrable e indestructible. Mahmoud, con sus estudios en Inglaterra y esgrimiendo la filosofía sufí como estandarte, captura el corazón del joven neozelandés. Monroe decide arriesgarlo todo para tratar de devolver a Mahmoud a su esposa Aisha. Paga a un pescador para que los lleve a Turquía, pero el griego los traiciona. Tras ser apresados, quedarán separados para siempre.

El largo calvario de Monroe comenzará con una condena a muerte que los soldados australianos se niegan a cumplir. Daisley narra de forma escueta pero franca las represalias contra él, las vejaciones y humillaciones a la que lo someten. Finalmente lo destinan como camillero al frente occidental europeo, donde logra sobrevivir hasta el final de la contienda.

Tras su regreso a Nueva Zelanda, su vida seguirá sellada con el recuerdo de Mahmoud, de cuya mujer recibe la noticia de su muerte, ajusticiado por el régimen de Atatürk. Su vida, no obstante, estará siempre marcada por la decisión que tomó de ayudar a un hombre que era, oficialmente, el enemigo.

Traitor adolece en algunos pasajes de cierta imprecisión técnica – Daisley decide prescindir de las comillas para introducir los diálogos, lo cual nos obliga a veces a la relectura. Su prosa es sin embargo nítida, elegante, sencilla, aunque dotada de una innegable belleza.

La novela progresa en un ir y venir a través del tiempo, lo que le permite a Daisley ir revelando poco a poco una trama secundaria conforme los sucesos posteriores al final de la guerra van adquiriendo relevancia para poder entender el desenlace. En la vida de Monroe irrumpe una mujer casada, Sarah, cuyo hijo había muerto en la guerra. Monroe fue testigo de su muerte, pero no quiere hablar de ello. En esa relación está la clave del misterio que el autor parece tratar de esconder en un principio.

¿En qué medida es Monroe el traidor al que se refiere el título? La novela cita en su epígrafe al novelista inglés E.M. Forster: “Si tuviera que escoger entre traicionar a mi país y traicionar a mi amigo, espero poder tener las agallas para traicionar a mi país.” En esta compleja historia una cosa me queda muy clara: la única traición que siente haber cometido Monroe es la de haber sobrevivido a tantos de sus amigos y compañeros. No se trata de una traición convencional sino de una decisión en contra de la guerra, tomada por amor a un amigo.

Traitor es una encomiable primera novela. Quizás el protagonista quede a veces desdibujado frente a la lírica que impregna la prosa de Daisley. Al fin y al cabo, Monroe no es un hombre que haya completado una educación y sus dotes expresivas son muy limitadas. Daisley exige un esfuerzo del lector por leer los silencios y sus significados. Sin haber aprendido mucho de los sufís y los derviches, David Monroe descubre lo suficiente como para saber apreciar las enseñanzas de Mahmoud de por vida.


Este es un libro que abre una llaga para que el lector se haga algunas profundas preguntas en torno a la guerra y a la amistad, en torno al amor y a la pérdida de los seres amados. La vida y la muerte, en un círculo interminable como el que crean los derviches en sus danzas inescrutables. Traitor recibió el Premio Literario de la Primera Ministra de Australia (era una mujer en aquella época, no el fantoche ultracatólico que sufrimos ahora) a una obra de ficción en 2011.

20 abr 2014

Reseña: Unaccustomed Earth, de Jhumpa Lahiri

Jhumpa Lahiri, Unaccostumed Earth (Londres: Bloomsbury, 2009). 333 páginas.

Realmente no sé cuándo (o quizás debería decir si alguna vez) me cansaré de leer literatura en la que se destila el tema de la emigración, del trasplante de individuos desde un lugar en la Tierra, desde una cultura y una lengua a otra parte del planeta, en la que deberán desenvolverse en medio de otra cultura y emplear otra lengua (o incluso otras lenguas). Dada mi propia condición de emigrante en Australia, posiblemente nunca me aburra este tema.

Esto no quiere decir que para quien nunca haya salido de su tierra, la temática de la emigración no pueda resultar tan atractiva e interesante como cualquier otra. Pero dado que el fenómeno migratorio es una realidad extendida por todos los rincones del mundo y que el número de personas involucradas en él está alcanzando dimensiones nunca vistas, no debería extrañarnos que la emigración se esté convirtiendo en tema literario por antonomasia.

Jhumpa Lahiri nació en Londres, y es de origen bengalí. Es sin embargo una escritora estadounidense. Unaccustomed Earth se publicó en 2008 y recibió muchos elogios, hasta el punto de que The New York Times lo designó mejor libro del año. Es un volumen dividido en dos partes bien diferenciadas: por un lado, cinco cuentos de variada extensión con un tema común a todos ellos: historias de la comunidad bengalí emigrante en los EE.UU. La segunda parte, titulada ‘Hema and Kaushik’ se compone de tres relatos de una misma trama que en realidad (al menos en mi opinión) debieran haberse publicado por separado en forma de nouvelle. Porque esta segunda parte es un todo distintivo y autónomo, con un argumento bien diferenciado del resto de relatos de la primera parte, el conjunto del libro se resiente.

El primer cuento es el que le da título al volumen. Narra la visita de un viudo bengalí a su hija, casada con un norteamericano y con un hijo pequeño. La familia se ha mudado recientemente a la costa oeste desde el este. Embarazada de su segundo vástago, a Ruma le preocupa la posibilidad de que su padre quiera quedarse con ellos definitivamente. A él, en cambio, le preocupa cómo reaccionará su hija si le dice que ha conocido a una mujer, otra viuda, con la que va a viajar por Europa. Es un estupendo relato en el que lo deliberadamente silenciado por los personajes cobra mayor significación que todo lo dicho, y que Lahiri resuelve de manera extraordinaria: el nieto de tres años le quita la postal que el viejo Dadu había escrito a la Sra. Bagchi y la entierra en el jardín, donde la encuentra Ruma. La revelación de la nueva realidad vital de su padre sobreviene a través de una chiquillada.

En ‘Hell-Heaven’ la voz narradora es la de Usha, una jovencita en Boston, hija de emigrantes bengalíes. La madre de Usha le impone las costumbres de su India natal. Recluida en su apartamento mientras el padre trabaja de sol a sol, las visitas de un joven bengalí, Pranab, se convierten en el mayor aliciente diario en su vida. Cuando Pranab decide casarse con una norteamericana, Deborah, la madre de Usha se siente traicionada por el compatriota del que estaba secretamente enamorada.

El tercer relato se titula ‘A Choice of Accommodation’. Amit y su mujer Megan acuden a la boda de una amiga del primero, Pam. En el transcurso de la boda Amit bebe demasiado y termina perdiéndose la fiesta tras quedarse dormido en la habitación del hotel. Es en mi opinión el más flojo del conjunto, con algunos huecos en la trama y un desenlace algo forzado o gratuito. ‘Only Goodness’, por el contrario, se desarrolla en la costa este de los EE.UU. y en Londres. Rahul, el hermano pequeño de Sudha, deja los estudios y abandona a su familia por causa del alcohol. Lahiri explora magistralmente los malentendidos y los conflictos culturales que se producen entre los emigrantes y la segunda generación, los hijos nacidos en la “tierra desacostumbrada”. Cuando Rahul, al parecer ya rehabilitado, visita en Londres a Sudha, a su marido inglés Roger y el hijo de ambos, sucumbe a la tentación del alcohol, con consecuencias que podrían haber sido trágicas.

El último de los relatos de la primera parte del libro, ‘Nobody’s Business’, cuenta la amistad que se va desarrollando entre una joven india, Sangeeta, y uno de sus compañeros de casa, Paul. Él se calla no solamente el interés romántico que siente por ella sino también las humillaciones y vejaciones a la que le somete su novio egipcio. Unas extrañas llamadas telefónicas serán el detonante del final de la relación de Sangeeta con su novio, pero también darán lugar a la indiferencia y casi menosprecio de ella por Paul.

‘Hema and Kaushik’, la segunda parte del volumen, está algo menos relacionada con el tema de la emigración. Los dos primeros relatos (escritos en primera persona, a diferencia del tercero, ‘Going Ashore’, en el que domina una voz narradora omnisciente) cuentan la infancia de cada uno de ellos y de cómo sus vidas se cruzaron en los primeros años de una adolescencia precoz y difícil para ambos por causas diferentes. Mientras que el tono confesional del primer y el segundo relato es generalmente adecuado, la tercera parte (el encuentro casual de Hema y Kaushik en Roma, muchos años después de aquellos meses en que convivieron en la casa de la primera) suena a veces a desencuentro romántico, incluso a novela del corazón. El trágico desenlace que escoge Lahiri (situándolo en una playa de Tailandia el 26 de diciembre de 2004) a mi parecer no termina de arreglarlo.

A Lahiri se le ha criticado que su universo literario está muy circunscrito a la comunidad india de los Estados Unidos, e incluso dentro de ella, a una clase social alta, bastante privilegiada. Aunque no me cabe duda alguna de que las preocupaciones e inquietudes que estudia y retrata a través de las experiencias de sus personajes sean perfectamente válidas y auténticas, el universo narrativo de Unaccustomed Earth resulta ser demasiado específico. El sari con que los padres bengalíes vestían a sus hijas cuando las llevaban a fiestas no termina de desprenderse y revelar qué pasaba con esas jóvenes cuando terminaban la educación secundaria y acudían a la universidad. Pese a la elegancia y simplicidad de su prosa (o quizás precisamente a causa de ellas), Lahiri pasa de puntillas sobre el conflicto intergeneracional e intercultural que tiene lugar en todas las comunidades emigrantes. A diferencia de libros como We Need New Names de NoViolet Bulawayo o Ghana Must Go de Taiye Selasi, estos cuentos de Jhumpa Lahiri no terminan de ahondar y buscar qué clase de raíces pueden encontrarse o romperse en la tierra ajena e impropia en que vive el emigrante, porque uno queda en un extraño limbo, y deja de ser de allí pero nunca es totalmente de aquí.

Posts més visitats/Lo más visto en los últimos 30 días/Most-visited posts in last 30 days

¿Quién escribe? Who writes? Qui escriu?

Mi foto
Ngunnawal land, Australia