16 dic 2024

Rarotonga

Los dos archipiélagos que forman este país. La principal isla es Rarotonga, donde se encuentran el principal aeropuerto y el puerto y capital del estado, Avarua. La única isla que no entró en la foto es Mangaia, que queda al sureste de Rarotonga.
La mañana de los sábados el mercado de Punanga Nui es un hervidero de gente hasta el mediodía. A partir de las 12, prácticamente toda la actividad cesa en la isla, exceptuando los negocios dedicados al sector del turismo. Como en casi todas las islas del Pacífico, los domingos los locales acuden religiosamente a misa.  
La principal carretera en la entrada a Avarua a la altura del puerto. La vía da la vuelta a Rarotonga y se llama Ara Tapu. La velocidad máxima es 50 km/h. Se puede fácilmente completar el paseo completo de la isla en bicicleta en un solo día, pues el trayecto es completamente plano y siempre vas a tener la playa a mano izquierda si la recorres en el sentido de las agujas del reloj. Tambien alquilan bicicletas eléctricas.
El colorido de los pareu en Punanga Nui. La palabra es de origen tahitiano y se incorporó al español como pareo.
Escultura conmemorativa de la apertura del mercado.
El puerto de Avarua es pequeño. Los cruceros que se acercan a la isla no entran en él. Los pasajeros son transportados a tierra mediante lanchas y botes. Las Islas Cook importa la mayoría de sus productos de Nueva Zelanda.
Hay algunas diferencias entre la costa oeste (en esta imagen) y la costa este. Las dos están rodeadas de arrecifes de coral, pero en el levante hay lagunas de poca profundidad, un verdadero santuario natural. El fondo del mar en la costa oeste es más rocoso y por ello es mejor nadar con calzado.    
No es inusual avistar embarcaciones tradicionales junto a la playa o cerca del arrecife. 
Una vista vespertina de la costa este, con el islote Taakoka. Nadar, bucear o desplazarse en kayak de islote a islote, o practicar el paddle. O simplemente estarse totalmente quieto en el agua, observando la dinámica de grupo de los pececillos de coral.
El picudo o pez aguja (marlin) forma parte del patrimonio cultural y gastronómico de las islas. En la pesca deportiva de alta mar, este pez es un trofeo muy codiciado. 
Danza tradicional del fuego en el mercado Punanga Nui.

Vista del islote Oneora en la laguna de la playa de Muri, distrito de Ngatangiia.
Para alguien como yo que creció viendo el normalmente manso Mediterráneo, contemplar las olas que rompen espectacularmente sobre el arrecife es un regalo. Aunque lo acompañe siempre el recuerdo del terror del tsunami de este mismo océano que me quitó a mi hija en Samoa. 
Un diminuto y curioso lagarto en un café de Punanga Nui. No hay serpientes en Rarotonga, ni siquiera serpientes de mar.
Uno de los bares al lado de la carretera, el Roadhouse, que frecuentan sobre todo los jóvenes locales.
Taakoka
Koromiri
Si la bicicleta no es tu modo de transporte preferido, Rarotonga cuenta con un servicio de autobuses. Hay dos rutas: Clockwise y Anticlockwise. Ambas hacen el mismo recorrido pero en sentido contrario. El viaje cuesta cinco dólares neozelandeses (es la moneda oficial del país) y puedes adquirir un bonobús de diez viajes por 35. Son vehículos viejos y los asientos son pequeños (fueron donados por China), pero es la mejor manera de ver la isla.
La cervecería de Rarotonga atrae a los visitantes extranjeros. Aunque es más cara que las cervezas importadas, vale la pena probarla. Ayudas a la economía local. 
Un filete de wahoo con ensalada y batata frita.
La versión isleña del gin-tonic. Ginebra, jarabe de maracuyá, mucho hielo y hierba buena. Delicioso.
Delonix regia, árbol originario de Madagascar que recibe varios nombres en español, entre ellos flamboyán en las Islas Canarias. Este ejemplar sirve de cobijo a gallos y gallinas que trepan de rama en rama hasta alcanzar la copa.
Good night, roosters and hens! 

Un enorme mango cerca de Avarua.

Otro extraño árbol en las afueras de Avarua. 

11 dic 2024

Rarotonga Cross-Island Trail

Siempre me ha gustado cruzar islas a pie. Esta no es de las más fáciles. 

En una isla cuya área total apenas supera los 67 km2, este sendero es un reto recomendable para quienes no se conformen con las fantásticas playas que constituyen la mayoría de su litoral. El sendero cruza la isla de norte a sur. Tiene una longitud de unos 6 km y el punto intermedio es una masa rocosa que en la lengua local es conocida como Te Rua Manga. En inglés la bautizaron (absurdamente, agrego) como the Needle (la aguja).

Vista del interior de la isla desde la carretera litoral.

6 km no parecen muchos, esa es la verdad, y Te Rua Manga tiene una altitud de 413 metros sobre el nivel del mar. Básicamente, la mayor dificultad la plantean las fuertes pendientes que tiene el sendero y el hecho de que el terreno, muy húmedo, es extraordinariamente resbaladizo.

Uruau Road

Gallos y gallinas han colonizado toda isla, incluso el sendero. Cerca de Te Rua Manga viven varias gallinas y un par de gallos. 

Si comienzas en Avarua, el autobús que da la vuelta a la isla una vez cada hora te deja en la entrada al mercado de Punanga Nui. Hay que cruzar la calle y seguir por la bocacalle que se tiene a la derecha, Avatiu Road, que tras cruzar el arroyo del mismo nombre se convierte en Uruau Road. Al final de esta carretera, y tras dejar a la derecha la única central eléctrica de la isla, se halla el aparcamiento del sendero para quien quiera utilizar coche.

Selva impenetrable, excepto por el sendero.

La superficie del sendero: raíces, piedra y barro. 

El principio del sendero propiamente dicho desde el aparcamiento es una pista que, tan pronto se adentra en la densa selva tropical, se estrecha y se convierte en senda. El camino, en general, queda claramente identificado y hay además muchas marcas de color naranja, algunas pintadas y otras metálicas.

Monumento que conmemora a Pa Teuruaa, guía local. 

Para subir las fuertes pendientes que llevan a Te Rua Manga lo mejor es ayudarse de las muchísimas raíces de los árboles y de las ramas a ambos lados. Una vez alcanzado la entrada a Te Rua Manga, se puede subir a la cima mediante unas cadenas adheridas a las rocas. O se puede suponer que probablemente el lugar era sagrado para los habitantes originarios y limitarse a admirarlo.

Te Rua Manga

Detalle de la formación rocosa.

A partir de ahí comienza el descenso en dirección sur. Si el ascenso ya suponía un reto, la bajada hasta el mar no lo es menos. Si el sendero es de por sí resbaladizo porque en la parte central y montañosa de Rarotonga suele llover bastante, si está lloviendo (como fue nuestro caso el día en cuestión) la situación es mucho más problemática.

Vista hacia el oeste desde Te Rua Manga. Entre las nubes y la lluvia se puede divisar el océano. 

Por fortuna, hay toda una serie de cuerdas que ayudan mucho a bajar sin romperse la crisma. Hay que hacerlo de cara a la falda de la montaña. Una vez completado el descenso el sendero cruza una y otra vez el arroyo Papua. Conforme el sendero se acerca al mar, puedes admirar el grosor de algunos de los árboles que crecen cerca. El final te lleva hasta una pequeña catarata, donde es posible darse un chapuzón si apetece o almorzar si los mosquitos no te devoran primero a ti.

La selva cerca de Wigmore's Waterfall.

La catarata.

De la catarata Wigmore a la carretera hay apenas unos 500 metros, en una pista que deja a la derecha la perrera de la CISPCA (Cook Islands Society for the Prevention of Cruelty to Animals). El sendero se puede completar en unas 4 horas o incluso menos. No es recomendable para quien no tenga experiencia alguna de senderismo. Una vez en la carretera, esperas al autobús que te dejará donde quieras.

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