27 sept 2018
Presentació de Després de l'amor, de Subhash Jaireth
Hi haurà una altra presentació d'aquest llibre a la llibreria Ambra de Gandia, el dimecres 10 d'octubre a les 20:00 hores.
26 sept 2018
Reseña: Tintin and the Secret of Literature, de Tom McCarthy
Tom McCarthy, Tintin and the Secret of Literature (Londres: Granta Books, 2006). 211 páginas.
Guardo muy pocos
(y más bien imprecisos) recuerdos de mis bisoñas lecturas de los tebeos de
Tintín, de cuando yo era un imberbe jovencito. En aquella época no me
parecieron relatos asombrosos: entretenidos sí, sin duda, pero nada
extraordinario. De hecho, pasé rápidamente a la lectura de textos desprovistos
de materiales gráficos (Los tres
investigadores me tuvieron muy ocupado todo un larguísimo verano). Solo recientemente
me he sorprendido a mí mismo redescubriendo las virtudes de la
novela gráfica.
Elenco de sospechosos habituales. |
Esta bastante
informal colección de ensayos sobre Tintín de McCarthy busca la deconstrucción
crítica de la obra de Hergé. McCarthy se pregunta en un principio si Tintín
pudiera considerarse alta literatura en el sentido más aceptado del término. La
respuesta, obviamente, sería no. Pero McCarthy insiste en examinar los libros
de Hergé como textos literarios (que lo son, sin duda, si bien no del nivel que
quizás muchos quisieran otorgarles), y trata de hilar muy fino a la hora de
buscarle significados y explicaciones a muchos de los elementos de Tintín en la
vida personal de su autor, Georges Remi.
El creador y su criatura. Fuente: Wikipedia. |
El volumen se
divide en siete capítulos, de los cuales, en mi opinión, el mejor es el
primero. Quien no recuerde en detalle las distintas tramas de los 24 títulos de
la serie de Tintín va a sentirse un poco perdido en los otros, pues McCarthy
hace continua referencia a ellos. Las obsesiones presentes en las novelas que
Tom McCarthy ha publicado hasta la fecha (Remainder,
Men
in Space, C,
y Satin
Island) son también objeto de estudio en Tintín: el simulacro, la
copia, la reproducción, el plagio. El aspecto más elemental y necesario de todo
arte que se precie de serlo: la asombrosa originalidad que nos permite la imitación
de otros, y que iniciamos desde la más tierna infancia imitando los sonidos que
escuchamos de nuestra madre.
Todo artista merece un museo. Museo Hergé, Bélgica. Fotografía de Christian de Portzamparc. |
Me temo que este
libro de McCarthy no envejecerá demasiado bien. No llega a ser un estudio académicamente
serio, y para ser un comentario desenfadado quizás tenga cierto exceso de
densidad intelectual. Ni crudo ni cocido. Pero lo verdaderamente intrigante,
desde mi punto de vista, será ver qué ocurre con Tintín cuando los derechos de
propiedad intelectual pasen a dominio público. ¿Cuántos originales imitadores
de Hergé saldrán a la palestra? ¿Y qué medios utilizarán? ¿Habrá alguien que
lea estas líneas cuando todo eso ocurra? Si es que llega a ocurrir, claro está.
¿A alguien le importa?
El libro ya se tradujo al castellano (Tintín y el secreto de la literatura), publicado en 2007 por la editorial El Tercer Nombre, en traducción de Mercedes Fernández Cuesta y Mario Grande.
22 sept 2018
Reseña: Dark Chapter, de Winnie M. Li
Winnie M. Li, Dark Chapter (Londres: Legend Press, 2017). 379 páginas.
Si tú fueses la
víctima de un suceso traumatizante, sea por sus características trágicas o sea
porque entrañó violencia, ¿crees que escribir una ficción basada en los hechos
reales te ayudaría a dejar atrás en alguna medida ese trauma? Se trata
posiblemente de una pregunta sin respuesta.
Yo mismo, que
sobreviví a una catástrofe ciertamente traumatizante, jugueteé con la idea de
escribir algo, con la noción de recrear en una ficción una buena parte de
aquello por lo que pasé. Aparte de algunos poemas y relatos que poco o más o
menos sublimaban la realidad de lo (sobre)vivido, pronto dejé de plantearme la
posibilidad de escribir mi historia.
Valga lo anterior
como introducción a esta tremenda novela de la estadounidense Winnie M. Li,
quien sufrió un violento ataque sexual mientras trataba de recorrer ahora hace
ya una década un sendero en el Colin Glen Forest Park, al oeste de Belfast. A
la distancia de los años transcurridos la autora y víctima agrega otro grado de
separación: la protagonista de esta novela se llama Vivian y, como Li, es de
ascendencia taiwanesa.
Mapa de senderos en el Colin Glen Forest Park |
Sin embargo, no
es esta la única técnica de distanciamiento que emplea la autora, pues Li
escoge contar la historia mediante una doble narración paralela, con dos puntos
de vista contrapuestos. Por un lado, la de la mujer violada, y por otro, el del
violador, Johnny, un muchacho que cuenta con apenas 15 años, frente a los casi
treinta de Vivian.
Ese contraste de
puntos de vista narrativos se va haciendo más efectivo a medida que avanza la
novela. Si bien al comienzo la voz narrativa de Johnny no parece tan verosímil
como uno quisiera, a partir del primer punto de intersección de ambas voces (el
crimen, la doble violación en el parque forestal) cobra credibilidad y
significación. El segundo punto en el tiempo en el que se cruzan es tan
impactante como el primero: se trata del silencioso reencuentro de víctima y
victimario en el tribunal que juzga el crimen más de un año después.
Li realiza además
una exitosa caracterización de ambos personajes (basada en los protagonistas
reales de esta horrible historia). Así, la viajera estadounidense Vivian a sus
29 años persigue el triunfo profesional; graduada de Harvard (pero, a
diferencia de otros, no en Aravaca), le encanta viajar y hacer caminatas en
solitario.
Johnny, por su
parte, procede de una familia pobre numerosa y vive a salto de mata en una
caravana con su padre, un tipo arisco, alcohólico y violento, y su hermano
mayor, ladrón ya convicto y que trata de enseñarle a Johnny todas sus malas
artes. La madre vive en Dublín con las hijas. Es por supuesto víctima de un
sistema que le ha cerrado las puertas desde su nacimiento: lo cual no justifica
en modo alguno su comportamiento criminal.
Es muy evidente
que la violencia que acompaña al delito de violación no queda limitada al acto
mismo: la violencia y la insensibilidad persisten en el modo en que el sistema
policial, judicial y la sociedad misma indaga en estos crímenes y cómo los
juzga – o, en el caso de cierto sector de la sociedad española, incluso los
tolera, como ocurrió recientemente con ese hatajo de delincuentes autodenominado
La Manada.
Si a las huellas de esa violencia se añaden
los resultados de una inercia social generalizada, las cicatrices quedan
abiertas y no se cierran nunca: Vivian relata con todo detalle el proceso:
entrevista tras entrevista con la policía, con médicos, los exámenes y
fotografías posteriores, los tratamientos clínicos, las reacciones de
amistades, conocidos y compañeros de trabajo, las sesiones de terapia
psicológica, y muchas más cosas, para luego tener que revivirlo todo en el juicio, con un interrogatorio casi vejatorio por parte del abogado defensor, en un espacio (el
juzgado) en el que todas las miradas se dirigen a ella.
¿Es éste un libro
necesario? Quizás lo sea, aunque estoy convencido de que para muchas personas su lectura será sin duda difícil.
16 sept 2018
Reseña: El manual de Dímir, de Ricardo Steiner
Ricardo Adrián Steiner, El manual de Dímir (Buenos Aires: Contemporánea, 2009). 83 páginas.
Esta es una breve
recopilación de cuentos del género detectivesco, que adopta como título el del
primero. Están precedidos por una ‘Nota aclaratoria’ a cargo de Luisa
Anastasio, un prólogo que destaca algunas de las virtudes (que las hay) en
estos cuatro relatos.
Steiner se
deleita en plasmar paradojas y aparentes contradicciones: ‘El manual de Dímir’
presenta a un asesino-autor, Dímir, obsesionado en la preparación de un manual
para acabar con su enemigo, Fulson. El manual explora las diversas
posibilidades para llevar a cabo la ejecución. El desenlace aporta un cambio
radical de punto de vista narrativo: de pronto es Fulson quien nos está
contando la historia. El final no es únicamente sorprendente; se trata de una
ingeniosa solución de corte metaliterario.
Por nada del mundo llevaría tamaño peso a la espalda. Una Underwood. Fotografía tomada de Wikipedia. |
El segundo cuento
es ‘Buscando a Nelson’. El narrador es un viejo amigo de Nelson, escritor
“medio encorvado, como si con los años el peso de la máquina de escribir se le
hubiera subido a la espalda.” (p. 34) Aficionado a la ginebra a palo seco,
Nelson se presenta en un bar con un último relato, ‘El caso de Carmen’, el
definitivo, y le reta al narrador a encontrarlo a él, Nelson, en ese relato. Afanándose
por encontrarlo, el narrador se devana los sesos infructuosamente, leyendo y
releyendo el relato sin encontrar pista alguna. ¿Qué sorpresa le tenía
preparada Nelson? ¿Cómo concluye esta trama? ¿Fue Nelson mucho más avieso que
el narrador?
En el tercer
cuento, ‘La extraña muerte de Aníbal’, Steiner utiliza diestramente el recurso
de comenzar el relato del crimen por el desenlace, la muerte de Aníbal, y
retroceder en el tiempo hasta revelar la causa de la muerte de Aníbal, enlace
sindical de una empresa dedicado a rescindir contratos de manera amigable, y el
victimario, quien lo narra todo en primera persona.
El cuento que
cierra el volumen lleva por título ‘El quinto cadáver’, y es el más previsible
de los cuatro. El narrador, un portentoso investigador que se ha labrado una
excelente reputación y que vive de esos laureles recibe la llamada de Lorni,
jefe de la brigada y excompañero del narrador que investiga una serie de crímenes
que apuntan sin duda a un asesino en serie. ¿Sabrá descubrir a tiempo el
narrador quién es el asesino?
Con apenas 80
páginas, El manual de Dímir no deja de
ser una breve pieza de entretenimiento, carece de pretensión alguna por dejar una
huella de grandes presunciones literarias. Gracias nuevamente al Turco Anad por
facilitarme la lectura de este libro y otro
posterior del autor, La hora difícil.
6 sept 2018
Reseña: Imperial Twilight, de Stephen R. Platt
Stephen Platt, Imperial Twilight: The Opium War and the End of China's Last Golden Age (Londres: Atlantic Books, 2018). 529 páginas.
Pongamos por caso
que un estado fomentara de manera activa y deliberada la exportación de un
producto altamente nocivo o incluso mortal para los ciudadanos de otro estado,
y que el primero arguyera que los principios del libre comercio están por
encima de cualquier principio moral que indujese a los gobernantes del segundo
a tratar de impedir como fuese la entrada de ese producto.
Algunas mentes
(perversas a todas luces, seguro que sí) bien podrían pensar que estoy hablando
de la venta de armas de todo tipo en este siglo XXI en que nos ha tocado vivir.
Y no le faltaría razón a quien denunciase un caso así. De hecho, muchos de esos
estados son las (atención, que esto roza el sarcasmo) democracias occidentales;
en ellas, ciertas empresas que cuentan con un fuerte apoyo institucional de sus
gobiernos crean numerosísimos puestos de trabajo en la producción de productos
altamente mortales, los cuales se ocultan bajo un conveniente eufemismo, el de “material
de defensa”.
Terminó la guerra pero no la causa. Fumadores de opio. Imagen de Archibald Little (1838-1908) - Archibald Little, The Land of the Blue Gown |
La bandera de la dinastía Qing. Imagen de Sodacan. |
Hace ahora cerca
de 175 años Gran Bretaña declaró la guerra al imperio chino. Esa guerra pasó a
la historia como ‘La Guerra del Opio’, y el libro de Platt (el mejor libro de
historia que he leído desde mi época de estudiante universitario) cuenta de
manera brillante no la conflagración en sí misma, sino los orígenes, las causas
y las personalidades de los protagonistas de este episodio de la Historia. La
labor titánica de Platt en la investigación en archivos y su lectura minuciosa
de la correspondencia de muchos personajes decisivos en esta historia hacen de Imperial Twilight un libro fabuloso.
Monumento a Lin Zexu en Macao. Fotografía de Abasaa. |
El comercio
británico en Asia estuvo durante muchas décadas regido por un monopolio, el de
la muy conocida East India Company. A mediados del siglo XVIII, China únicamente
ofrecía un puerto al comercio, la ciudad de Cantón. Los británicos compraban
principalmente té y seda, y les vendían tejidos de algodón. Con el paso de los
años, el contrabando de opio fue ganando preponderancia pese al rechazo de las
autoridades chinas. En cuestión de años el volumen de baúles de opio que
entraban ilegalmente en China creció geométricamente. El opio se producía en la
India bajo dominio británico, y era transportado en barcos hasta las costas
chinas.
Tras un par de largos viajes a China, George Staunton llegó a ser parlamentario en Westminster. Fotografía de Martin Archer Shee. |
Ya desde mediados
del siglo XVIII Inglaterra había tratado de conseguir favores comerciales de
los emperadores. La primera embajada, liderada por Lord Macartney, llegó a
Beijing en 1793 y fue rechazada a los pocos días en un clarísimo caso de pobre gestión
de sensibilidades interculturales. La segunda la encabezó William Amherst en
1816, y le acompañaban George Staunton, experto conocedor de la lengua y
cultura chinas, además de otros lingüistas y exploradores. También fue un gran
fracaso.
La corrupción que imperaba entre los oficiales chinos facilitaba la entrada de la droga ilegal. Cuando el emblemático Lin Zexu promulgó un edicto por el cual los contrabandistas de opio tenían que entregar sus existencias para ser destruidas, la escena quedaba servida para una confrontación en la que China, cuyas naves eran terriblemente inferiores a las europeas, fue humillada en una relativamente breve guerra (1839-1842). China tuvo que pagar reparaciones de guerra (es decir, tuvo que pagar el opio destruido) y abrir sus puertos a los comerciantes británicos. Además, el imperio británico añadió la isla de Hong Kong a su ya larga lista de colonias en todo el mundo. Fue el comienzo del crepúsculo de la China imperial al que hace referencia el título.
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