12 jul 2021

Reseña: How to Kidnap the Rich, de Rahul Raina

Rahul Raina, How to Kidnap the Rich (Londres: Little, Brown, 2021). 292 páginas.

Esta divertidísima y cáustica novela es el debut de este autor indio. El narrador es Ramesh Kumar, cuyo humilde origen no concluye, como suele ser la norma entre las castas inferiores de la India, en la miseria. Y todo gracias a una monja francesa.

Huérfano de madre al poco de nacer, Ramesh crece a la sombra de un padre violento y alcohólico que hace todo lo posible por mantenerlo en la miseria mientras lo explota en su puesto de venta de té. Pero Ramesh tiene la fortuna de que Claire lo acoja y le dé una educación que ya quisieran muchísimos otros.

Ramesh, prepárale al señor un rico té, elaborado conforme a recetas milenarias...Fotografía de Satish Krishnamurthy, Bombay.

Ya adulto, Ramesh pone en marcha su negocio de consultoría educativa. Consiste en hacerse pasar por los hijos de las clases pudientes de Delhi en los exámenes oficiales, que determinan la jerarquía de acceso a universidades locales y foráneas y permiten mantener sus privilegios a las elites indias.

El problema se produce cuando Ramesh suplanta a Rudraskesh (Rudi para los amigos) en los exámenes y consigue para él unos resultados que le dan el número uno de esa promoción. Esa clase de hazaña supone que la fama es instantánea en la India. De la noche a la mañana será una estrella mediática. A Rudi le llueven las ofertas y Ramesh logra (haciéndoles chantaje a sus padres) convertirse en el manager de Rudi.

A Rudi lo colocan de presentador de un concurso televisivo bautizado como Beat the Brain. El dinero, todos lo sabemos, le puede hacer mucho daño a un joven adolescente, inmaduro y caprichoso. De manera que Ramesh va a tener mucho trabajo si quiere que todo vaya bien y el chiringuito dé sus frutos.

How to Kidnap the Rich se divide en dos partes. La primera narra la historia personal de Ramesh, cómo conoce a la monja Claire y, a pesar de los odios, desprecios y malas pasadas que le juegan diversos personajes de las elites de la escuela donde Claire le enseña, se abre paso en la vida.

La segunda cuenta en cambio los secuestros, las huidas, las interferencias políticas y las falsedades. Es un relato rocambolesco, caótico, alocado. Pero fluye con sobrada energía y humor. Dos muestras: La descripción de una silla en la que sienta un personaje: “… una silla, más blanca que un Panel occidental sobre la diversidad racial…”; y la reacción de Ramesh ante la descripción que hacen los padres de Rudi del muchacho: “… lo habían descrito como «un buen chico que necesita ayuda», pero acaso no reconozco yo una mentira tan grande como aquella de «los británicos solamente están estableciendo un enclave comercial» cuando la oigo.”

El debut de Raina es una excelente sátira de esa India que gobierna la ultraconservadora derecha de Modi y que en meses recientes estuvo en las noticias por las peores razones. Quizás hubiera sido una buena idea incluir un glosario de las palabras del indostaní y el urdu que el autor esparce en el diálogo, que sin duda forman parte del inglés local, pero no son reconocibles por un lector no iniciado, en especial insultos como bewaqoof, anpadh o bhosdike.

Los derechos para llevarla a la pantalla ya están vendidos, por cierto.

Delhi, la ciudad donde creció Ramesh.

“Ni siquiera tiene sentido describirme. Era un niño pequeño con unos grandes ojos marrones. Ahora soy más grande y todavía tengo unos grandes ojos marrones. En aquella época vestía vaqueros de séptima mano con agujeros en la entrepierna y caminaba con unas chanclas de plástico alrededor de las cuales me sobresalían los dedos de los pies. ¿Me entiendes?

Mi padre y yo vivíamos en apenas un cascarón de hormigón de una sola habitación, al final de un callejón que terminaba en otro callejón que daba a otro callejón, en ese lugar del que los guías turísticos occidentales decían que era la verdadera India, la de los montones de especias, mujeres con saris de color mango, hombres que huelen a aceite para el pelo y a incienso y que arrastran vacas detrás de ellos, bestias majestuosas y gordas; esa India en la que los turistas blancos se bajaban de sus jeeps con aire acondicionado y manifestaban que lo que veían y oían los dejaba abrumados.” (p.13, mi traducción). Fotografía de Vyacheslav Argenberg - http://www.vascoplanet.com/

5 jul 2021

Reseña: A Banquet of Consequences - Reloaded, de Satyajit Das

Satyajit Das, A Banquet of Consequences - Reloaded (Australia: Viking, 2021 [2015]). 480 páginas.

El programa gubernamental de ayuda financiera al empleo durante la pandemia, conocido como JobKeeper, supuso un gasto de 130.000 millones de dólares australianos. Los receptores de esta generosísima cantidad de fondos públicos no fueron directamente los empleados, sino los empleadores. Transcurridos varios meses desde que JobKeeper concluyera, las investigaciones de periodistas revelaron que un buen número de las compañías que recibieron esos fondos no solamente no necesitaban la ayuda, sino que en última instancia dedicaron el capital público recibido a pagar dividendos a accionistas, bonificaciones extraordinarias a sus directivos y, en el caso de algunas escuelas privadas, a reducir las cuotas que pagan los padres que deciden enviar a sus niños y niñas a esos centros de elitismo y privilegio.

Moraleja: Para quienes deciden las políticas económicas y recaudan los tributos que costean sus elevados salarios, el dinero (de los demás) cae del cielo y crece en los árboles.

Das es economista de carrera. Nació en Calcuta y vive en Australia desde los 12 años. Este libro es una versión revisada y actualizada tras el hundimiento económico generalizado causado por el Covid-19. En su primera edición, el libro analizaba la situación resultante de la crisis de 2008 y las consecuencias que el sistema actual va a tener en nuestras vidas. El panorama que plantea Das es, sencillamente, desolador: “La posición de la economía global es semejante a un agujero negro, del que la gravedad impide que escape nada, incluida la luz. Los excesivos niveles de deuda y los desequilibrios fundamentales, fuertemente arraigados, impiden ahora escapar del estancamiento o algo incluso peor. Los agujeros negros se forman cuando estrellas inmensas colapsan al final de su ciclo vital: una metáfora adecuada para el reciente periodo de nuestra historia económica.” (p. 92. Nota: Todas las citas que figuran en esta reseña son mi propia traducción).

El arquitecto de la magia financiera saca un conejo de la chistera en menos que canta un gallo. “Los gobiernos utilizan la contabilidad creativa. Durante el periodo anterior a la introducción del euro, Italia y España utilizaron transacciones con derivados, supuestamente para minimizar sus niveles de deuda. […] Para superar la falta de dinero disponible para recapitalizar sus bancos, el Gobierno de España empleó la contabilidad, acordando que pérdidas tributarias de €30 mil millones pudieran utilizarse para apuntalar el capital regulatorio. Mientras la UE buscaba mejorar la solvencia de los bancos aumentando las reservas de capital, España adoptó una estrategia de manipulación fiscal que para nada ayudó a mejorar la verdadera capacidad de absorción de pérdidas de sus bancos.” (p. 59-60) 
El tema de la deuda, que según Das ha alcanzado niveles descomunales, es recurrente en su exposición y denuncia. La deuda, tanto pública como privada, lastrará cualquier tentativa que busque una solución a los múltiples problemas que afronta el mundo en las próximas décadas.

No es el único aspecto alarmante: el cambio climático, la escasez de recursos, en particular el agua limpia, y la incapacidad y falta manifiesta de voluntad de los políticos para obligar a repensar nuestros hábitos de consumo y el viciado sistema de producción que los alimenta.

Aunque es un libro muy especializado en cuestiones económicas, Das escribe en un lenguaje conciso, claro e inteligible. Algo que los lectores agradecen es su costumbre de ejemplificar un punto con una cita o referencia literaria o artística para concluir una sección. Son todas aptas y oportunas. Un ejemplo que describe la destrucción de la industria pesquera del Mar de Aral: “Los barcos pesqueros varados en el Mar de Aral seco son un eco del cuadro surrealista de Salvador Dalí de 1934, Imagen paranoica astral, en el que unos pobladores desatentos están sentados en un bote de remos en un lago o un océano seco. Es el recordatorio de las consecuencias del voraz apetito de la humanidad por el agua.” (p. 127)

El Mar de Aral desde el espacio, en 1989 y en 2008. 
Tampoco le falta la ironía: “Un directivo de un banco central describió la política de la devaluación de divisas de forma muy pintoresca: es como orinarse en la cama. Aunque al principio uno se siente bien, rápidamente se convierte en un desastre.” (p. 156)

Das reitera a lo largo del libro el hecho incontrovertible de que el pato siempre lo pagan los mismos: los que menos poder tienen, los más pobres y vulnerables: “Las políticas diseñadas para hacer frente a la Crisis Financiera Global, tales como la inversión en instituciones financieras para asegurar su solvencia, los recortes en los tipos de interés y los programas de expansión cuantitativa, incrementaron todavía más la desigualdad. El coste de los rescates lo asumieron de manera desproporcionada los grupos sociales con menores ingresos.” (p. 216)

“Tras dejar el Banco de Reserva Federal, Ben Bernanke se lanzó al ruedo de las conferencias con una celeridad que no ha tenido parangón desde que la madre enviudada de Hamlet contrajo matrimonio con su cuñado.” (p. 90). Fotografía de Medill DC.
No es, ciertamente, una lectura de lo más amena. Tampoco va a inyectarte dosis de positividad, que ya quisiéramos muchos en esta época. Pero A Banquet of Consequences – Reloaded advierte de negros nubarrones en el horizonte. La tormenta no se desatará mañana, sino que afectará a las próximas generaciones, que han nacido endeudadas.

Los niños ya no vienen al mundo con un pan bajo el brazo, sino con una carpeta repleta de avisos de cobro de deudas.

25 jun 2021

Reseña: Providence, de Max Barry

Max Barry, Providence (Sydney: Hachette Australia, 2020). 306 páginas.

A quien esté un poco familiarizado con la trayectoria de Max Barry no debería extrañarle para nada que la novela más reciente (hay una más nueva, The 22 Murders of Madison May, que está a pocos días de ver la luz de las librerías y el universo digital) es un paso adelante hacia el vacío del universo. ¿Un thriller ambientado en una galaxia lejana? ¿Qué clase de locura es esa?

Pero decir que Providence es una novela de misterio situada en el espacio, en un futuro en el que la humanidad ya ha descubierto la presencia de otra especie extraterrestre, que no solamente es inteligente sino que además es hostil, agresiva y destructiva, sería simplificar y minusvalorar a este autor de Melbourne.

Desde su primera novela, Syrup, Barry se ha distinguido por realizar una sátira feroz en torno a temas muy señalados: sean el capitalismo y sus numerosas faltas (la ya mencionada Syrup o Company), sea la humillación de los valores humanistas a la maquinaria de la guerra o la industria armamentística (Jennifer Government o Lexicon), sea la intrusión desmedida de la tecnología en la vida humana (Machine Man), Barry nos muestra lo muy vulnerables y débiles que somos todos, en tanto que piezas de una mecánica sobre la que no ejercemos ningún poder.

Gilly, Talia, Anders y Jackson son los cuatro tripulantes de la Providence 5, una nueva nave espacial supuestamente invencible. El año podría ser 2100, 2200 o incluso 2300, pero realmente ese dato no importa. Es una nave se puede desplazar a velocidades impensables con la tecnología de la que disponemos hoy en día. Los rincones más distantes y desconocidos del universo están a nuestro alcance.

Una simpática y básicamente inofensiva salamandra. Estas no te arrojan pequeños agujeros negros que te trituran. Fotografía de Petar Milošević.

Siete años antes de la partida de la Providence 5 hubo un encuentro con los salamandras. El relato de ese encuentro es el prólogo de la novela. Fue la nave Coral Beach la que se acercó demasiado a esos seres desconocidos: “los salamandras pueden escupir pequeños balines de plasma de quarks-gluones, que esencialmente son unos diminutos agujeros negros, los cuales a su paso dejan un rastro de materia triturada, porque lo que ocurre cuando tanta gravedad te pasa a centímetros del corazón o a metro y medio de los pies es que las diferentes partes de tu cuerpo experimentan unas fuerzas que son colosalmente diferentes. La tripulación del Coral Beach no lo sabe.” (p. 6, mi traducción)

Lo que no todos los cuatro tripulantes de la Providence 5 saben es que la nave se dirige, se gestiona e incluso se repara ella solita, gracias a un sistema de inteligencia artificial que lo controla absolutamente todo, incluso la decisión de perseguir y atacar al enemigo, analizar los resultados de las batallas y configurar nuevas estrategias de cara a la próxima. ¿Qué hacen entonces esos cuatro humanos a millones de kilómetros de distancia? Figurar: son simplemente actores en lo que es un estratagema mediática planificada para justificar la descomunal inversión de dineros públicos en la maquinaria de guerra más costosa y sofisticada que jamás se haya visto. ¿Te suena de algo?

Tras los primeros meses, se imponen la claustrofobia y el hastío en la odisea de los cuatro escogidos. Pero poco a poco las cosas cambian. A Anders le da por jugar a cosas cada vez más arriesgadas y a desaparecer durante días en el interior de la nave. Ciertos errores en el sistema no tienen sentido y Gilly descubre que la Inteligencia Artificial no es tan infalible. Y para colmo de males, los salamandras demuestran haberse aprendido la lección de la múltiples derrotas y masacres sufridas.

Hay quien está dispuesto a gastarse millonadas para irse de aquí en lugar de tratar de solucionar los numerosos problemas que tenemos.
La campaña de destrucción es narrada de manera desapasionada. El número de enemigos abatidos va a permitirles entrar en el Salón de la Fama, sin duda. Hay ecos transparentes a las ejecuciones que drones y otros medios militares llevan a cabo en nuestro planeta en nombre de la democracia, la justicia, la libertad y otras palabras vacías de significado. No hace falta irse a otra galaxia para sentir la misma náusea.

El punto de vista narrativo alterna de capítulo en capítulo. Eso ayuda a que la novela avance rápido aunque los protagonistas no estén realmente haciendo gran cosa. La atmósfera de suspense se mantiene: el lector sabe que algo va a salir mal. Y naturalmente, algo sale muy mal.

De los cuatro personajes, es Gilly quien más simpatías despierta. Al menos en mi opinión: habrá quien se identifique más con Talia, o incluso (¿Por qué no? Tiene una pizca de psicópata y ha de haber para todos los gustos…) Anders. Sobre Gilligan: “Quería saber por qué estaban en guerra. No en términos generales. Esos ya le habían bastado anteriormente, pero ya no le valían. Quería hallarse en una habitación con la persona que había tomado la decisión, que había dicho «Adelante», e indagar si había habido otras opciones. Porque sí había discrepancias. Había protestas. Había gente que decía que las contratistas como Surplex tenían sus tentáculos metidos en todo Servicios, y manipulaban la percepción del público a favor de la guerra, cuyo propósito había en cierto modo cambiado: de obligar a los salamandras a replegarse del territorio de los humanos a su exterminación como especie; ¿era eso estrictamente necesario? ¿Era adentrarse en la Zona Violeta de hecho la misma guerra que todo el mundo había suscrito tras el desastre de la Coral Beach? Porque en aquel tiempo no había esa Inteligencia Artificial corporativa que se volcara en la construcción de naves espaciales acorazadas, además con el 22% del PIB mundial, y que tomara decisiones que resultaban literalmente excesivamente sofisticadas como para cuestionarlas. Esa parte le parecía sospechosa ahora. Verdaderamente sospechosa.

Sabía lo que estaba sucediendo. Se estaba inventando una ficción reconfortante en la cual era aceptable hablarle al salamandra, porque él, Gilly, no le debía nada a la Humanidad. Aun así, los razonamientos siguieron incrementándose en su cabeza hasta que se sintió furioso. Estaban todos en casa, sanos y salvos y felices, excepto él.” (p. 243, mi traducción)

23 jun 2021

Reseña: Wendy, Master of Art, de Walter Scott

Walter Scott, Wendy, Master of Art (Canadá: Drawn & Quarterly, 2021). 273 páginas.

Ah, qué lejanos quedan ahora aquellos tiempos de mis estudios de posgrado. Recuerdo bien el artificio que nos rodeaba, esa improductiva ociosidad disfrazada de muy serio afán invertido en inanes cuestiones académicas. Y sin embargo, fueron dos años extremadamente disfrutados, de logros realizados a base de mucho esfuerzo, sacrificio, insomnio, algo de estrés y renuncias de todo tipo. Todo culminado en un trabajo final de investigación, que incluyó la traducción de dos actos de una sangrienta tragedia jacobina, en la que un obeso mediocre chupatintas me marcó como incorrecto … ¡el uso del futuro de subjuntivo!

¿Alguien quiere decir algo sobre algún tema en alguna parte?
Para esta Wendy, que ha llegado a Hell para estudiar una maestría en Bellas Artes en su universidad (¡Universidad del Infierno!), la entrada en el posgrado es motivo de grandes esperanzas y ambiciones: “Es aquí donde por fin conseguiré ser yo misma y definir lo que significa la práctica artística (y el éxito) para mí.” (p. 14, mi traducción) Unos 90 segundos después, se lanza a la calle en busca de un bar.

El volumen creado por el artista canadiense Scott rebosa humor. Hay sátira a espuertas; la historia no deja títere con cabeza y los dibujos redundan en esa visión mordaz, incisiva y cáustica. Son dibujos sencillos, unas pocas líneas bien marcadas sobre un fondo blanco que resultan ser harto expresivas. La lectura resulta fácil y adictiva: en apenas una hora puedes haber terminado el volumen. Y sin embargo, vas a querer empezar a releerlo al día siguiente.

La creación artística, como bien sabe todo el mundo, puede perfectamente comenzar a engendrarse en la barra de un bar.
Sea el grupo de estudiantes de posgrado, sea la escena nocturna de bares y clubes, sea la atmósfera de charlatanería e impostura que siempre hay en las aperturas de exposiciones y galerías, para Wendy todo se hace una montaña casi imposible de superar. Las crisis existenciales y filosóficas se suceden una tras otra (digamos que a ritmo de cogorza) y, a pesar de ello, consigue crear. Exactamente qué valor tiene lo que crea nunca termina de estar claro.

Mención aparte merecen las clases de Dibujo y Pintura que Wendy tiene que dirigir en alguna oscura escuela de enseñanza secundaria. Ir a dar clase pasado de rosca siempre ha supuesto un reto insalvable, y con el paso de los años se puede convertir en una tumba profesional para algunos.

Los inicios siempre suponen un reto.
En el desenlace Wendy termina y defiende su tesis. Bravo. “Defender” siempre ha sido una palabra que parece estar cargada ideológicamente. ¿Dónde quedan los enemigos o contrincantes de quienes hay que defender una tesis? Wendy quizás lo solucionaría pidiendo otra cerveza.

No, no se trata de un compromiso. Es la toma de conciencia de una derrota.

Wendy, Master of Art es la tercera entrega de Scott con Wendy como protagonista. Puede que algún día consiga leer las dos que la antecedieron. Entretanto, a ver si alguien se anima a llevarla a la pantalla, sea en formato de animación o suplantando sus rocambolescos trazos con actores de carne y hueso. Las risas están garantizadas.

6 jun 2021

Estic escoltant/ Estoy escuchando/ I'm listening to... (2)

 

ZOO POSSE - AVANT (2021)

Un senyor que s'oxida al sofà

Una ment que no troba la boca

Una vida que no sap parlar

Un profeta més de la derrota

Un patriota de la soledat

De deixar-se dur, una mascota

Un imbècil amb autoritat

Un sacríleg de la integritat

Cauen les filles anònimes: mort natural

Fallen les forces, clima hivernal

Tristes i anades, quina postal

Lluny de les llums, dels pedestals

Sense homenatges ni flors en corones

Com si sols foren persones normals

Com si en un món de misèria i de runes

Fora bonic oblidar, i

S'ha intoxicat la mollera

S'han oblidat d'estimar

De veure tan gran la bandera

La vista es comença a cansar

S'ha intoxicat la mollera

S'han oblidat d'estimar

I ara respirar és una quimera

Però estaran

Les nostres sempre estaran

Com pedra dins la sabata

Com la palmera que aguanta l'huracà

I allà estaran

Fent burla i fent sacrilegi

Per sempre bruixa i heretge

Sempre a la contra i avant

Pregueu-li a l'amo que entengui la joventut

Que se'ls perdoni este suïcidi prematur

La seua sort no és vostra, però l’enterro costa

I els han cobrat la medicina i el taüt

Cauen herois baix el pes de la fe en la divisa

Orfes d'amor omplin la missa

Ixen les hordes de les cavernes

Guarden la merda baix la catifa

I, com sempre, pagues tu la seua festa

El resultat era un, la jugada era perfecta

S'ha intoxicat la mollera

S'han oblidat d'estimar

De vore tan gran la bandera

La vista es comença a cansar

S'ha intoxicat la mollera

S'han oblidat d'estimar

I ara respirar és una quimera

Però estaran

Les nostres sempre estaran

Com pedra dins la sabata

Com la palmera que aguanta l'huracà

I allà estaran

Fent burla i fent sacrilegi

Per sempre bruixa i heretge

Sempre a la contra i avant

Però estaran

Les nostres sempre estaran

Com pedra dins la sabata

Com la palmera que aguanta l'huracà

I allà estaran

Fent burla i fent sacrilegi

Per sempre bruixa i heretge

Sempre a la contra i avant

There’s this man rusting away on a sofa

There’s a mind cannot find its own mouth

There’s a life that cannot speak for itself

Yet another prophet of defeat

A patriot of solitude

Of letting go, a pet

A fool with a mandate

A heretic of integrity

Anonymous daughters fall: natural death

Strength fails, wintry weather

Sad and gone, what a postcard!

Far from the lights, away from the pedestals

No homages, no flowers in wreaths

As if they were just normal people

As if in a world of misery and dirt

It would be nice to forget, and

Their brains have been poisoned

They have neglected to love

Seeing such a large flag

Your eyesight becomes strained

Their brains have been poisoned

They have neglected to love

Breathing is now a pipedream

Yet they will be

Our own will always be there

Like a pebble in your shoe

Like the palm tree holding up against the hurricane

And they will be there

Mocking them and committing sacrilege

Forever a witch and a heretic

Always against them and forward

Ask the master to understand the young

That this premature suicide be forgiven

Your fate is not your own, yet the burial will be costly

They’ve charged you for the medication and the coffin

Heroes fall under the weight of their faith in the currency

Orphans of love have crowded the church

The hordes are coming out of their caves

The shit is being swept under the carpet

As ever you end up paying for their partying

The score was one, their play was perfect

Their brains have been poisoned

They have neglected to love

Seeing such a large flag

Your eyesight becomes strained

Their brains have been poisoned

They have neglected to love

Breathing is now a pipedream

Yet they will be

Our own will always be there

Like a pebble in your shoe

Like the palm tree holding up against the hurricane

And they will be there

Mocking them and committing sacrilege

Forever a witch and a heretic

Always against them and forward

Yet they will be

Our own will always be there

Like a pebble in your shoe

Like the palm tree holding up against the hurricane

And they will be there

Mocking them and committing sacrilege

Forever a witch and a heretic

Always against them and forward

 The English is my own translation.


31 may 2021

Reseña: Trashed, de Derf Backderf

Derf Backderf, Trashed (Nueva York: Abrams ComicArts, 2015). 256 páginas.

Por el patio del colegio concertado donde completé la primaria (la EGB, como la llamaban entonces) se paseaba un bedel, una especie de vigilante de chiquillos vociferantes y rebeldes, que era además forofo del CD Castellón, el señor Mercè. Su voz resuena todavía en mi cabeza con una porfiada cantinela: «¡Papel, papelera!». En aquella época (el primer lustro de la década de los 70) los desechos plásticos no eran todavía el enorme e irresoluble problema que son ahora.

El infortunio de recoger bolsas con desgarros. Gajes del oficio.

¿Dónde va la basura que generamos día tras día? La pregunta no es gratuita: muchos desechos se reciclan hoy en día; otros terminan enterrados en basureros o incinerados; los desechos orgánicos se transforman en abono. Pero lo cierto es que no se les da una salida apropiada o correcta a todas las basuras.

Este volumen del norteamericano John ‘Derf’ Backderf utiliza sus experiencias como recolector de basuras hace ahora unas cuatro décadas. La historia está, sin embargo, ampliamente aderezada con datos crudos y duros sobre la industria del procesamiento de basuras y sus múltiples deficiencias. El elemento informativo está repleto de datos correctamente obtenidos y contrastados.

La montaña de residuos que genera una familia estadounidense en un año.
Lo que más me ha sorprendido de Trashed es lo bien que se adapta el estilo del dibujante al tema: Backderf no se anda con miramientos, e incluye todo lo que es aprensivo de la profesión del recolector de basura: desde gusanos a animales muertos, pasando por los proyectiles que se forman y disparan cuando se comprimen los pañales en el receptáculo del camión, y algo que desconocía: los llamados yellow torpedoes [torpedos amarillentos], que no son otra cosa que botellas de plástico que los camioneros llenan con su orina mientras conducen para no tener que hacer parada.

El narrador es J.B. (las mismas iniciales que el autor), un joven de 21 años en una ciudad de tamaño mediano en el midwest de los Estados Unidos. La novela hace un recorrido por las cuatro estaciones del año, con buen, mal y muy mal tiempo.

¿Por qué se enfada el jefe?
Hay una especie de moraleja, por supuesto, aunque sea un poco sombría. En general, los humanos generamos un volumen de desechos que es completamente insostenible para el planeta. El libro tiene un indudable valor educativo, pero los aspectos humorísticos de las subtramas que surgen con otros personajes (los compañeros de J.B., el jefe, vecinos y transeúntes) son lo mejor. Los trazos son sencillos: viñeta tras viñeta, Backderf te lleva de paseo mientras él y su colega recogen toneladas de basura. Es verdad que alguien tiene que hacerlo. ¿Conseguiremos alguna vez reducir las inmundicias que genera nuestro estilo de vida a cero?

It's the end of the world as we know it...
A good birthday present! Quite enjoyable.

30 may 2021

Reseña: Dadas las circunstancias, de Paco Inclán

Paco Inclán, Dadas las circunstancias (Zaragoza: Jekyll & Jill, 2020). 151 páginas.

Este pequeño volumen de crónicas y relatos revestidos de una tremendamente sutil ironía es el primero que leo de mi paisano Inclán. Y en verdad que no defrauda. A quien le gusta la literatura que finge haberse puesto rumbo a ninguna parte, Dadas las circunstancias le debe agradar con creces.

El volumen comprende 8 relatos localizados en diferentes partes del mundo. Inclán llega a estos lugares por alguna peregrina razón que nos explica al inicio de cada relato. En el primero, ‘Plutón, planeta enano’, Inclán acude a Praga con motivo de la Feria del Libro. Tras los actos oficiales queda a tomar unas copas con Maritza, una estudiante de traducción, y un autor local, Hesel, que busca editor en español.

Hesel resulta padecer enanismo. Inclán recuerda en la primera parte de su relato cómo se enteró de la decisión de quitarle a Plutón la categoría de planeta del sistema solar en las orillas del océano Pacífico mexicano. La velada discurre en diálogos confusos e inconclusos, miradas hundidas en esa singular incomprensión empapada en alcohol y que acentúa la falta de una lengua común. La salida más decorosa es pagar la cuenta y olvidarse para siempre del manuscrito de Hesel.

El siguiente relato es más bien una colección de viñetas que transcurren en La Habana. En la capital cubana Inclán conoce a un imitador del Che Guevara, que incluso tira de inhalador para parecer más realista; se desilusiona en una librería donde se amontonan libros que nadie quiere, nadie va a leer y nadie va a echar de menos; conoce a una valenciana con la que comparte un viaje en coche y luego la cama durante un par de horas; y finalmente recibe un testimonio de un joven cubano, en un breve relato que evidencia la ineptitud y esterilidad que produce la burocracia del sistema cubano.

En ‘El último hablante de erromintxela’, Inclán viaja al País Vasco buscando al que, se supone, es el último vestigio viviente de un idioma virtualmente extinto. Bajo una pertinaz lluvia sigue una senda en los montes de Llodio buscando a Goyo y termina dando media vuelta, confundido, avergonzado y derrotado. ¡Que se muera el idioma!

Hauré passat per aquest punt del carrer de l’Hospital milers de vegades. I si estava Paco Inclán al meu costat i no ho sabia? Fotografia d'Espencat.
‘Escatología en la obra de Arnau de Vilanova’ parte de una premisa equivocada. La escatología a la que se refiere el título no es sobre el estudio de los excrementos sólidos con fines científicos, sino que versa sobre las ideas y creencias en torno “al fin de los tiempos”. (Sí, es cierto: ¿Hay algo más absurdo que estudiar algo que nunca vamos a conocer?) El caso es que esa investigación académica que lleva a Inclán a la Biblioteca del Carrer de l’Hospital en mitad del siempre infernal mes de agosto en València está condenada. Al autor le entran unas imperiosas necesidades de evacuar el intestino grueso. Sale de la biblioteca y busca un lugar en una ciudad desierta: “Una pintada en un muro, «buen sitio para hacerse porros», me indica que he encontrado un escondrijo idóneo bajo la imponente sombra de un árbol […] que, a poco que la fama me fuese propicia, se convertiría en centro de peregrinación de mis lectores: «En este lugar depuso Paco Inclán sus ínfulas de grandeza.» (p. 82). Toda una epopeya, que termina con una sencillísima clarividencia: “El apocalipsis apenas dura unos segundos, seis o siete.” (p. 86) Como dicen los mexicanos: «No manches, güey».

Paco Inclán debe de tener una ¿alarmante? habilidad para coincidir en el espacio y tiempo con gente más excéntrica y rara que él. Solo así se comprende el ‘Viaje al país del esperanto’, donde conoce a Miquel, quien “afirma trabajar en favor de una alianza para «sumar esfuerzos en la internacionalización del esperanto y la normalización del consumo del cannabis».” (p. 100) Gracias a un dato que le pasa Miquel, consigue pasar la noche siguiente en un museo privado, fumando marihuana entre libros en una lengua que no ha aprendido y preparando un artículo sobre los esperantistas que nunca verá la luz.

Nunca decae el excelente nivel de ironía que hay en los relatos de Dadas las circunstancias. En Veracruz, donde dice haber ido a contraer matrimonio, asiste a un homenaje a Pancho Villa, aunque, de hecho, el revolucionario nunca estuvo en la ciudad. Pero el invitado estelar es “uno de los tropecientos nietos” de Villa, el Presidente de la Fundación Pancho Villa. Es ‘La exaltación de las ausencias’ en Veracruz: “Su huella es indeleble aunque nunca la pisara.” (p. 135)

Completan el volumen dos relatos localizados en Valladares (Galicia) y Berlín. En mi opinión, la principal virtud de la escritura de Paco Inclán es ese discurrir hacia ninguna parte, realizando esbozos de personajes inverosímiles por lo insólitos que son, al tiempo que se ríe de sí mismo. Lo que cuenta es el viaje, nunca el destino, y con Paco al volante…

Gràcies, T. M'ha agradat una barbaritat!

23 may 2021

Breadknife & Grand High Tops Walk

 

El Parque Nacional de las Warrumbungles está a una media hora de Coonabarabran, una localidad de unos 3.000 habitantes en el centro oeste de Nueva Gales del Sur, a unas cinco horas y media de distancia de Sydney.

El nombre de las montañas, Warrumbungle, es de la lengua indígena de la zona, Gamilaroi y quiere decir “montañas torcidas”. Son en realidad los restos de un gran volcán extinto en la región que estuvo activo hace unos 18 millones de años. La erosión desde entonces hizo el resto, dejando una serie de montañas, formaciones rocosas y valles que son ahora parte de un parque nacional con una excelente red de senderos.

El sendero propuesto aquí supone un total de 16 km, que normalmente se completan en 5-6 horas. Incluir el desvío de Febar Tor y Macha Tor (dos cerros rocosos) incrementa el recorrido en una media hora: las vistas desde las cimas de ambos merecen la pena.

La entrada al Parque Nacional cuesta 8 dólares. Se puede rellenar la cantimplora en el Centro de Información a Visitantes y hay en el parque diversos lugares habilitados para pernoctar en tienda, con agua potable y otras modestas instalaciones.

En el parque viven canguros, cuervos, loros y, al menos un pareja de halcones, quizás más. Hay también algunos pequeños rebaños de cabras asilvestradas, que los guardas del parque tratan de mantener a raya cada cierto tiempo. El parque sufrió un grave incendio en 2013, del cual parece haberse empezar a recuperarse.

Coonabarabran está en la Oxley Highway y cuenta con una gran variedad de moteles para alojarse. El paso de tráfico pesado es constante y molesto, incluso durante la noche. Cuanto más alejada esté la habitación de la carretera, mejor.

El inicio del sendero está impecablemente mantenido, incluso pavimentado en algunos trechos.

¡El que se mueve, no sale en la foto! Este canguro no quiso ser protagonista.

Belougery

Breadknife, cerca del mediodía. El sendero asciende por terreno difícil hasta la parte superior de las formaciones rocosas.

The Shadow Line

En la parte posterior se aprecia mucho más claramente cómo las formaciones rocosas son rocas areniscas comprimidas. Tiene el aspecto de un rompecabezas, o de una construcción con bloques que en cualquier momento pudiera desmoronarse. 

Bluff Mountain. Un impresionante despeñadero al que se puede subir. En una próxima ocasión será. Las vistas desde arriba deben ser impagables.

¿Cuántos cuervos hay en esta fotografía?
Al otro extremo del Parque Nacional de las Warrunbungles se halla el Observatorio Astronómico de Siding Spring. 

Panorámica del Parque Nacional.

Reloj, no marques los años... Habían pasado 18 años desde mi anterior (y primera) visita a Coonabarabran. En aquella ocasión llevaba a mi hija de cuatro meses.
La Torre del Reloj en el centro del pueblo, cuenta los camiones que pasan cada minuto a su lado. ¿Para cuándo la circunvalación?

14 may 2021

Reseña: The Making of Christina, de Meredith Jaffé

Meredith Jaffé, The Making of Christina (Sydney: Pan Macmillan Australia, 2017). 367 páginas.

Christina tiene 45 años y vive con su madre, Rosa, en la pequeña granja tasmana donde creció. “Dos mujeres disecadas que enfrentan un futuro incierto, aferrándose la una a la otra. La verdad llegó como un acto de Dios. Arrasó sus vidas llevándose consigo sus posesiones y experiencias, haciendo añicos sus recuerdos, recordándoles que lo temporal e ilusorio que es el control que se tiene sobre la vida. Tras su paso, queda la culpa. La culpa ha grabado a Christina como un tatuaje, ha dejado cicatrices y costras del sarpullido que apareció al saberla por vez primera, y que nunca la ha dejado. Una especie de llaga en braille marcada en la piel que narra su historia. La verdad no fija nada. Para empezar, no le ha devuelto a Bianca.” (p. 1, mi traducción)

Bianca es la hija de Christina. Faltan 4 semanas para la Navidad. Bianca ha pasado el último año en el extranjero, como maestra de inglés, o huyendo quizás de esa historia. El abuelo Massimo murió poco tiempo después de que se supiera la verdad que ha marcado a estas mujeres de tres generaciones de una misma familia de inmigrantes italianos en Australia.

Jaffé nos cuenta esa verdad en capítulos que alternan el pasado con ese presente inmediatamente anterior al posible regreso de Bianca a Tasmania que tanto desea Christina. ¿Cuál es esa verdad?

Unos diez años antes, Christina consigue un suculento contrato para la empresa en la que está empleada: la renovación de la casa de Jackson Plummer, adinerado hombre de negocios de Sydney. Cuando él la invita a almorzar y posteriormente se la lleva a la cama, Christina se cree afortunada. Se divorció del padre de Bianca y siente que la soledad le estaba corroyendo y vaciando el espíritu.

Se inicia pues una intensa relación, aunque Jackson nunca menciona la posibilidad de romper con su esposa. Por eso la sorpresa es mayúscula cuando, tras uno de sus viajes de lujo, Jackson le propone que busque una casa al oeste de Sydney, cerca de las Montañas Azules, donde vivirán los tres como una familia.

Dicho y hecho: hay una enorme casa vacía en mitad de una zona remota al norte de las Montañas Azules. Un lugar aislado y aparentemente seguro, que en su momento perteneció a un artista mediocre que cayó en desgracia. Christina pone todo su empeño (y ahorros) en recuperar la casa y conseguir reconocimiento del lugar como patrimonio histórico-artístico. ¿Quizás todo ese empeño y atención los haya estado prestando en exceso o, peor aún, en detrimento de su hija?

En la composición de esta novela la autora optó por no adoptar la estructura de un thriller: no hay misterio que resolver, sino un crimen que castigar y una culpa que asumir y arrastrar. Ya desde el principio se explicita que Plummer no resultó ser trigo limpio: su crimen es abominable y pagará por ello.

Es Bianca quien decide revelar al mundo lo que ha estado ocurriendo a espaldas de Christina. Que la madre no sea cómplice no quita que dejara de velar por la seguridad de su hija adolescente. Christina será objeto del juicio negativo de todos: de la doctora que examina a Bianca; de la compañera de cuarto de Bianca en el colegio donde estudia internada durante la semana; de la inspectora de policía que llevará el caso.

También Rosa, la abuela emigrada, le confiesa a Christina la verdadera razón por la que ella y Massimo salieron de su pueblo y emigraron a Australia. El mal habita en todas partes y tiene forma de hombre.

Christina no puede seguir sentada. Recorre las sendas de gravilla de la rosaleda dando tumbos de aquí para allá, en un estado de agitación. El Disparate de Rosa, un tributo floral a todo lo que perdieron. La muerte y la destrucción, reemplazadas por un derroche de colores y olores que impregnan el aire. Pero Christina no puede dejar de preguntarse si el dolor de su madre sigue vivo. Si es posible alguna vez alcanzar un punto en el que el pasado cobre sentido. Rosa y Massimo crearon una distancia física respecto a su pasado y el tiempo había hecho el resto, pero ¿había cicatrizado la herida? Christina reflexiona sobre la contundencia de su madre y el pozo profundo de la bondad de su padre. No tiene ni idea de cómo eran antes de que aquellos sucesos cambiasen sus vidas. Dice el proverbio que lo que no te mata te hace más fuerte. Pero Christina no está tan segura de que sea cierto. (p. 263, mi traducción). Fotografía de kisaragitsuan.

The Making of Christina es una narración muy trabajada: los cabos están bien atados y aporta un desenlace que uno podría caracterizar como lógico, aunque predeciblemente feliz. Falla un poco el ritmo narrativo en el nudo de la novela: no me queda claro que la historia en torno al pintor Rivers y las maldades que pudo o no haber cometido en la casa debiera haber ocupado tanto espacio en la novela.

En realidad, si la autora hubiese optado por transformar la trama en un misterio, la obra habría perdido buena parte de la fuerza que posee. Es un buen relato que muestra hasta qué punto una persona puede no conocer a fondo a alguien con quien ha vivido mucho tiempo y a quien ha confiado la seguridad y el cuidado de sus propios hijos.

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