25 jul 2022

Reseña: White Debt, de Thomas Harding

Thomas Harding, White Debt: The Demerara Uprising and Britain's Legacy of Slavery (Londres: Weidenfeld & Nicolson, 2022). 300 páginas.

Unos pocos datos para empezar. La esclavitud solamente se abolió en los Estados Unidos de América a finales de 1865, mediante la 13ª Enmienda a la Constitución. Es decir, el país de la “libertad” nació con una Constitución racista que aceptaba la esclavitud. En el Reino Unido, la legislación correspondiente se aprobó en 1833 (en 1807 se prohibió la trata de esclavos, pero no su explotación en las colonias). En el caso del ya por entonces exiguo imperio español, el comercio de esclavos fue prohibido en la Península merced a una ley de 1837, aunque dicha norma no se aplicó en las colonias que quedaban en la segunda mitad del siglo XIX, Puerto Rico y Cuba, hasta 1873 y 1886 respectivamente.

El autor, Thomas Harding, centra su historia en el alzamiento que tuvo lugar en la colonia británica sudamericana de Demerara, lo que hoy es Guyana. Lo hace porque el lugar representaba un “microcosmos” de la explotación de esclavos robados en África y vendidos al mejor postor a los propietarios de plantaciones de azúcar o tabaco. Demerara fue una de las colonias más lucrativas: se producía un azúcar de gran calidad y la productividad era altísima… gracias a la mano de obra africana esclavizada y sometida a condiciones de brutalidad extrema.

La insurrección de los esclavos en la colonia de Demerara, ocurrida el 18 de agosto de 1823. La retirada del Teniente Brady. Los soldados europeos se vieron obligados a replegarse.
Para Harding se trata de una cuestión de honor familiar, pues su familia ganó mucho dinero en el siglo XIX con el comercio del tabaco y otras materias primas. El autor reconoce la deuda que la sociedad británica contemporánea tiene con los descendientes de esos esclavos. Es necesario hacer reparaciones que sean no solamente dialécticas sino también monetarias. Paradójicamente, la familia de Harding comprende también a judíos alemanes, asesinados en el Holocausto, cuyas propiedades fueron confiscadas por los nazis. Como tal, el gobierno alemán compensó a Harding y su familia y ello le llevó a examinar en profundidad de dónde venía la riqueza de su dinastía. Lo que averiguó le llenó de vergüenza y le inspiró un imborrable sentimiento de culpabilidad.

El reverendo John Smith. Fotografía de Tim Bray.
El libro cuenta pues la rebelión de los esclavos en Demerara y lo hace utilizando cuatro puntos de vista distintos que corresponden a cuatro personas que participaron en los sucesos: el reverendo John Smith, el esclavo líder de la rebelión abolicionista, Jack Gladstone, el esclavista y propietario de varias plantaciones en Demerara, John Gladstone, y John Cheveley, que llegó a Georgetown para dirigir una tienda y fue testigo directo de los sucesos, las ejecuciones sumarias, los consejos de guerra y las condenas y dejó sus impresiones por escrito en sus memorias. Harding hace uso de todos los documentos que se conservan: diarios, cartas, periódicos, registros de los debates parlamentarios.

"La familia Gladstone vivía en Seaforth House, una gran mansión situada en más de cien acres de terreno en la costa, justo al norte de Liverpool, Inglaterra. A través de los anchos ventanales acristalados de la sala de estar, John Gladstone podía observar los buques que zarpaban del estuario del Mersey rumbo al Caribe. La playa estaba a poca distancia y allí, junto con sus hijos, paseaban a caballo por las arenas de la orilla. Además de las decorativas jardineras repletas de flores de múltiples colores, sus extensos jardines contaban con grosellas, viñedos, cerezas y fresas. Pese a la lluvia, frecuente, y los vendavales que en ocasiones la azotaban, resultaba ser un lugar imponente para vivir. Y a pesar de su belleza, no era Seaforth la finca que ansiaba tener. Él y su esposa eran de Escocia y deseaban regresar a su tierra natal cubiertos de gloria. De hecho, habían bautizado la casa en honor al jefe del clan de su esposa, Lord Seaforth. La ambición de Gladstone, por tanto, era la adquisición de una gran finca al norte de la frontera. Para lograrlo, tendría que amasar una fortuna aún mayor." (p. 49, mi traducción)

Entre los capítulos, Harding intercala reflexiones propias sobre el proceso de investigación y redacción del libro, conversaciones con familiares en torno al propósito que le mueve a escribirlo, intercambios con activistas caribeños y guyaneses y con descendientes de los hombres y mujeres esclavizados.

White Debt indaga en un momento de la Historia que hay que revisar y reescribir. Resulta inconcebible que, tras la abolición oficial de la esclavitud, el Gobierno del Reino Unido decidiera compensar a los esclavistas por la “pérdida” de la propiedad de las personas que trabajaban a destajo y sin recibir salario alguno para ellos. Se calcula que el pago de esa “compensación” se amortizó hace apenas unas décadas.

Detalle del monumento a los abolicionistas (encarnados por Jack Gladstone) que se rebelaron contra la denigrante práctica esclavista. La fotografía procede del libro White Debt.
Los descerebrados racistas de la vergonzosa ultraderecha neofascista arremeten contra la inmigración irregular y se dejan pastorear como borregos por líderes hipócritas y cobardes. Mientras, la deuda de Occidente con África sigue sin ser satisfecha. La deuda blanca exige una reparación.

3 jul 2022

Reseña: Cold Enough for Snow, de Jessica Au

Jessica Au, Cold Enough for Snow (Artarmon: Giramondo, 2022). 98 páginas.

Hay algunos viajes que se hacen para descubrir nada; otros se hacen para redescubrirse a uno mismo. Podría decirse que esa es la premisa principal de Cold enough for snow. En apenas cien páginas, Au construye un relato que utiliza la memoria para avanzar en la narración del momento presente a base de saltos mayoritariamente inconexos. La trama (si se puede utilizar esa palabra) es escasa: Una joven mujer asiática (residente en una ciudad de un país no especificado, aunque sepamos que es Australia) y su madre (de origen hongkonés) viajan a Japón para reconectar mediante unas breves vacaciones otoñales.

El viaje en sí no da mucho de sí: comparten almuerzos y cenas en pequeños restaurantes, acuden a galerías de arte y museos mientras tratan de evitar las lluvias de la temporada. De sus conversaciones, la narradora (la hija) le entrega al lector fragmentos muy cortos; es más llamativo que se expliciten los largos y significativos silencios entre ellas. Si la conversación entre madre e hija gira más en torno a lo cotidiano y es comedida en extremo, de la narración que la hija hace del viaje nos queda su acuciante demanda por conectar con su pasado y sus orígenes.

En todo ello, Au emplea una prosa delicadamente poética, que explota al máximo la observación meticulosa de todo lo que les rodea. En tanto que se sirve de la memoria como recurso narrativo, Au interroga el pasado, tanto el suyo como el de su familia. El lector se familiariza con su educación estrictamente católica y su ingenua torpeza al acceder a la vida universitaria. Si la narradora presenta a la madre como envejecida, insegura y vacilante, ella misma no lo es menos: declara sus dudas respecto a la vida futura con su compañero Laurie, la decisión de ser madre o una salida profesional que le solucione los problemas económicos más acuciantes que afectan a todos.

Cold enough for snow fue galardonada en la edición inaugural del Premio Novel, que convocan y gestionan tres casas editoriales de lengua inglesa en tres continentes. Su función es reconocer una obra literaria que, al tiempo que puede catalogarse como novela, explora y amplía las posibles acepciones del término a través de su forma y sustancia. Es decir, fomenta la innovación y la creatividad novelística.

Mientras conducíamos, Laurie me fue señalando el que fue su instituto de secundaria, la casa de un amigo suyo de la infancia, la desolada pista de atletismo en la que, de niño, había entrenado y competido. Hicimos parada junto a un gran lago, que parecía ser un círculo casi perfecto. Laurie me explicó que el lago lo había formado un cráter, y que nadie sabía lo profundo que era realmente. Lo había cruzado a nado muchas veces cuando era más joven, y una vez él y su primera novia habían tomado prestada la canoa de un amigo y se habían llevado una tienda de campaña para acampar en la otra orilla. (p. 75, mi traducción)
Vista de Lago Eacham. Fotografía de Glpww.

11/02/2023: El llibre acaba d'ésser publicat amb el títol de Prou fred perquè nevi per Més Llibres, amb traducció d'Albert Nolla.

27 jun 2022

Reseña: The Wonder, de Emma Donoghue

Emma Donoghue, The Wonder (Londres: Pan Macmillan, 2016). 291 páginas.

Pocos años después de la Gran Hambruna Irlandesa (desde 1845 a 1849), una niña de un pueblecito del interior de Irlanda, Anna, dice estar sobreviviendo durante semanas sin comer nada, que subsiste gracias al maná celestial que le llega del cielo. El fenómeno rápidamente cobra notoriedad. Al poco tiempo, empieza el turismo religioso; su propia familia cree que la niña va camino de la santidad. Entre el médico local, el párroco y otros notables de las cercanías organizan su vigilancia las veinticuatro horas del día para cerciorarse de que no haya engaño alguno. Para ello, contratan a una monja y a Elizabeth Wright, enfermera inglesa curtida en la Guerra de Crimea y alumna aventajada de Florence Nightingale.

¿Es todo un montaje? Para Lib Wright, Anna posee una fuerza de voluntad a prueba de bomba. La exhaustiva búsqueda de alimentos no arroja resultados. Con el paso de los días, el deterioro físico de Anna empieza a ser evidente: se le hinchan las extremidades, se le cae el pelo. ¿Qué poderosa razón ha llevado a Anna a la determinación del ayuno absoluto? ¿Es la autoridad de la Iglesia la que está detrás de todo?

Aunque parece que la narración no avance todo lo rápido que el lector quizás querría, hay un motivo evidente. Han de transcurrir las dos semanas de la vigilancia hasta que se produzca un desenlace. Y cuando éste ocurre, la novela rinde.

El dato histórico revelador es el hecho de que en esa Irlanda rural, cerca de cincuenta casos de niñas en ayuno ocurrieron entre los siglos XVI y XX. En el caso de Anna, la niña afirma (con el beneplácito del párroco local) que el maná celestial la mantiene. De las conversaciones que mantiene con la niña, la enfermera empieza a desenredar la madeja: el objetivo de Anna es salvar el alma de su hermano, que murió un año antes. La niña cree a pie juntillas que con su ayuno y sus rezos conseguirá que su hermano vaya al cielo.

La turba es elemento energético esencial en el interior de Irlanda. Una pila de turba cortada en Connemara. Fotografía de Chris N. Illingworth.
Donoghue confronta esa disposición científica y recelosa de la enfermera directamente con la religiosidad y el carácter folclórico de la población rural del interior de Irlanda. Una vez más, la creencia ciega en lo que un viejo sacerdote diga puede llevar a una niña a la muerte. ¿Podrá salvarla Lib Wright?

Como novela histórica, The Wonder ofrece a quien la lea la posibilidad de conocer perspectivas que hoy en día nos parecerían absurdas e inaceptables. La trama está bien resuelta y eso importa. O eso creo.

The Wonder se publicó en 2019 en Ediciones B (El prodigio) en traducción a cargo de Paula Vicens Martorell.

13 jun 2022

Reseña: Weather, de Jenny Offill

Jenny Offill, Weather (Londres: Granta, 2020). 207 páginas.
Quién iba a decirnos que la irrupción de Trump en la Casa Blanca habría de dar lugar a narraciones tan imbuidas de pesimismo como esta singular novela de Jenny Offill. Weather está ambientada en el escenario semi-apocalíptico de hace unos años, en el que el cambio climático mostraba su patita de lobo por debajo de la puerta mientras un neurótico, ensimismado en el poder de su propio reality show, se dedicaba a socavar los cimientos hasta entonces sólidos de la sociedad estadounidense y condenaba a una gran mayoría silenciosa al precariado económico, sanitario y vital, cuando no a la miseria absoluta.

La narradora de Weather es Lizzie, una mujer de mediana edad que asume que la actitud de desventura y desesperación ante la que se les avecina es inevitable. Trabaja de bibliotecaria en una universidad, tiene un marido paciente y comprensivo y un hijo que parece desconfiar de todo; además, hay un hermano que está tratando de superar la adicción a sustancias no especificadas. Lizzie, además, colabora con una amiga que publica a través de un podcast recomendaciones para sobrevivir el final de los tiempos.

La novela está montada a base de fragmentos, breves vendavales narrativos, a veces poéticos, a veces mundanos. Es como la vida cotidiana misma, ¿no? A lo largo de las veinticuatro horas del día nunca hay tantos momentos que nos resulten extraordinarios ni inolvidables. El libro consta de doscientas páginas en las que el tono predominante es el de la premonición del desastre que nunca llega. Una llovizna pertinaz de desesperanza aderezada de pequeñas revelaciones o epifanías cotidianas que le dan el impulso necesario para afrontar un nuevo día.

Como contrapunto, en Weather encuentras pequeñas gemas de ironía, retazos de sol y humor en mitad de la borrasca. La mayoría de las ocasiones son las respuestas que Lizzie confecciona a las preguntas de los oyentes del podcast, que en el libro vienen maquetadas en recuadros:


Pregunta: ¿Cuál es la filosofía del capitalismo tardío?
Respuesta: Dos senderistas avistan un oso hambriento en medio de la senda que tienen por delante. Uno de ellos saca las zapatillas de correr de la mochila y se las pone. «No podrás correr más rápido que el oso,» susurra el otro. «Solamente me hace falta correr más rápido que tú,» le responde.
(p. 44, mi traducción)

Fotografía de Jean, de Shelbyville


En realidad no hay consuelo en ningún momento: la sensación de inminente catástrofe medioambiental y la irrupción del fascismo pro-trumpista anegan la narrativa. El matiz imperante es el temor a que todo lo malo llegue a ocurrir, pero el deseo de seguir adelante con la vida siempre está debajo, no totalmente oculto.

Weather se publicó en castellano como Clima, en traducción de Eduardo Jordá (Libros del Asteroide, 2020); i en català, amb el títol de Com el temps, amb traducció de Yannick Garcia (Amsterdam, 2020).

26 may 2022

Reseña: The Mandibles. A Family, 2029-2047, de Lionel Shriver

Lionel Shriver, The Mandibles. A Family, 2029-2047 (Londres: Harper Collins, 2016). 402 páginas.

¿Está el capitalismo tardío en peligro como sistema económico? Todo parece indicar que sí. Y las consecuencias podrían ser… más que negativas, fatales. Es en el marco de esa premisa que Shriver publicó hace ya seis años esta novela de corte distópico en la que una familia acomodada norteamericana sobrevive en medio de la mayor crisis social que el mundo occidental haya visto en su seno desde el siglo XX.

La sociedad civilizada como tal se hunde, el dinero deja de tener valor (nótese ese epígrafe que figura en la portada (‘In God We Trusted’), el crimen y la violencia dominan las calles. Todo el modelo socioeconómico en el que se sustenta la sociedad actual se viene abajo: no hay empleo, no hay apenas elementos del estado del bienestar, la inflación es astronómica…

Como sugería Yuval Noah Harari, esto es un trozo de papel y nada más.
Fotografía de Sysman.

De las cenizas del imperio yanqui surge un estado totalitario que criminaliza la propiedad de oro y se queda con el 90% de tu sueldo. La posesión de divisas extranjeras es también un delito sancionable. Y para colmo, obliga a los ciudadanos a implantarse un chip cerca de la nuca, que automatiza absolutamente todos los aspectos de la vida diaria.

Maravilloso, ¿no? El riesgo existe, eso es innegable. La deuda de los Estados Unidos es astronómica. Si el dólar dejase de ser la divisa fuerte con la que todo cristo paga las mercancías importadas (por algo el dictador del Kremlin obligó a sus compradores a pagar en rublos), ¿Qué le ocurriría a la economía estadounidense? De superpotencia a paria del mundo, sugiere Shriver.

The Mandibles (un juego de palabras imposible de trasladar en la traducción del título) escoge la saga familiar para postular un terrible futuro realmente cercano. Y la fórmula no es necesariamente acertada, en mi opinión. Aunque el ingenio, el humor y la trama no desmerecen, resulta ser un híbrido cuyo subtexto es la provocación a su lector o lectora de clase media y el ataque despiadado a la complacencia reinante.

Viva Las Vegas! Fotografía de LBM1948.
Apunta mucho a esta intención que la alternativa a la que huye la familia desde ese estado dictatorial distópico sea un estado libertario, donde la vida es difícil, sí, pero apenas se pagan impuestos. ¿Y ese estado sería Nevada? ¿En serio?

Y con Elvis de Gobernador, claro.

Disponible en castellano como Los Mandible. Una familia: 2029-2047, traducido por Daniel Najmías y publicado en Anagrama en 2017.

19 may 2022

Reseña: Sapiens, de Yuval Noah Harari

Yuval Noah Harari, Sapiens: A Brief History of Humankind (Londres: Vintage, 2015 [2011]). 498 páginas.

El hecho de que entre los expertos en antropología y otras disciplinas no se haya realmente cuestionado la etiqueta de Sapiens (el que sabe) que se la añadió en su momento a Homo (el ser humano) es ciertamente síntoma de uno de los problemas que Harari advierte en este libro. ¿De verdad sabemos o somos simplemente un producto evolutivo (triunfante, sí, ¿pero por cuánto tiempo más?) mezcla de la curiosidad, la intolerancia y la codicia?

Sin duda lo anterior es una absurda generalización y por tanto no tiene validez alguna. Harari cuenta de la manera más franca y sencilla un hecho innegable: lo que hace milenios fue originalmente un animal mamífero poco significativo en cuanto a su influencia en el ecosistema africano en el que vivía se ha convertido en esta segunda década del siglo XXI en “el terror del ecosistema” global (p. 465).

«Pero, ¿por qué detenerse en los mamuts? George Church, Profesor en la Universidad de Harvard, sugirió hace poco tiempo que, con la finalización del Proyecto del Genoma Neandertal, ahora podremos implantar ADN neandertal reconstruido en un óvulo de Sapiens y producir el primer niño neandertal en 30 000 años. Church dijo podía hacer ese trabajo por unos insignificantes 30 millones de dólares. Varias mujeres se han ofrecido ya como voluntarias para servir como madres sustitutas.» (p. 451, mi traducción). Fotografía de Bacon Cph, 2004.
Harari atribuye al desarrollo del lenguaje y su manipulación el dominio que Homo sapiens logró imponer sobre otras especies humanas y, posteriormente, el planeta entero. Durante lo que él decide denominar la Revolución Cognitiva, el ser humano aprendió a inventar no solamente lo inexistente (la ficción, el mito, la religión) sino también falsedades que le permitían asegurarse su supervivencia e imponer ciertas reglas y valores sobre sus congéneres.

Así, todo lo que sustenta desde hace siglos el sistema socioeconómico, político y cultural en el que vivimos tú y yo ahora, en mayo de 2022, está arraigado en ficciones: el dinero es una ficción que no existe; tampoco existen los conceptos de nación, corporación o democracia. Son todos constructos que aceptamos todos al formar parte de la sociedad en la que nos despertamos, comemos, trabajamos (algunos), cagamos y dormimos. Así de sencillo, ¿no? Es decir, que todas las ficciones sociales que sostienen este increíblemente complejo sistema que convenimos en llamar sociedad son en realidad una suerte de religión en la que decidimos creer cada vez que pagamos por un café, votamos en unas elecciones o paramos ante un semáforo en rojo.

Es un libro lúcido, inteligente y fácil de entender, una síntesis impresionante que nos lleva a reflexionar sobre qué estilo de vida uno debería adoptar para mantenerse cuerdo y sano. Yo lo haría de lectura obligatoria en muchas parte del mundo. Por ejemplo, Samoa.

21 mar 2022

Reseña: The Ministry for the Future, de Kim Stanley Robinson

Kim Stanley Robinson, The Ministry for the Future (Londres: Orbit, 2020). 563 páginas.
Hace apenas una semana que, en una controvertida decisión judicial, la Corte Federal australiana anuló una sentencia anterior por la que se asignaba al Gobierno la obligación de proteger a las generaciones futuras de los efectos del cambio climático en sus vidas. Me pregunto si los magistrados que votaron en contra del grupo de jóvenes mujeres que reclamaban ese derecho a tener un futuro han leído este libro del estadounidense Robinson.

El Ministerio del Futuro al que se refiere esta novela sería una agencia internacional, fruto del Acuerdo de París, encargada de defender a todos los seres vivos en esta década y en las próximas. Es necesario poner el énfasis en la idea de que se trata de todos los seres vivos, no únicamente las personas.

El primer capítulo narra cómo uno de los protagonistas, Frank May, sobrevive a una catastrófica ola de calor en el norte de India, con un recuento de víctimas mortales cercano a los veinte millones de personas. Después del terrible episodio (en modo alguno inverosímil), la creación de este brazo ejecutivo de carácter supranacional buscaría financiar los medios y mecanismos necesarios para ralentizar el calentamiento del planeta. La protagonista principal es Mary Murphy, directora del Ministerio, que debe enfrentarse a quienes detentan el verdadero poder, el económico: los líderes de los bancos de reserva de las principales fuerzas económicas mundiales, a quienes ha de convencer de la necesidad de un viraje económico que favorezca la eliminación de las emisiones de carbono y abandone los combustibles fósiles.

Robinson plantea en su narrativa conflictos, actos y problemas sociales que serían perfectamente posibles en años venideros: actos de activismo terrorista con fines medioambientalistas, huelgas masivas de carácter multinacional, migraciones de millones de personas por causas climáticas, asesinatos selectivos de multimillonarios insolidarios… entre muchos otros.

"[...] Matan a los buenos, pensó Mary con amargura, a los líderes, a los tenaces, y después retan a los más débiles a tomar el relevo y continuar la tarea. Pocos lo harían. Los homicidas se impondrían. Siempre fue así como sucedieron las cosas. Eso explicaba el mundo en el que vivían; los asesinos estaban dispuestos a matar para salirse con la suya. En un combate entre la gente malvada, los sociópatas, enfermos, heridos, enojados y jodidos y el resto de la gente, no únicamente los buenos y los valientes sino también los corrientes y los débiles, los corderitos que solamente deseaban salir adelante, ganaban siempre esos cabrones. Los pocos que copaban el poder y lo ejercían como torturadores, felices de arrancarles la felicidad a la mayoría. Claro que todos tenían sus motivos. Los asesinos siempre pensaban que estaban defendiendo su raza o su nación o a sus niños o sus valores. Miraban a través del espejo y arrojaban su fealdad contra los otros, para no verla en ellos mismos. ¡Siempre los otros!". (Mi traducción) Fotografía facilitada por el Kremlin a través de Wikicommons.

En el Ministerio se dan cuenta rápidamente de lo difícil, si no imposible, de su misión. ¿Sería necesario que el Ministerio contara con un brazo armado clandestino que practique una guerra sucia contra los bastiones del neoliberalismo? ¿Es ética una lucha soterrada contra quienes anteponen su codicia al bienestar de la población mundial (o incluso a la supervivencia de la vida humana en la Tierra)?

Robinson crea una narración de ciencia ficción muy plausible. En cierto modo rebosa optimismo, siempre sobre la base de los conocimientos científicos, geopolíticos y económicos que posee. Todas las hipótesis que formula la novela conducirían a una solución creíble de regeneración. Es como si Robinson antepusiera su fe en la resiliencia humana a la patente realidad de una crisis cada vez más extendida, más profunda e irreversible.

Con el objeto de hacer más creíble la trasformación de Mary en alguien más pragmática que guiada por el bien ante los dilemas éticos, Robinson une a Frank May y Mary Murphy en Zúrich: Frank sigue a Mary una noche y la retiene en su casa hasta que reconozca que el enfoque burocrático adoptado por el Ministerio del Futuro, que se adhiere a la legalidad, nunca va a ser suficiente y que otro tipo de medidas son necesarias para salvarnos.

Capítulo 2º

Soy un dios y no soy un dios. En cualquier caso, vosotros sois mis criaturas. Os mantengo con vida. 

En mi interior poseo un calor insoportable; y sin embargo, mi exterior es incluso más caluroso. Arderéis si os toco, aunque dé vueltas por el cielo. Cada vez que exhalo mis lentas bocanadas, os congeláis y luego os quemáis, os congeláis y luego os quemáis.

Algún día os devoraré. Por ahora, os doy de comer. Cuidado con mi mirada. Nunca jamás me miréis a los ojos. (Mi traducción)

El formato es asimismo novedoso: The Ministry for the Future mezcla las historias de Mary y Frank con informes de científicos, voces que nos hablan en nombre de elementos químicos o de estrellas, de animales o conceptos abstractos. Es ciencia ficción con propósitos esperanzadores: Robinson quiere pensar que un post-capitalista será no solamente posible sino también beneficioso para el mundo en que vivimos. Es harto difícil creer en ello, dadas las circunstancias en las que estamos viviendo en los últimos años.

También disponible en castellano: El Ministerio del Futuro, publicado por Minotauro en 2021, con traducción a cargo de Simon Saito.

20 mar 2022

Falles de València 2022

2022 was my first Falles after close to three decades. I can’t even remember the last time I was fully engaged with these truly unique festivities. Nowhere else in the world can you experience this frenetic pace and the passion for fireworks. Many a thing has changed in thirty years, but the essence remains, and the tradition persists and continues through to the next generations. Below are a few examples of the Falles of 2022, which endured an unusually wet and coldish weather that could not dampen the popular spirit of Valencian neighbourhoods. Covid-19 may have cancelled the Falles two years, but the festival seems to have triumphed over the adversity. Like the phoenix, its life-force has risen from the ashes of times past.

Change is afoot in the form of a return to the essence: many falleros and falleras now don costumes which are closer to the more traditional garments of a different era. 
The world of magic, trickery and populism. Falla Arxiduc Carles-Xiva. The purple figure below is the former leader of Podemos.

 
Two views of the children's Falla at Bisbe Amigó-Conca. The smaller versions tend to create clusters and look therefore more baroque and ornate. This was First Prize in Section 1 (not the big ones, known as Special Section).

Falla de la Plaça del Pilar, in the heart of the old town obtained the 2nd Prize in the Special Section. The scene above depicts two prostitutes in the red-light district and the Mayor. The keyword of the whole monument is "Checkmate".

Biden, Putin and, behind them, Xi Jinpin. Caustic criticism of global affairs is ever present in Les Falles. Falla de la Plaça del Pilar. 

Not even the Head of State is safe from satire. Falla de la Plaça del Pilar. 
The Spanish Royal Family and their never ending scandals are again the target. Falla de la Plaça del Pilar.

The theme of this year's Municipal Children's Falla was illustrious Valencians. Former Lady Mayor Barberá wears her famous necklace. Next to her, Vicente López, who was the Royals' painter in the early 19th century. 
Seeing her being paid homage in the Municipal Children's Falla was a massive surprise. Blanquita was an extremely charismatic lady in Barri del Carme in the 1990s, known to everyone who lived there or spent nights in the numerous bars and cafes. She was once at my shabby flat at Calle Bolseria.

And the winner is... Falla Convent Jerusalem-Matemàtic Marçal won the biggest prize. 1st Prize in the Special Section.
The Municipal Falla at Plaça de l'Ajuntament is always the last one to be consumed by the flames.
Kilos of powder are burnt in a good mascletà. The one at Plaça Bisbe Amigó is very popular. The paradox of rhythmic explosions creating music.
Every child born in València feels the thrill of lighting fireworks. It's in our DNA.

At 2pm, weather permitting, the Mascletà will be lit. In just five minutes it will all be burnt.

Some of the huge bangers hanging in Plaça Bisbe Amigó.
Mascletà: rhythmic noise, smoke. 
It all needs to come to an end: burn the lot so you will build a new one next year. Falla Baró de Patraix- Conca-Mossén Fenollar is a very good example of what a working-class neighbourhood can modestly achieve. Below: two moments of the Cremà.

Before and after. Year after year, they will create a work of art only to burn it down on the night of March the 19th.
The children's Falla at Plaça Patraix, my local.

It all becomes ashes and a memory. Like everything else.

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