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16 ago 2022

Reseña: The Water Dancer, de Ta-Nehisi Coates

 
Ta-Nehisi Coates, The Water Dancer (Londres: Penguin, 2019). 405 páginas.

El narrador protagonista de esta novela es Hiram Walker, hijo y a la vez esclavo del propietario de una gran hacienda de cultivo de tabaco en Virginia llamada Lockless. Cuando lo pone a servir al heredero (también su medio hermano) en la mansión, Hiram demuestra tener unas dotes casi sobrenaturales. Su memoria es perfecta y retiene hasta el más mínimo detalle. Bien pronto habrá quienes tengan interés en utilizar sus extraordinarias habilidades.

Sin embargo, Hiram tiene también extensas lagunas en su memoria. De su madre apenas recuerda nada. La madre fue vendida cuando Hiram era pequeño y nunca más supo de ella. En las plantaciones esclavistas, la vida de un ser humano era un valor comerciable; si un esclavo trataba de escapar y lo atrapaban, el castigo era terrible. La muerte podía ser en realidad una forma de huida preferible. Estamos a mitad del siglo XIX: las tensiones entre Norte y Sur pronto desembocarían en la Guerra Civil. Existen ya bien organizadas redes de soporte que luchan contra la esclavitud a su manera.

Un monumento recordatorio de la barbarie: la sencillez de unas cadenas enterradas en el polvo del tiempo. Forks of the Road en Natchez, Misisipí. Natchez fue uno de los mercados de compraventa de esclavos más activos en el Sur. Fotografía de Taylerpomeroy.

Una noche, mientras regresan de un día de carreras a Lockless junto a su hermano (Maynard, un perfecto imbécil, la perfecta encarnación de un calavera) el carruaje se adentra en una bruma azulada y cae al río Goose. Maynard muere ahogado; Hiram despierta a millas de distancia del río, aturdido pero ileso. Poco antes del accidente, el esclavo ha tenido una extraña visión: su madre, bailando en el agua.

Campo de cultivo de tabaco. Fotografía de EMW.

Desde ese momento, su vida va a dar un fuerte giro. Sus extraños poderes los han detectado los miembros del Underground, una red de personas (de raza negra y blanca) que saca clandestinamente a esclavos de las plantaciones y los lleva al Norte, donde pueden vivir en libertad. Coates pinta un detallado cuadro de las plantaciones (ya por entonces camino de la ruina debido a la degradación del suelo) y las ciudades de Virginia, Alabama y otros estados sureños y de las clases sociales que las habitan: los esclavos de ascendencia africana, los terratenientes (que se autodenominan ‘Gente de Calidad’) y los blancos más pobres que malviven como pueden y se encargan de capturar a los esclavos huidos por recompensas.

El poder que Hiram tiene se llama ‘Conducción’. Tan pronto como aprenda a dominarlo, los dirigentes del Underground van a reclutarlo para sus fines liberadores. Pero Hiram no puede esperar y escapa junto a Sophie, otra esclava de Lockless de la que está enamorado. Su aventura dura poco: los encuentran y los someten a violentas torturas.

Serán los miembros del Underground quienes lo saquen del Sur y lo trasladen a Filadelfia. En esa ciudad Hiram empieza a vivir como un hombre libre y a comprender la misión que el movimiento abolicionista quiere completar en todo el país. Sus esfuerzos se ven a veces recompensados con pequeñas victorias, pero en otras ocasiones sufren reveses e infortunios y pierden a leales integrantes de sus comandos.

El autor de The Water Dancer, Ta-Nehisi Coates, en 2015. Fotografía de Eduardo Montes-Bradley.   

La narración mantiene un ritmo constante, aplicando el suspense como recurso recurrente. El uso del ingrediente mágico (basado en el mito de cómo los africanos secuestrados y transportados en los buques esclavistas saltaban al mar y regresaban a sus tierras danzando sobre la mar). Coates controla bien la compleja caracterización de los personajes e incluso los secundarios están competentemente retratados y construidos.

Una brillante novela que nos fuerza a reflexionar no solo sobre la importancia de todos nuestros pasados sino también en las repercusiones que la injusticia de la violencia racial tuvo en las vidas de esas personas desarraigadas por la más deplorable lacra del colonialismo. Porque han de aprender a aceptar y a demostrar amor por hijos e hijas que son mezcla de dos razas y el producto de violaciones.

The Water Dancer se ha publicado este año en castellano (El baile del agua: Seix Barral, 2022, en traducción de Javier Calvo). I també en català (Ballar amb l'aigua: Àmsterdam, 2022, amb traducció a càrrec d'Anna Llisterri i Boix).

1 ago 2022

Reseña: Los días perfectos, de Jacobo Bergareche

Jacobo Bergareche, Los días perfectos (Barcelona: Libros del Asteroide, 2021). 177 páginas.

Los días perfectos es un librito compuesto de dos largas cartas que escribe Luis. La primera va dirigida a su amante mexicana Camila, con quien había estado acudiendo a un congreso de periodismo en Austin (Texas) hasta ese año. Por un lado, la carta rememora cómo se conocieron y pasaron días que rozaron la perfección, mientras que por otro hace un repaso de su peculiar investigación de corte biográfico-literario en torno a las cartas del Nobel de 1949 de Literatura, William Faulkner, a Meta Carpenter, la secretaria de su agente, con quien mantuvo una relación de las llamadas ilícitas.

En realidad, la fascinación de Luis con Faulkner y sus cartas le sirve al autor como subterfugio narrativo para dotar al libro de un trasfondo literario para la (apenas presente) trama.

La segunda parte es también una carta de Luis, dirigida en cambio a su esposa Paula en Madrid. En ella también hace mención de Faulkner y sus misivas a Meta, refiriéndose a la apatía a la que intuye que la vida conyugal lo ha condenado: «somos incapaces de arrancar espontáneamente con esa vieja melodía sobre la que improvisar a dúo, nos salimos de la canción todo el rato, estamos tocando sin escucharnos, la intensidad se pierde pronto y todo parece previsible y recitado a media voz como recitan las viejas en misa.» (p. 162)

Un día perfecto, una canción perfecta.

¿Qué es un día perfecto?, podríamos preguntarle a Luis (o a Bergareche, ya puestos). E incluso si fuese posible dar con una respuesta a esa pregunta, yo personalmente la rebatiría de inmediato, porque la idea de vivir ‘un día perfecto’ ya no me sirve de nada. Me es más atractiva la noción de vivir cada día como si pudiese ser el último día que viva. Pero ninguno es perfecto.

En ambas cartas Luis compone una diatriba no exenta de humor sobre el hecho de enamorarse y ejercer el apasionamiento en nuestras vidas. Pero no deja de ser una invocación convencionalmente rebelde en contra de la frustración que sigilosamente invade nuestras vidas conforme envejecemos.

Y un último apunte: Bergareche traduce «collarbone», es decir, la clavícula (de la carta que Faulkner le dirigió a Meta un viernes de 1960) como «vértebra», un pequeño error significativo dado el contexto en el que aparece.

El cuadro favorito de Luis: Goya, Retrato de la Marquesa de Santa Cruz, 1805.

3 jul 2022

Reseña: Cold Enough for Snow, de Jessica Au

Jessica Au, Cold Enough for Snow (Artarmon: Giramondo, 2022). 98 páginas.

Hay algunos viajes que se hacen para descubrir nada; otros se hacen para redescubrirse a uno mismo. Podría decirse que esa es la premisa principal de Cold enough for snow. En apenas cien páginas, Au construye un relato que utiliza la memoria para avanzar en la narración del momento presente a base de saltos mayoritariamente inconexos. La trama (si se puede utilizar esa palabra) es escasa: Una joven mujer asiática (residente en una ciudad de un país no especificado, aunque sepamos que es Australia) y su madre (de origen hongkonés) viajan a Japón para reconectar mediante unas breves vacaciones otoñales.

El viaje en sí no da mucho de sí: comparten almuerzos y cenas en pequeños restaurantes, acuden a galerías de arte y museos mientras tratan de evitar las lluvias de la temporada. De sus conversaciones, la narradora (la hija) le entrega al lector fragmentos muy cortos; es más llamativo que se expliciten los largos y significativos silencios entre ellas. Si la conversación entre madre e hija gira más en torno a lo cotidiano y es comedida en extremo, de la narración que la hija hace del viaje nos queda su acuciante demanda por conectar con su pasado y sus orígenes.

En todo ello, Au emplea una prosa delicadamente poética, que explota al máximo la observación meticulosa de todo lo que les rodea. En tanto que se sirve de la memoria como recurso narrativo, Au interroga el pasado, tanto el suyo como el de su familia. El lector se familiariza con su educación estrictamente católica y su ingenua torpeza al acceder a la vida universitaria. Si la narradora presenta a la madre como envejecida, insegura y vacilante, ella misma no lo es menos: declara sus dudas respecto a la vida futura con su compañero Laurie, la decisión de ser madre o una salida profesional que le solucione los problemas económicos más acuciantes que afectan a todos.

Cold enough for snow fue galardonada en la edición inaugural del Premio Novel, que convocan y gestionan tres casas editoriales de lengua inglesa en tres continentes. Su función es reconocer una obra literaria que, al tiempo que puede catalogarse como novela, explora y amplía las posibles acepciones del término a través de su forma y sustancia. Es decir, fomenta la innovación y la creatividad novelística.

Mientras conducíamos, Laurie me fue señalando el que fue su instituto de secundaria, la casa de un amigo suyo de la infancia, la desolada pista de atletismo en la que, de niño, había entrenado y competido. Hicimos parada junto a un gran lago, que parecía ser un círculo casi perfecto. Laurie me explicó que el lago lo había formado un cráter, y que nadie sabía lo profundo que era realmente. Lo había cruzado a nado muchas veces cuando era más joven, y una vez él y su primera novia habían tomado prestada la canoa de un amigo y se habían llevado una tienda de campaña para acampar en la otra orilla. (p. 75, mi traducción)
Vista de Lago Eacham. Fotografía de Glpww.

11/02/2023: El llibre acaba d'ésser publicat amb el títol de Prou fred perquè nevi per Més Llibres, amb traducció d'Albert Nolla.

27 jun 2022

Reseña: The Wonder, de Emma Donoghue

Emma Donoghue, The Wonder (Londres: Pan Macmillan, 2016). 291 páginas.

Pocos años después de la Gran Hambruna Irlandesa (desde 1845 a 1849), una niña de un pueblecito del interior de Irlanda, Anna, dice estar sobreviviendo durante semanas sin comer nada, que subsiste gracias al maná celestial que le llega del cielo. El fenómeno rápidamente cobra notoriedad. Al poco tiempo, empieza el turismo religioso; su propia familia cree que la niña va camino de la santidad. Entre el médico local, el párroco y otros notables de las cercanías organizan su vigilancia las veinticuatro horas del día para cerciorarse de que no haya engaño alguno. Para ello, contratan a una monja y a Elizabeth Wright, enfermera inglesa curtida en la Guerra de Crimea y alumna aventajada de Florence Nightingale.

¿Es todo un montaje? Para Lib Wright, Anna posee una fuerza de voluntad a prueba de bomba. La exhaustiva búsqueda de alimentos no arroja resultados. Con el paso de los días, el deterioro físico de Anna empieza a ser evidente: se le hinchan las extremidades, se le cae el pelo. ¿Qué poderosa razón ha llevado a Anna a la determinación del ayuno absoluto? ¿Es la autoridad de la Iglesia la que está detrás de todo?

Aunque parece que la narración no avance todo lo rápido que el lector quizás querría, hay un motivo evidente. Han de transcurrir las dos semanas de la vigilancia hasta que se produzca un desenlace. Y cuando éste ocurre, la novela rinde.

El dato histórico revelador es el hecho de que en esa Irlanda rural, cerca de cincuenta casos de niñas en ayuno ocurrieron entre los siglos XVI y XX. En el caso de Anna, la niña afirma (con el beneplácito del párroco local) que el maná celestial la mantiene. De las conversaciones que mantiene con la niña, la enfermera empieza a desenredar la madeja: el objetivo de Anna es salvar el alma de su hermano, que murió un año antes. La niña cree a pie juntillas que con su ayuno y sus rezos conseguirá que su hermano vaya al cielo.

La turba es elemento energético esencial en el interior de Irlanda. Una pila de turba cortada en Connemara. Fotografía de Chris N. Illingworth.
Donoghue confronta esa disposición científica y recelosa de la enfermera directamente con la religiosidad y el carácter folclórico de la población rural del interior de Irlanda. Una vez más, la creencia ciega en lo que un viejo sacerdote diga puede llevar a una niña a la muerte. ¿Podrá salvarla Lib Wright?

Como novela histórica, The Wonder ofrece a quien la lea la posibilidad de conocer perspectivas que hoy en día nos parecerían absurdas e inaceptables. La trama está bien resuelta y eso importa. O eso creo.

The Wonder se publicó en 2019 en Ediciones B (El prodigio) en traducción a cargo de Paula Vicens Martorell.

13 jun 2022

Reseña: Weather, de Jenny Offill

Jenny Offill, Weather (Londres: Granta, 2020). 207 páginas.
Quién iba a decirnos que la irrupción de Trump en la Casa Blanca habría de dar lugar a narraciones tan imbuidas de pesimismo como esta singular novela de Jenny Offill. Weather está ambientada en el escenario semi-apocalíptico de hace unos años, en el que el cambio climático mostraba su patita de lobo por debajo de la puerta mientras un neurótico, ensimismado en el poder de su propio reality show, se dedicaba a socavar los cimientos hasta entonces sólidos de la sociedad estadounidense y condenaba a una gran mayoría silenciosa al precariado económico, sanitario y vital, cuando no a la miseria absoluta.

La narradora de Weather es Lizzie, una mujer de mediana edad que asume que la actitud de desventura y desesperación ante la que se les avecina es inevitable. Trabaja de bibliotecaria en una universidad, tiene un marido paciente y comprensivo y un hijo que parece desconfiar de todo; además, hay un hermano que está tratando de superar la adicción a sustancias no especificadas. Lizzie, además, colabora con una amiga que publica a través de un podcast recomendaciones para sobrevivir el final de los tiempos.

La novela está montada a base de fragmentos, breves vendavales narrativos, a veces poéticos, a veces mundanos. Es como la vida cotidiana misma, ¿no? A lo largo de las veinticuatro horas del día nunca hay tantos momentos que nos resulten extraordinarios ni inolvidables. El libro consta de doscientas páginas en las que el tono predominante es el de la premonición del desastre que nunca llega. Una llovizna pertinaz de desesperanza aderezada de pequeñas revelaciones o epifanías cotidianas que le dan el impulso necesario para afrontar un nuevo día.

Como contrapunto, en Weather encuentras pequeñas gemas de ironía, retazos de sol y humor en mitad de la borrasca. La mayoría de las ocasiones son las respuestas que Lizzie confecciona a las preguntas de los oyentes del podcast, que en el libro vienen maquetadas en recuadros:


Pregunta: ¿Cuál es la filosofía del capitalismo tardío?
Respuesta: Dos senderistas avistan un oso hambriento en medio de la senda que tienen por delante. Uno de ellos saca las zapatillas de correr de la mochila y se las pone. «No podrás correr más rápido que el oso,» susurra el otro. «Solamente me hace falta correr más rápido que tú,» le responde.
(p. 44, mi traducción)

Fotografía de Jean, de Shelbyville


En realidad no hay consuelo en ningún momento: la sensación de inminente catástrofe medioambiental y la irrupción del fascismo pro-trumpista anegan la narrativa. El matiz imperante es el temor a que todo lo malo llegue a ocurrir, pero el deseo de seguir adelante con la vida siempre está debajo, no totalmente oculto.

Weather se publicó en castellano como Clima, en traducción de Eduardo Jordá (Libros del Asteroide, 2020); i en català, amb el títol de Com el temps, amb traducció de Yannick Garcia (Amsterdam, 2020).

26 may 2022

Reseña: The Mandibles. A Family, 2029-2047, de Lionel Shriver

Lionel Shriver, The Mandibles. A Family, 2029-2047 (Londres: Harper Collins, 2016). 402 páginas.

¿Está el capitalismo tardío en peligro como sistema económico? Todo parece indicar que sí. Y las consecuencias podrían ser… más que negativas, fatales. Es en el marco de esa premisa que Shriver publicó hace ya seis años esta novela de corte distópico en la que una familia acomodada norteamericana sobrevive en medio de la mayor crisis social que el mundo occidental haya visto en su seno desde el siglo XX.

La sociedad civilizada como tal se hunde, el dinero deja de tener valor (nótese ese epígrafe que figura en la portada (‘In God We Trusted’), el crimen y la violencia dominan las calles. Todo el modelo socioeconómico en el que se sustenta la sociedad actual se viene abajo: no hay empleo, no hay apenas elementos del estado del bienestar, la inflación es astronómica…

Como sugería Yuval Noah Harari, esto es un trozo de papel y nada más.
Fotografía de Sysman.

De las cenizas del imperio yanqui surge un estado totalitario que criminaliza la propiedad de oro y se queda con el 90% de tu sueldo. La posesión de divisas extranjeras es también un delito sancionable. Y para colmo, obliga a los ciudadanos a implantarse un chip cerca de la nuca, que automatiza absolutamente todos los aspectos de la vida diaria.

Maravilloso, ¿no? El riesgo existe, eso es innegable. La deuda de los Estados Unidos es astronómica. Si el dólar dejase de ser la divisa fuerte con la que todo cristo paga las mercancías importadas (por algo el dictador del Kremlin obligó a sus compradores a pagar en rublos), ¿Qué le ocurriría a la economía estadounidense? De superpotencia a paria del mundo, sugiere Shriver.

The Mandibles (un juego de palabras imposible de trasladar en la traducción del título) escoge la saga familiar para postular un terrible futuro realmente cercano. Y la fórmula no es necesariamente acertada, en mi opinión. Aunque el ingenio, el humor y la trama no desmerecen, resulta ser un híbrido cuyo subtexto es la provocación a su lector o lectora de clase media y el ataque despiadado a la complacencia reinante.

Viva Las Vegas! Fotografía de LBM1948.
Apunta mucho a esta intención que la alternativa a la que huye la familia desde ese estado dictatorial distópico sea un estado libertario, donde la vida es difícil, sí, pero apenas se pagan impuestos. ¿Y ese estado sería Nevada? ¿En serio?

Y con Elvis de Gobernador, claro.

Disponible en castellano como Los Mandible. Una familia: 2029-2047, traducido por Daniel Najmías y publicado en Anagrama en 2017.

21 mar 2022

Reseña: The Ministry for the Future, de Kim Stanley Robinson

Kim Stanley Robinson, The Ministry for the Future (Londres: Orbit, 2020). 563 páginas.
Hace apenas una semana que, en una controvertida decisión judicial, la Corte Federal australiana anuló una sentencia anterior por la que se asignaba al Gobierno la obligación de proteger a las generaciones futuras de los efectos del cambio climático en sus vidas. Me pregunto si los magistrados que votaron en contra del grupo de jóvenes mujeres que reclamaban ese derecho a tener un futuro han leído este libro del estadounidense Robinson.

El Ministerio del Futuro al que se refiere esta novela sería una agencia internacional, fruto del Acuerdo de París, encargada de defender a todos los seres vivos en esta década y en las próximas. Es necesario poner el énfasis en la idea de que se trata de todos los seres vivos, no únicamente las personas.

El primer capítulo narra cómo uno de los protagonistas, Frank May, sobrevive a una catastrófica ola de calor en el norte de India, con un recuento de víctimas mortales cercano a los veinte millones de personas. Después del terrible episodio (en modo alguno inverosímil), la creación de este brazo ejecutivo de carácter supranacional buscaría financiar los medios y mecanismos necesarios para ralentizar el calentamiento del planeta. La protagonista principal es Mary Murphy, directora del Ministerio, que debe enfrentarse a quienes detentan el verdadero poder, el económico: los líderes de los bancos de reserva de las principales fuerzas económicas mundiales, a quienes ha de convencer de la necesidad de un viraje económico que favorezca la eliminación de las emisiones de carbono y abandone los combustibles fósiles.

Robinson plantea en su narrativa conflictos, actos y problemas sociales que serían perfectamente posibles en años venideros: actos de activismo terrorista con fines medioambientalistas, huelgas masivas de carácter multinacional, migraciones de millones de personas por causas climáticas, asesinatos selectivos de multimillonarios insolidarios… entre muchos otros.

"[...] Matan a los buenos, pensó Mary con amargura, a los líderes, a los tenaces, y después retan a los más débiles a tomar el relevo y continuar la tarea. Pocos lo harían. Los homicidas se impondrían. Siempre fue así como sucedieron las cosas. Eso explicaba el mundo en el que vivían; los asesinos estaban dispuestos a matar para salirse con la suya. En un combate entre la gente malvada, los sociópatas, enfermos, heridos, enojados y jodidos y el resto de la gente, no únicamente los buenos y los valientes sino también los corrientes y los débiles, los corderitos que solamente deseaban salir adelante, ganaban siempre esos cabrones. Los pocos que copaban el poder y lo ejercían como torturadores, felices de arrancarles la felicidad a la mayoría. Claro que todos tenían sus motivos. Los asesinos siempre pensaban que estaban defendiendo su raza o su nación o a sus niños o sus valores. Miraban a través del espejo y arrojaban su fealdad contra los otros, para no verla en ellos mismos. ¡Siempre los otros!". (Mi traducción) Fotografía facilitada por el Kremlin a través de Wikicommons.

En el Ministerio se dan cuenta rápidamente de lo difícil, si no imposible, de su misión. ¿Sería necesario que el Ministerio contara con un brazo armado clandestino que practique una guerra sucia contra los bastiones del neoliberalismo? ¿Es ética una lucha soterrada contra quienes anteponen su codicia al bienestar de la población mundial (o incluso a la supervivencia de la vida humana en la Tierra)?

Robinson crea una narración de ciencia ficción muy plausible. En cierto modo rebosa optimismo, siempre sobre la base de los conocimientos científicos, geopolíticos y económicos que posee. Todas las hipótesis que formula la novela conducirían a una solución creíble de regeneración. Es como si Robinson antepusiera su fe en la resiliencia humana a la patente realidad de una crisis cada vez más extendida, más profunda e irreversible.

Con el objeto de hacer más creíble la trasformación de Mary en alguien más pragmática que guiada por el bien ante los dilemas éticos, Robinson une a Frank May y Mary Murphy en Zúrich: Frank sigue a Mary una noche y la retiene en su casa hasta que reconozca que el enfoque burocrático adoptado por el Ministerio del Futuro, que se adhiere a la legalidad, nunca va a ser suficiente y que otro tipo de medidas son necesarias para salvarnos.

Capítulo 2º

Soy un dios y no soy un dios. En cualquier caso, vosotros sois mis criaturas. Os mantengo con vida. 

En mi interior poseo un calor insoportable; y sin embargo, mi exterior es incluso más caluroso. Arderéis si os toco, aunque dé vueltas por el cielo. Cada vez que exhalo mis lentas bocanadas, os congeláis y luego os quemáis, os congeláis y luego os quemáis.

Algún día os devoraré. Por ahora, os doy de comer. Cuidado con mi mirada. Nunca jamás me miréis a los ojos. (Mi traducción)

El formato es asimismo novedoso: The Ministry for the Future mezcla las historias de Mary y Frank con informes de científicos, voces que nos hablan en nombre de elementos químicos o de estrellas, de animales o conceptos abstractos. Es ciencia ficción con propósitos esperanzadores: Robinson quiere pensar que un post-capitalista será no solamente posible sino también beneficioso para el mundo en que vivimos. Es harto difícil creer en ello, dadas las circunstancias en las que estamos viviendo en los últimos años.

También disponible en castellano: El Ministerio del Futuro, publicado por Minotauro en 2021, con traducción a cargo de Simon Saito.

12 mar 2022

Reseña: Who They Was, de Gabriel Krauze

Gabriel Krauze, Who They Was (Londres: Fourth Estate, 2020). 332 páginas.

La mayor parte de la narrativa británica más actual se mueve planteando dilemas morales de clase media, sean de corte político, ideológico o personal. De modo que la irrupción de un narrador como la Gabriel Krauze con Who They Was limpia muchas telarañas, sacude el polvo más rancio y acomodaticio y le encaja un golpe directo en el rostro a la literatura convencional y mercantil.

Desde la primera página de este libro uno se da cuenta de que el texto que tiene entre sus manos es algo tremendamente novedoso, diferente y genuino. Narrada rigurosamente en primera persona, Krauze es un autor extremadamente inusual, pues ha vivido en dos mundos: el universo amable del entorno familiar, la escuela privada con relajantes vacaciones veraniegas en Italia choca frontalmente con Snoopz, el alter ego de Gabriel (la novela tiene mucho material autobiográfico, y el nombre del protagonista es solo un dato) el alias del delincuente y miembro de un grupo de pandilleros que viven de atracos, robos a mano armada y el narcotráfico.

Por un Rolex como éste, el Gotti sería capaz de rajarte en menos que canta un gallo.
Fotografía de Madrox.
Tras terminar la secundaria, Gabriel está estudiando un grado en Literatura Inglesa en una universidad londinense. Sus profesores lo halagan y reconocen su talento a la hora de evaluar sus ensayos; sus compinches también lo halagan y reconocen su audacia y capacidad para la agresión a la hora de llevar a cabo sus delitos y enfrentarse a otras pandillas del noroeste de Londres.

Es esa divergencia entre los dos universos en los que se mueve con total soltura lo que crea la tensión narrativa y confiere a esta novela una energía insólita que no decae. No hay momentos de flaqueza. Who They Was te atrapa y no te deja ir.

El hecho es que Gabriel se convierte en Snoopz no porque carezca de oportunidades: es blanco, cuenta con una educación que ya quisieran tener los policías que lo arrestan. No hay remordimiento porque Snoopz considera que es esa vida de pandillero la que le hace sentirse vivo de verdad.

En el universo de Snoopz no hay moral alguna. Antes que te maten es preferible matar. Luego, en los seminarios a los que asiste en la universidad, Gabriel asevera a profesores y compañeros de clase que en las enseñanzas de Nietzsche queda perfectamente justificada esa disposición: “La moral no es otra cosa que una norma de comportamiento relativa al nivel de peligro en el que vive un individuo. Si tú vives en una época peligrosa, no te puedes permitir vivir según estructuras morales tal como lo puede hacer alguien que viva en seguridad y en paz.”

Combinando sin fisuras la jerga jamaicana del noroeste de Londres en la que vive Snoopz con una prosa expedita al tiempo que lírica y poética, Krauze deslumbra por lo honesta que se siente su historia. Hay incluso una suerte de bravuconería, de provocación: es como si Krauze nos quisiera recordar que, si nos lo hubiésemos cruzado en una callejuela de Londres hace una década, Snoopz no habría temblado en robarnos. A veces la honestidad del relato es incluso ofensiva: las mujeres jóvenes con las que Snoopz y sus secuaces son descritas como objetos sexuales. No es un mundo de bondades y gentilezas el de Snoopz.

Una finca de Carlton Vale.
Fotografía de Danny Robinson.

El subtexto, sin embargo, es de durísima crítica al sistema que margina, empobrece, vitupera y humilla a ciertos sectores de la población. En el universo de South Kilburn, Carlton Vale o Maida Vale de hace una década se respiraba violencia; en las pandillas, tener una reputación de tipo duro era esencial para sobrevivir. Ser vulnerable o mostrarse débil constituían errores que se podían pagar con la vida. Lugares en los que la desigualdad empujaban a los jóvenes hacia las pandillas criminales, de las que era casi imposible salirse.

Who They Was estuvo entre los finalistas del Premio Booker del año 2020. Te invito a leer los primeros tres párrafos de la novela.

No le mires la jeta

Así que me bajo del buga y ya estoy en la calle y es en este momento – cuando te bajas del carro y ya es demasiao tarde para echarse atrás – cuando sabes terminantemente que vas a hacerlo, aunque el modo en que la adrenalina te está reventando por todo el cuerpo por un instante te haga desear no estar allí. Y ya estamos recorriendo la calle, ella está muy por delante de nosotros, nos hemos equivocao con los tiempos pero no podemos echar a correr para alcanzarla porque eso la pondrá en alerta y se dará media vuelta, de manera que nos estamos acercando a toda virolla pero con sigilo. Llevo el pasamontañas bien ajustao sobre la jeta y me he echao la capu por encima y siento cómo me explota la adrenalina en la boca del pecho como una estrella moribunda y es como si el cuerpo entero se hubiese convertido en la bomba del latido del corazón.

Y me acerco rápido para ponerme detrás de ella y el Gotti está justo a mi lao y ella no nos ha oío, no por la manera en que nos movemos, como arrastrándonos cerca del suelo, con estos pantalones negros de chándal de Nike, para que no se oiga nada, y unas zapatillas Nike, que son silenciosas sobre el asfalto. Y durante lo que duran unos latidos observo cómo todo lo que hay en la calle parece ser la idea que alguien tiene de una vida pacífica, ese sol que flota ahí arriba, descollando en la panza celestial, rociando la calle con un brillo que se derrama sobre todas las cosas; hileras nítidas de perfectas casas, arbustos verdes bien pulíos y ordenaos ante el pavimento, ese fresco olor a metal de la mañana, y ahora la mujer abre la puerta de una verja y gira y se encamina por una estrecha senda hacia la puerta de su casa.

Y hemos jodío los tiempos, pero aún podemos pillarla en el umbral, así que echamos a correr, todavía intentando ser sigilosos pero ya tenemos que ser rápidos o la perderemos, así que empujamos la puertecilla de la verja – la tipa está ya casi en la puerta, rebuscando en el bolso para dar con la llave de la casa – y corremos por la senda y nos ponemos justo detrás de ella, si extiendo el brazo puedo tocarle el pelo, huele a champú y a suavidad y luego a perfume muy caro, que casi me pone enfermo, y en este momento todo lo que jamás he sabido se derrumba: la memoria, el pasado, el futuro, y luego la calle, la mañana, y todo lo demás que nos rodea desaparece como si estuviese olvidando el mundo y solamente hubiese el Ahora, cristalino, en el umbral de la casa. Y antes de poder ponerle el brazo al cuello para hacerla callar, la tía va y se da la vuelta. (p. 1-2, mi traducción) 

20 feb 2022

Reseña: Amsterdam, de Ian McEwan

Ian McEwan, Amsterdam (Londres: Vintage, 2016 [1998]). 178 páginas.
¿Qué significa escribir buena ficción? ¿Prima la resolución de una buena trama, el bosquejo competente de personajes y los ambientes en los que se mueven o el acoplamiento de todos los elementos narrativos necesarios en una prosa exquisita, fluida, ocurrente?

El hecho es que McEwan ha alcanzado cotas de maestría (Atonement, por supuesto; o incluso On Chesil Beach) a lo largo de su extensa carrera autorial. Eso no admite discusión. Pero que le concedieran el Premio Booker en 1998 por una nouvelle como Amsterdam, cuyo desenlace está más cercano al de un entremés que al de una novela, sigue siendo un misterio no resuelto más de dos décadas después.

La trama comienza con un funeral. La difunta es Molly Lane. Entre muchas otras personas, al funeral asisten tres de los amantes que Molly tuvo en su vida. Además del shock que les ha causado a los tres la rápida muerte de Molly, han de pasar por el mal trago de cómo darle el pésame al esposo de Molly, George Lane, quien les prohibió visitarla cuando se supo que estaba muriéndose.

¿Y quiénes son los tres ínclitos caballeros? Vernon Halliday, el editor de un periódico que ha visto tiempos mejores, cuyo puesto pende de un hilo; Clive Linley, un reputado compositor a quien le han encargado una sinfonía que marque la llegada del nuevo milenio; y Julian Garmony, ministro de exteriores del gobierno conservador, quien tiene considerables aspiraciones a convertirse en el siguiente Primer Ministro del Gobierno de Su Majestad.

Para Lane, los tres son poco más que moscas cojoneras, pero Garmony parece llevarse todos los numeritos del premio gordo del desprecio. De manera que cuando encuentra entre las posesiones de la difunta unas comprometedoras fotos del ahora ministro, no duda en entregárselas a Vernon.

Para el editor, las fotos son justo lo que necesitaba para relanzar la tirada del periódico y hundir la reputación del político. Dos pájaros de un tiro, ¿no? Vernon decide consultarlo con Clive, que rechaza la idea y aduce que sería como una traición a Molly.

En el transcurso de esa primera conversación entre ellos (siempre regadas con vinos carísimos que McEwan parece conocer muy bien) los amigos llegan a una especie de pacto de asistencia recíproca en caso de contraer una enfermedad irreversible o perder el juicio y la capacidad de decidir poner fin a su propia vida.

En fin: se publican las fotos, Clive y Vernon se pelean, se insultan y comienzan a odiarse. Clive huye al distrito de los Lagos para intentar terminar la sinfonía y allí es testigo de cómo un violador ataca a una mujer pero no hace nada porque en ese instante le llega la inspiración. A Garmony lo salvan de la dimisión y la ruina de su carrera una hábil maniobra de sus asesores utilizando a la esposa del ministro en una entrevista televisiva.

El escritor en el Festival Fronteiras do Pensamento, São Paulo, en 2016. Fotografía de Greg Salibian.
Por mucho que Amsterdam apunte a la corrosión moral de los personajes (nadie parece estar a salvo), la trama se hunde con un exceso de impostura. De hecho, en apenas tres páginas McEwan resuelve la historia, forzando la sátira en torno a cómo una profunda amistad deviene en intenso antagonismo, con fatales resultados. Resulta plausible que la muerte de una amiga en común termine por arrastrar una amistad hacia la más deplorable animadversión, pero un doble asesinato recíproco roza lo ridículo.

Y para colmo, la sinfonía nunca llega a interpretarse. Mejor cambiar de emisora.

16 feb 2022

Reseña: Hashim & Family, de Shahnaz Ahsan

Shahnaz Ahsan, Hashim & Family (Londres: John Murray, 2020). 391 páginas.

La crónica de la Partición del territorio en 1947 de lo que había sido parte del Imperio británico tras la II Guerra Mundial no terminó hasta 1971, año en que lo que se había denominado Pakistán Oriental se independizó de Pakistán, formando un nuevo estado, llamado Bangladesh. Como en tantos otros lugares, la convulsión político-social de esos años entre una fecha y otra empujó a miles de personas a emigrar y buscar una vida mejor.

Hashim y su familia son los protagonistas de esta novela, la primera que publica esta joven autora británica, situada en tres décadas: desde 1960 hasta 1982. El primero en llegar a Manchester es Rofikul, primo de Hashim, quien le escribe y convence para que haga las maletas y acuda al lluvioso y frío norte de Inglaterra.

Trabajo, dice Rofikul, no le va a faltar. Tampoco las desagradables experiencias que demasiados inmigrantes padecen: un fuerte ajuste cultural en el mejor de los casos; racismo, violencia y marginación en la peor de las experiencias.

Transcurridos los primeros meses, Hashim decide que ya es hora de que se le una su esposa Munira. Rofikul, por su parte, ha congeniado muy bien con una joven irlandesa, Helen. De hecho, tras muchos meses de convivencia, Helen se queda embarazada y optan por casarse. Pocas horas antes del parto, Rofikul parte sin dar razón alguna y sin dejar señas.

Sin dejar de ser una novela muy convencional, Hashim & Family narra una historia que, en gran medida, nadie había novelado hasta ahora. Ha habido narrativas de la experiencia migratoria en Inglaterra desde muchas otras partes del mundo, pero no de Bangladesh.

La principal objeción que le pongo a la obra es la falta de dinamismo narrativo. Es completamente lineal y el punto de vista es único: la voz omnisciente de la narradora, cuya identidad británica es preponderante, incluso cuando la trama se traslada a Bangladesh para contar las atrocidades del ejército pakistaní durante el movimiento hacia la independencia.

La novela habría ganado muchísimos enteros si, por poner un ejemplo, en lugar de contarle al lector que el hijo de Rofikul comienza a escribirle cartas a su padre en Bangladesh, las epístolas del joven Adam hubieran sido incluidas, arriesgando algo con una variación narrativa. La trama, por lo demás, abunda en giros predecibles, momentos amargos y triunfos que son lo habitual en toda historia de migrantes.

No cabe ninguna duda de que es necesario seguir desvelando las historias vitales de los inmigrantes asiáticos a Occidente. Es una realidad tremendamente actual, de hecho. Son muchos los jóvenes que buscan un futuro mejor en países como Australia – o como España, donde una banda disfrazada de partido político que, al tiempo que se declara democrático ensalza la figura del dictador fascista que ejerció de jefe del estado hasta su muerte. Hashim & Family, pese a sus benignas intenciones, no deja de ser una novela más del montón.

28 dic 2021

Reseña: My Hundred Lovers, de Susan Johnson

Susan Johnson, My Hundred Lovers (Crows Nest: Allen & Unwin, 2012). 266 páginas.

Si tuvieras que componer una lista de las cien personas, objetos, lugares, comidas, bebidas, entretenimientos (o cualquier otra cosa que quieras incluir) que o bien has amado o te han encantado a lo largo de tu vida, ¿Qué o quiénes entrarían en esa lista? ¿Y a qué edad deberíamos comenzar a recopilar tales inventarios?

Con My Hundred Lovers, la australiana Susan Johnson produce un relato basado en cien adorables aspectos vitales. Con una voz narrativa que varía a lo largo del libro entre la primera y la tercera persona (e incluso en algunos capítulos, la segunda persona en un tono medio acusatorio). No se trata de una autobiografía, aunque haya en el libro muchos puntos que referencien a la vida de esta singular autora.

La protagonista es Deborah, quien está a punto de cumplir los (injustificadamente) temidos cincuenta. La memoria es la herramienta que Deborah emplea para realizar una evocación de sus experiencias sensuales, sexuales desde la adolescencia hasta la más reciente etapa de su vida. No es un relato cronológico: de hecho, ese es un gran acierto antes que una falta.

Al tiempo que transmite elegantemente el temor al inevitable declive físico y mental que acompaña al envejecimiento, Johnson examina no solamente los placeres sexuales de la vida de Deborah, sino también las sensaciones más mundanas de carácter sensual y físico: sabores, sonidos, vistas, o incluso el contacto de nuestro cuerpo con el viento, la lluvia, el barro. Es, en definitiva, la invitación que realiza Deborah/Johnson a celebrar la vida pese a que y/o conforme ésta va enfilándose hacia el día en que dejemos de poder disfrutarlas.

Escrita en cortos capítulos, Johnson escribe con sutileza, alternando entre la franqueza, el erotismo o el lirismo. El efecto es sorprendente, sobre todo porque el punto de vista narrativo cambia de un capítulo al siguiente y cada capítulo renueva la manera en la que Johnson cuenta la historia.

Dejando de lado los elementos menos placenteros de la historia de Deborah (los hay – los años vividos con la madre alcohólica, la ausencia constante del padre, la traición de la hermana, el truncamiento de la relación con su esposo) My Hundred Lovers es un libro que, sin llegar a entusiasmar, encanta por su naturalidad.

Te invito a leer un fragmento de los capítulos 10, 11 y 12, que Susan Johnson decidió juntar en uno solo.

El queso El chocolate ꟷ El croissant

[…]

Nunca podría casarme con algo que no tuviese una boca.

[…]

Desde muy al principio de mis días he tenido affaires con la comida que le da vida a mi cuerpo. Puede que la comida no tenga boca, pero de todos modos es algo animado, creado por la danza del agua, el calor y la luz.

He tenido affaires interminables con los quesos franceses, cremosos y pegajosos, hechos de leche fresca de vaca, que adquieren una vida plena y madura mediante la confluencia del tiempo y el aire. El rico y distintivo olor de un brie de Melun curado se me ha derramado en el interior de la nariz y la boca, haciendo que se inundase de agua y deseo.

Fotografía de Thesupermat
He amado siempre cómo el chocolate con leche se disuelve sobre la lengua, de ese brote de ensueño de una fragancia espesa y sensual que se extiende desde la lengua hasta el paladar hasta encender todos los receptores de placer que hay en el cerebro.

Fotografía de David Wilmot de Wimbledon
Y luego está el croissant. ¡Un objeto tan breve, tan perecedero! Tan lleno de vida y, sin embargo, tan efímero como la más frágil de las mariposas, muerto al final del día, su lozanía acabada a las pocas horas. Le feuilletage, capa sobre capa de hojaldre espoleada por la levadura, fogosa con la mantequilla, estirada y doblada tan cuidadosamente como si se tratase de una carta escrita a mano.

Imagen de SKopp
En el hemisferio norte los croissants tienen una temporada, igual que los espárragos o las cerezas, y la temporada del croissant es breve, desde fines de octubre a principios de noviembre. Después, las cosechas de trigo del verano se mezclan con cosechas más antiguas, y el hojaldre elaborado a partir de trigos mezclados es inferior.

La particular fragancia cálida y gratificante de un buen croissant au berre en plena temporada, preferiblemente si lo comes en una cafetería parisina en un pálido día de otoño, recién salido del horno, caliente y vivo.

[…] El afamado pátissier parisino Pierre Hermé dice que el indicio de un croissant es bueno es que deberías poder oír cómo sufre mientras lo comes. (p. 26-28, mi traducción)

26 dic 2021

Reseña: Benang, de Kim Scott

Kim Scott, Benang: from the Heart (North Fremantle: Fremantle Arts Centre Press, 2009 [1999]. 500 páginas.

Hace nueve años que, en respuesta al comentario de una lectora del blog, dije que tenía este libro en la estantería y que esperaba que llegase el momento de poder leerlo. El momento le llegó a Benang. Por fin.

Publicado por vez primera en 1999, Benang continúa siendo un libro complejo, que supone un reto para sus lectores. Scott lo escribió cuando todavía era un hombre joven (nació en 1957) en una época en la que la lucha por el reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios en Australia progresaba pese a las trabas que los conservadores ponían una y otra vez.

El narrador de Benang avisa al lector desde la primera oración: “Sé que incomodo a la gente y que hago pasar vergüenza incluso a quienes vienen a oírme cantar. Eso, lo lamento, pero no cómo toda la cháchara y las risitas nerviosas se desvanecen cuando me levanto del suelo y, mientras revoloteo en medio del humo de la hoguera, me giro lentamente a examinar ese pequeño círculo del que soy el centro.

Entonces lo sentimos, compartimos el silencio.“ (p. 7, mi traducción)

Es la historia que cuenta Harley, el joven al que trataron de criar como hombre de raza blanca. Con suma destreza, Scott introduce en la narración las narrativas familiares que contradicen el intento de borrado o eliminación de un pasado indígena, de sus orígenes Nyoongar. La novela incluye múltiples fragmentos y extractos de documentos auténticos extraídos de los archivos oficiales, entre ellos los escritos por llamado (la cruel ironía no debe escaparnos a ninguno) el Protector Principal de los Aborígenes, Auber Octavius Neville, arquitecto de la histórica política de asimilación (rayana en la destrucción) cultural, cuya significación palmaria hizo patente Kenneth Branagh en la película Rabbit Proof Fence.

Al yuxtaponer la transcripción literal de los textos históricos con la narración que hace Harley, Scott pone el acento en el racismo institucional de los colonizadores de Australia Occidental. El contraste es descarnado y brutal. En un cuadro impasible en el que entra toda clase de crímenes, atrocidades, humillaciones e indignidades infligidas en los antecesores de Harley, las palabras de los funcionarios gubernamentales hacen incluso más grande esa herida.

Benang se sitúa en la vasta región entre Albany y Esperance, en Australia Occidental. En la fotografía, East Mount Barren y las blanquísimas arenas de Four Mile Beach, en las afueras de Hopetoun.

En una narrativa fragmentada, deliberadamente desorganizada y dispersa, son las experiencias de los ancestros las que cuentan y se cuentan, hasta cerrar el círculo de la historia de la familia que se inicia con la llegada de Sandy, náufrago de un buque dedicado a la caza de focas. Con Fanny tiene tres hijos (Sandy el segundo, Harriette y Dinah) sobre cuyos destinos e historias vitales se construye esta historia de oprobio y supresión.

En la novela, Scott expone la manera en la que el discurso racializado del poder colonial construye estratos de poder y represión cultural, lingüística y económica. A medida que avanza en su narración, Harley va dejando detrás la ira, la confusión y la sensación de pérdida absoluta de identidad para acercarse a un momento de sanación y el reconocimiento de que puede haber un futuro. Después de todo, nos dice Scott, “hay una palabra Nyoongar, que a veces se escribe «benang», que significa mañana. Benang es el mañana.” (p. 464, mi traducción).

Una excelente novela que en su día recibió el Premio Miles Franklin. Muy merecidamente.

30 nov 2021

Reseña: The Tribute, de John Byron

John Byron, The Tribute (South Melbourne: Affirm Press, 2021). 414 páginas.

Andries van Wesel, más conocido por su nombre latinizado, Andreas Vesalius, fue un médico flamenco del siglo XVI. Su más distinguida contribución a la ciencia fue la exhaustiva y completa descripción de la anatomía del ser humano, que condensó en un libro, titulado De humani corporis fabrica libri septem.

'El Maestro', según Porter. Estatua de Vesalius. Fotografía de Manuela Gößnitzer. 
En su excelente debut en el siempre dificil envite de la ficción, el australiano John Byron crea un espeluznante personaje obsesionado con rendir tributo a Vesalius. ¿Cómo? Con sacrificios humanos, utilizando víctimas propicias residentes en la gran conurbación de Sydney. Con cada una de sus víctimas, el cirujano asesino, Stephen Porter, reproduce uno de los capítulos del libro de Vesalius.

Sin embargo, Stephen no es el único criminal de esta novela. No se trata de un thriller al uso: prácticamente desde el principio la identidad del asesino nos es revelada. Cuando la dirección de la investigación va a parar a las manos del detective David Murphy, comienza el desarrollo de una trama excelentemente ideada y construida. Desde su puesto en el centro de asistencia al cliente del banco para el que trabaja, el asesino selecciona a sus víctimas. La policía no logra encontrar hilo alguno que conduzca hacia Porter. Hasta que el propio asesino cometa un error, naturalmente.

Y ese error se produce en unos grandes almacenes cuando una mujer engreída y egoísta se salta la cola de la caja para pagar sus compras. Porter la elige y la mata: ese será su error, porque en los centros comerciales siempre hay cámaras de circuito cerrado.

Para tratar de encontrar pistas que ayuden a la Policía de Nueva Gales del Sur a encontrar y detener al asesino en serie, Murphy recluta a su hermana Jo, académica experta en historia del arte. De hecho, en los primeros compases Jo ha dado una conferencia pública en la Universidad de Sydney, en la que ensalza los méritos de la Fabrica de Vesalius.

La portada de De humani corporis fabrica libri septem
Por medios nada lícitos Murphy identifica al blanco de la investigación policial. Porter logra escapar al cerco. Y es entonces cuando Murphy idea la trampa con la que quiere atraparlo. Y esa trampa implica el sacrificio de su esposa: Sylvia.

La novela despliega una estructura sumamente acertada. Pese a las subtramas que pueblan la narración, el ritmo es ágil. Los saltos en el punto de vista narrativo permiten que cambie constantemente la perspectiva entre el detective Murphy, Jo, Sylvia y el mismo Stephen Porter.

El autor incluye una breve introducción de cada uno de los tomos del libro de Vesalius: ‘Los huesos y los cartílagos’, ‘Los ligamentos y los músculos’, ‘Las venas y las arterias’, ‘Los nervios’, ‘Los órganos de nutrición y reproducción’, ‘El corazón y los órganos relacionados’ y ‘El cerebro’.

Murphy es sin duda el personaje central de la novela. El retrato que dibuja Byron del detective es absolutamente implacable. Un tipo brutal, alcoholizado y pendenciero, con algunos tintes de racismo y propenso violento, además de manipulador y misógino. De hecho, en la nota que sigue a la novela, escribe el autor acerca del verdadero tema de la novela: “la gente que sigue perpetrando las diversas formas de guerra doméstica asimétrica no captan este mensaje – el cual es, para dejarlo meridianamente claro: Que es inaceptable, qué mierdas, y ya es hora de parar, qué hostias. El control coercitivo, el abuso psicológico, el abuso económico, el aislamiento social, los insultos y humillaciones, la falta de respeto, la intimidación, la violación conyugal y la no conyugal, las palizas, los feminicidios: Todo eso tiene que terminar ya, y ha de ser para siempre. […] Con cada vez menos excepciones, nosotros, los hombres, somos los abusadores, nosotros somos los atacantes, nosotros somos los violadores, nosotros somos los asesinos. Esta epidemia no terminará mientras no la detengan los hombres. Y eso depende de nosotros, no de las víctimas. […]

En un libro en el que no faltan pasajes humorísticos – “… Ser poli ya es malo de por sí, pero trabajar en el comercio aplasta la fe que puedas tener en la naturaleza humana. Este es un sector que podría convertir al Dalai Lama en Vlad Țepeș, el Empalador.” (p. 249, mi traducción) – John Byron demuestra su profundo conocimiento del habla coloquial y las jergas en las calles y bares de Sydney. Detrás de este libro hay muchísima investigación, mucho trabajo de campo y un enorme amor por su ciudad natal. The Tribute fue finalista del Premio Literario del Premier de Victoria a manuscritos no publicados. Nada mal para un debut.

Además, encontrar mi nombre en las páginas dedicadas a los agradecimientos ha significado un hermosísimo detalle para mí. ¡Gracias a ti, John!

Wedding Cake Island, Coogee Beach. Fotografía de T. Wykes.

“Desde los altavoces llegaba la melodía surfera de Midnight Oil, ‘Wedding Cake Island’, en una llamada al orden para los nadadores en el extremo norte de la playa de Coogee. La excitada cháchara cesó al tiempo que el sonido de las guitarras se elevaba con la suave brisa otoñal de Sydney; justo entonces, sonó el pistoletazo de salida y se puso en marcha el Festival Anual de Natación de la Playa de Coogee. Jo entró corriendo en el agua, se zambulló por debajo de la ola que rompía en ese momento, reapareció en la superficie y aceleró con rumbo a Nueva Zelanda.

Tras rebasar Wedding Cake Island, pronto tuvo que enfrentar las sacudidas del oleaje en mar abierta al otro lado de las rocas durante unos cien metros, y luego viró hacia el canal entre el islote y la sólida base del promontorio del Sur de Coogee, dejando detrás la marejada. Tras pasar por delante de la Piscina de Señoras, los competidores nadaron en línea paralela a la playa, por detrás de las olas que rompían cerca de la orilla. Jo pisó el acelerador. Adelantó a la mayoría de los participantes, ya cansados, y entonces viró a la izquierda, se enganchó a la ola que llegaba por detrás de ella y que la impulsó hasta la orilla. Exultante y jadeando, cruzó la línea de meta: le ardían las piernas. Había hecho un tiempo un poco por encima de los cuarenta y seis minutos. Su plusmarca.” (p. 1, mi traducción) 

14 nov 2021

Reseña: El hombre que se creía Vicente Rojo, de Sònia Hernández

Sònia Hernández, El hombre que se creía Vicente Rojo (Barcelona: Acantilado, 2017). 137 páginas.

La narradora de esta nouvelle de Sònia Hernández estaba atravesando una profunda crisis profesional y existencial cuando le surgió una magnífica oportunidad de tratar de relanzar su vida. Desde muy bajos niveles de autoestima y un desolador horizonte profesional, anímico y familiar, tras conocer a un famoso pintor la señora puede escribir un reportaje o un artículo para el periódico en el que solía trabajar.

La oportunidad se le presenta cuando su hija Berta se desmaya mientras escrutaba uno de los cuadros del pintor Vicente Rojo, expuesto en su instituto. El hecho es, sin embargo, que Berta estaba jugando a algo que ella denomina prosopagnosia. La prosopagnosia es un trastorno de carácter neurológico que ocasiona que quien lo padece no pueda reconocer los rostros de personas que ya conoce. Berta suele jugar frente al espejo en casa o con compañeros de clase: aguantan la respiración hasta que la falta de oxígeno en sus cerebros distorsiona la visión de las personas y objetos que tienen delante.

Es el pintor quien ayuda a Berta a volver a su casa. El entorno doméstico está muy lejos de ser el ideal para una adolescente obsesionada con la fealdad. Todo es feo, según Berta. Comenzando por ella misma. El padre se marchó. La madre tiene serios problemas de sobrepeso. Cuando conoce al hombre que dice ser Vicente Rojo, se agarra a la circunstancia de tener a su alcance una posible exclusiva con el pintor como a un clavo ardiendo. ¿Una salida, un augurio de superación personal y logros profesionales que barrunten un regreso a una existencia más tolerable?

Vicente Rojo: El verdadero. Fotografía de Milton Martínez - Secretaría de Cultura CDMX. 
La narración está concebida como una suerte de confesión. Y es este tema el que explota la autora con cierta fruición. Tenemos por lo tanto una narradora nada fiable inmersa en una fuerte crisis existencial que desearía reconvertirse en algo. Pero Hernández lo que hace es rizar el rizo: la madre es un personaje que se cree voz narradora poco fiable. Al comienzo de la historia repite hasta tres veces que su edad es cuarenta y tres años. Y que a esa edad, pues debe estar cerca del final. ¿De qué? Ni se sabe, ni realmente importa.

La segunda parte del libro apenas desarrolla la trama. Berta sugiere que sea el pintor, sea Vicente Rojo o no, quien ayude a la comunidad escolar del instituto a pintar un gran mural en honor de su compañero y amigo Mario, que ha sido diagnosticado con una grave enfermedad. El hombre que se cree Vicente Rojo titubea, no tiene nada claro que su contribución vaya a tener significancia. Pero la madre insiste y le visita en su estudio en entrevistas que con cada vez mayor frecuencia semejan ser sesiones terapéuticas. La labor periodística deja de ser una prioridad.

También el pintor terminará confesando su mentira vital. La lección que nos invita a extraer El hombre que se creía Vicente Rojo, pienso, es que todos podemos reinventar nuestra persona, romper con el pasado para construir una nueva identidad que nos satisfaga. O que nos deje vivir en paz. Y eso merece celebrarse con una opípara merienda, aunque solo sea por superar una vez más la sensación de que llegaba un final de algo. ¿De un libro sobre un hombre que se creía Vicente Rojo?

23/12/2021. My slightly different review of the English translation of the book (published as Prosopagnosia) has appeared in The AALITRA Review (16) 2021.

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