29 sept 2023

Reseña: The Comfort of Strangers, de Ian McEwan

Ian McEwan, The Comfort of Strangers (Londres: Penguin Random House, 2016 [1981]). 166 páginas.

Hace más de 30 años, de regreso a mi València natal tras el habitual viaje estival a Europa, conocí en el tren a una joven pareja alemana (los dos eran estudiantes en la Universidad de Heidelberg, si no recuerdo mal). Siendo ya bastante tarde a la hora en que llegamos a nuestro destino, les ofrecí alojamiento por una noche en el viejo piso familiar, vacío en aquella época. La electricidad estaba desconectada pero sí había agua. No era lujo alguno, pero les permitía ahorrarse un dinerillo. El caso es que aceptaron, a la mañana siguiente se fueron a buscar una pensión barata en el centro y no volví a verlos nunca más. Por suerte para ellos, a principios de la década de los 90 yo no era un asesino psicópata. Ahora, en 2023, ya me he hecho demasiado mayor para ese tipo de hobbies.

No había leído esta novela de McEwan hasta ahora. Era una especie de borrón en mi carrera lectora que me apetecía arreglar. The Comfort of Strangers se publicó en 1981, hace 42 años (ahí es nada) y ciertamente no ha envejecido tan bien como un buen vino tinto. Aunque en sus páginas uno puede detectar al estupendo McEwan de la novedosa, inquietante y refrescante The Cement Garden, la premisa básica de esta novela es, en buena medida, fallida. Desde el mismo comienzo, la trama apunta claramente a un tema siniestro (¿Un crimen pasional? ¿Un asesinato con tintes sexuales?). Pero tan pronto como se explicita la interacción de los únicos cuatro personajes que podrían catalogarse como tales, resulta bastante evidente que el elemento sádico va a jugar un papel importante en la historia.

Un breve resumen de la trama nos lleva a una ciudad italiana con muchos canales y góndolas, a la cual han ido de vacaciones Colin y Mary, una pareja inglesa de mediana edad (ella está divorciada, él no tiene ni interés ni prisa alguna por cambiar su estado civil). A veces parecen hablar en un código propio, según el cual lo que no se dice tiene mucho más significado que lo dicho. Su idea de unas vacaciones no difiere de la de muchos otros: dormir, beber, fumar marihuana y sexo.

La tercera o cuarta noche, en vez de salir del hotel con tiempo para elegir un restaurante antes de que les cierren, salen a las nueve y sin mapa. Por supuesto, se pierden y se quedan sin cenar. Ahora en 2023, McEwan no podría haber usado ese recurso: ¿Quién no tiene acceso a un mapa en su teléfono móvil, o en su defecto, pregunta al primero que encuentra por la calle?

Como para salir de noche sin conocer la ciudad, sin mapa y sin destino. El laberinto veneciano se está hundiendo, por cierto.
Famélicos, cansados y desorientados, encuentran a Robert – aunque la sintaxis es no es la correcta – es Robert el que los encuentra a ellos. No es tan difícil encontrar ‘por casualidad’ a alguien a quien has estado vigilando desde su llegada a la ciudad. Robert ejecuta a la perfección el papel de perfecto anfitrión en su ciudad: los lleva a su bar, los emborracha y los invita a dormir en su casa. ¿Perverso, siniestro y ominoso, me dice usted? Eso es poco.

Y digo que es poco porque apenas unas horas después, y antes de la cena, Robert le propina un fuerte puñetazo en el estómago a Colin sin venir a cuento. Si tan mal te sienta el entrante, ¿Por qué te quedas hasta los postres? Y si Mary descubre que Colin está en alguna de las fotos que Robert tiene en su salón, ¿Por qué no salen corriendo? Cualquiera con dos dedos de frente lo haría, ¿no crees?

Pese a la elegancia, el buen hacer técnico y la creación de una atmósfera tan lóbrega y siniestra como las mismas mazmorras de la Santa Inquisición, no todo vale por amor del suspense. Como apuntaba una de las reseñas del libro que he consultado: «Puede que un autor se salga con la suya haciendo que sus personajes resulten ser ingenuos, pero tan pronto como el lector mismo les grita y les llama idiotas por seguir la trama de la novela, cabe decir que el autor ha perdido el control de su propia narración» (mi traducción).

The Comfort of Strangers tardó bastante tiempo en publicarse en castellano y en catalán. Apareció una década después, en 1991, como El placer del viajero (la traducción del título es un tanto extraña, la verdad) en Anagrama (traducido por Benito Gómez Ibáñez). I en català es va publicar l’any 1997 amb el títol El confort dels estranys, amb traducció de M. Trias, en Destino. Possiblement estiguin ambdues ja descatalogades!

Un pelín decepcionante.

21 sept 2023

Reseña: Your Wish is my Command, de Deena Mohamed

Deena Mohamed, Your Wish is my Command (Londres: Granta, 2023). 526 páginas.

¿Quién no recuerda la fantástica escena de Las mil y una noches en la que, por casualidad, Aladino libera al genio de la lámpara? El mero hecho de que un ser tan poderoso estuviese atrapado en una botella ya colmaba tus ansias como lector infantil de que volase tu imaginación hasta tierras exóticas, pero también la idea de disponer de cualquier deseo, que se haría realidad en el momento en que lo pronunciases, era todavía si cabe más tentadora.

En realidad, el tema central de Your Wish is my Command apunta hacia la flaqueza inherente al ser humano: la aspiración de conseguir lo que deseamos (sean riquezas, salud o amor – las tres cosas necesarias en la vida según la canción) nos puede conducir al límite. Mohamed comienza el libro plasmando un anuncio informativo del gobierno egipcio en el que se combaten los deseos de baja categoría embotellados (los de tercera clase los venden enlatados). Una mujer compra uno de ellos en una tienda y al llegar a case lo abre y pide al genio que le haga perder ocho kilos. El genio le corta un brazo y una pierna.

Página 90: Aziza ante la Autoridad. Los pobres no tienen derecho a soñar...

El libro está dividido en tres partes. En la primera, Aziza es una viuda pobre que arrastra la deuda contraída por Abdo, su marido, que murió tras desear repetidamente un Mercedes con deseos de tercera clase. Tras varios fracasos entre los que destaca cuando consigue un Mercedes de miniatura, a Abdo lo atropella un Mercedes que circulaba a toda velocidad. Aziza quiere superar el dolor de su pérdida con un deseo de primera clase. Reúne el dinero y lo compra en el quiosco de Shokry, que tiene tres a la venta.

Sin embargo, Aziza choca con la burocracia estatal. Para poder utilizarlo, primero ha de registrarlo en el Ministerio de Deseos. Los funcionarios asumen que una mujer pobre como ella ha debido de robarlo, lo confiscan y la encarcelan. ¿Quién se cree ella que es? Una mujer desdichada nunca podría alcanzar el nivel de las clases pudientes, y de ello se encargan los funcionarios que hacen cumplir la ley a rajatabla. ¿Hay un subtexto subversivo? Naturalmente.

Nour. Una versión contemporánea del viejo dilema: ¿Ser o no ser?
La segunda parte nos lleva hasta Nour, una joven estudiante universitaria con problemas de depresión, tedio y apatía por todo. Tampoco la terapia ayuda. Buscando escapar del atroz ciclo anímico del que no sabe cómo salir, Nour adquiere el segundo de los tres deseos de primera clase que tiene Shokry. Cuando finalmente abre la botella, su deseo es simplemente poder ser ella misma y poder salir adelante cada vez que lo necesite.

Shokry y Hagga. Aquí el burro está enojado, pero al final de la novela es el protagonista inesperado.
El protagonista indiscutible de la tercera y última parte es el propietario del quiosco, Shokry, que se debate entre deshacerse del último deseo de primera clase que heredó de su padre o regalárselo a la señora que le compra cigarros a diario, la vieja Hagga, que padece una enfermedad terminal. Mohamed lleva al lector al origen de los tres deseos que Shokry se niega a usar para sí mismo.

El mundo que traza la autora de Your Wish is my Command contiene magia y fantasía, pero una lectura cuidadosa te hace ver la dura crítica al sistema económico capitalista y a las consecuencias que todavía se viven y se sufren por causa del colonialismo de los siglos XIX y XX. La industria de los deseos, cuenta Mohamed, la iniciaron las potencias europeas, que en lugares como Egipto descubrieron cómo extraer y embotellar los deseos para venderlos. Del mismo modo que hay deseos de primera categoría (que solo los ricos pueden en teoría permitirse), surge toda una industria dedicada a la venta de deseos de segunda y tercera categoría, los cuales causan más perjuicios que otra cosa.

Mohamed dota a sus personajes de características esencialmente humanas: la vacilación y la noción del peligro que supone el poder que conlleva concretar tus deseos están presentes en todos ellos (excepto en la vieja Hagga, que sabe que sufre un cáncer terminal). Your Wish is my Command (Shubeik Lubeik en el original árabe) es una representación gráfica llena de matices y ecos de lo que nos hace tan frágiles: la condición humana. ¿Es acaso lo que queremos lo que realmente necesitamos?

Guía informativa sobre la nueva legislación relativa a los deseos.
Originalmente se publicó en tres volúmenes (de ahí las tres partes) y lo ha traducido la propia autora al inglés. Una curiosidad es que el libro se lee de izquierda a derecha, tal como se lee en la lengua árabe. Una obra impresionante tanto en su aspecto artístico como en el narrativo. Paneles a todo color con infinidad de detalles que te sumergen en las calles de El Cairo, lóbregas imágenes en negro, diagramas y gráficos que revelan los altibajos emocionales de Nour, o gráficos informativos sobre la historia de la explotación de los deseos. Your Wish is my Command ha recibido ya varios premios, entre ellos el Gran Premio del Festival de Comics de El Cairo. Muy, muy recomendable.

Pese a su aparente simplicidad, los dibujos son exquisitos. Tus deseos son mis órdenes.

7 sept 2023

Reseña: The Shrinking Nation, de Graeme Turner

Graeme Turner, The Shrinking Nation (St. Lucia: UQP, 2023). 232 páginas.

El próximo catorce de octubre será un día importante en Australia. La ciudadanía debe decidir (puesto que el voto es obligatorio) en referéndum si aprueba o no una enmienda a la Constitución, por la cual los pueblos originarios pasarían a contar con un órgano consultivo y asesor propio, que aportaría sus puntos de vista al ejecutivo federal en relación con todos los temas que les afectan, en un nivel político similar al del parlamento federal.

El Profesor Graeme Turner ha publicado hace apenas tres meses este ensayo en el que denuncia la desastrosa situación a la que la miopía, cuando no la incompetencia, la desidia o incluso la perversidad de diversos gobiernos que los australianos hemos sufrido en las dos últimas décadas ha abocado al estado-nación.

Turner es historiador cultural. Ha estudiado en profundidad las transformaciones y vicisitudes por las que la cultura política australiana ha pasado desde la segunda mitad del siglo XX hasta nuestros días, y los resultados de sus investigaciones apuntan «a un cambio en la política cultural del país tan dramático que debe hacer que nos preguntemos qué lo ha impulsado. ¿Qué nos dice la manifiesta aceptación por parte de los australianos de la resistencia de sus políticos al cambio acerca de la cultura, el desplome de la confianza en la política y la democracia, el grado variable de identificación con los intereses de la nación y cómo se conceptualizan exactamente dichos intereses en la mente de los ciudadanos?» (p. 38, mi traducción).

Y no es que Australia sea un caso singular. En los últimos diez o quince años, la mayoría de las democracias occidentales han visto que la tendencia a enfrascarse en agrios enfrentamiento entre los actores políticos no solamente socava la estabilidad de la acción de gobierno sino que puede llevar a hechos lamentables de violencia e insurrección en nombre de falsos mesías y espurios salvadores de la libertad. El prácticamente absoluto cierre de las fronteras del país durante casi dos años por la pandemia del Covid-19 fue visto por muchos australianos como un recorte de sus libertades más que un mecanismo de protección a la ciudadanía. Fue un arma de doble filo, sin duda: «Australia es el único estado-nación que no solamente se negó a permitir que miles de sus ciudadanos regresaran a su casa mientras buscaban refugio de la pandemia o trataban de reunirse con sus familias, sino que además prohibió a sus ciudadanos, a los titulares de visados temporales, los residentes permanentes y los titulares de la doble nacionalidad salir del país. […] En tanto que provocación a ese sentido de pertenencia a la nación que sintieron los australianos, así como a sus derechos humanos como ciudadanos de un país soberano, es difícil imaginar alguna otra acción de la Commonwealth de Australia que socavara más sustancialmente la confianza en el gobierno». (p. 81, mi traducción).

Alguien dejó este mensaje en tierra Bidjigal, en lo que se conoce como Mascot, cerca del aeropuerto de Sydney en diciembre de 2022. Por mucho que se les haya robado, humillado y maltratado... Estas tierras siempre han sido, son y serán de los pueblos indígenas australianos. Fotografía de Kgbo. 

La severa crítica que Turner hace de los gobiernos federales desde el comienzo del siglo XXI está perfectamente justificada y comprende ambos lados del espectro parlamentario, tanto la coalición liberal-nacionalista como el partido laborista, y los medios de comunicación de masas, en particular el conglomerado mediático propiedad de Rupert Murdoch.

Turner es particularmente duro con los primeros ministros Abbott y Morrison, pero el autor ahonda en las causas de este deprimente escenario en el que los cimientos de la sociedad australiana parecen haberse desmoronado: las llamadas guerras culturales. «…ha habido una enérgica utilización de la idea de cultura como arma divisoria, en una escrupulosa obstrucción a los proyectos de construcción comunitaria anteriormente descritos. Estas guerras culturales han abarcado décadas, y sus repercusiones sociales y culturales de largo plazo han explotado el profundo filón del prejuicio y la división tan arraigado en la cultura y la sociedad australiana». (p. 167, mi traducción)

El capítulo final del libro, a modo de conclusión, lleva por título ‘Somewhere in here, there is a better country trying to get out’ [En alguna parte, aquí dentro, hay un país mejor que intenta emerger]. The Shrinking Nation es un oportuno libro de publicación muy reciente —apareció en junio— y plantea significativos interrogantes tras un muy completo estudio de los problemas que aquejan al sistema político australiano actualmente.

Uno quisiera pensar que el domingo quince de octubre, este país, al que me sumé hace más de dos décadas, amanezca mejor. Que los australianos habremos decidido dar un paso adelante en pos del progreso y la armonía. Los sondeos, sin embargo, no son nada halagüeños y no son motivo de optimismo. En mi opinión, tras la magnífica percepción que la organización del Mundial Femenino había transmitido al mundo, la comunidad internacional estará más que decepcionada si no damos este importante paso adelante. Tiempo al tiempo. Ojalá este 14 de octubre sea un día de celebración para todos; y en todas partes.

31 ago 2023

Reseña: The Revolt against Humanity, de Adam Kirsch

Adam Kirsch, The Revolt against Humanity: Imagining a Future without Us (Nueva York: Columbia Global Report, 2023). 100 páginas.

El Doomsday Clock (que alguien ha bautizado en castellano como «Reloj del Apocalipsis») marca las 11:58:30 horas. Y si estamos tan cerca del final de los tiempos, no cabe ninguna duda que se debe a la humanidad. El planeta en el que vivimos sigue siendo el escenario de conflictos armados —uno de los cuales amenaza con convertirse en nuclear— y a ello hay que agregar una imparable crisis climática que seguramente conllevará la destrucción de numerosos ecosistemas y descalabros económicos sin precedentes. ¿Es de extrañar que haya quien abogue por poner fin al dominio de los humanos?

En este breve estudio o informe, el poeta estadounidense Adam Kirsch examina dos corrientes ideológicas que, desde perspectivas diferentes, se rebelan contra la humanidad y propugnan un futuro para el planeta en el que no existamos. Grosso modo, son dos escuelas que comparten muchos elementos, pero difieren diametralmente en cómo se llegaría a ese desenlace.

La primera engloba a quienes se definen o identifican como antihumanistas del Antropoceno y prevén (al tiempo que aplaudirían) la extinción de la civilización humana tal como la conocemos en nuestra época. Según esta escuela, a la naturaleza, que continuamos destruyendo a un ritmo arrollador, le iría mucho mejor si dejáramos de estar presentes en el planeta.

La segunda escuela, la transhumanista, propugna una transformación del ser humano mediante la tecnología y la inteligencia artificial hasta el extremo de que ya no seamos Homo sapiens sino otra forma de vida inteligente que consiga detener la inevitable ruina a la que parece que estamos conduciendo el planeta.

Son puntos de vista que, obviamente, se oponen. Si los primeros acusan al desarrollo tecnológico y la explotación de los recursos naturales de ser la expresión incontestable de la soberbia de la civilización humana que nos ha llevado al punto crítico en el que estamos, los transhumanistas ven en la tecnología (y los avances que indudablemente nos proporcionan) una solución posthumana que sería superior al ser humano.

En cierto sentido, quienes adoptan este punto de vista reconsideran el axioma nietzscheano de la muerte de dios a manos del hombre. Solo que en vez de eliminar al ser humano, se le reemplaza con una suerte de ciborg inmortal creado a partir de nuestra propia imagen e inteligencia.

Kirsch se cuida mucho de evaluar, ya sea positiva o negativamente, la probabilidad de que los escenarios que ambas corrientes plantean o vislumbran vayan a tener lugar. Se limita a citar textos de ambas corrientes. Y no es que rechace explícitamente escenarios que, al menos hoy en día, resultan poco creíbles.

«… el hecho es que ya sabemos que la humanidad va a desaparecer. Se trata, quizás, del más importante descubrimiento moderno, el que nos condena a vivir en un mundo espiritual diferente del de nuestros ancestros. La única duda que hay es el marco temporal. Un día tras otro, nos comportamos como si el fin de la humanidad perteneciese a un futuro tan inimaginablemente lejano como la era de los dinosaurios en dirección contraria. A efectos ordinarios, un tiempo tan largo que sea incalculable es una eternidad». (p. 46, mi traducción) © Nina Paley in collaboration with Les U. Knight. Cartoon colorized by Aaron Hackmann

Sencillamente Kirsch tira por el camino de en medio: una especie de quietismo arreligioso, de repliegue personal, en el que mantener y defender la inacción bien pudiera ser más efectiva que emprender acciones mucho más desventuradas: «El primer paso para cambiar cómo representamos el mundo es cambiar el lenguaje que empleamos para describirlo. No es una tarea para políticos y activistas, sino para filósofos y narradores, quienes renuevan el lenguaje, desafiándolo a adoptar formas que no son familiares. Para los teóricos del transhumanismo, el lenguaje presenta un problema especial, porque se trata de una modalidad exclusivamente humana de cognición. Resulta paradójico: tan pronto afirmamos nuestra intención de pensar fuera, o en contra, de nuestra humanidad, hemos fracasado, pues se trata de un enunciado que solamente los humanos podrían concebir o comprender». (p. 37, mi traducción)

Si en algo destaca el librito es que el lenguaje que Kirsch emplea es muy claro. El autor incide muy sucintamente en las ideas clave que cada una de las corrientes y sus autores proponen. Y hay, desde mi punto de vista, una conclusión muy evidente: «Todos los pensadores que hemos considerado en este libro reclaman formas drásticas de autolimitación humana —signifique eso la destrucción de la civilización, renunciar a tener hijos o la sustitución de los seres humanos por parte de máquinas. Estos sacrificios son maneras de expresar ambiciones extremadamente éticas que no encuentran alcance alguno en el hedonismo de nuestras vidas corrientes: la compasión por la naturaleza sufriente, la esperanza de alcanzar un ámbito cósmico, el amor por el conocimiento». (p. 90-91, mi traducción)

It'll end in tears (I won't cry)

19 ago 2023

Reseña: Australian Deserts: Ecology and Landscapes, de Steve Morton

 
Steve Morton, Australian Deserts: Ecology and Landscapes (Melbourne: CSIRO Publishing, 2022). 298 páginas.

Para quienes no han visitado Australia, comprender las distancias, la vastedad del continente, resulta difícil. Si llegas al país en avión, cuando el aparato procedente de algún aeropuerto asiático o del Oriente Medio empieza a volar por encima de la costa del noroeste, has de saber que te quedan todavía cuatro horas y media hasta llegar a Sydney o Melbourne. Esas cuatro horas y pico, el avión va a estar cruzando la enorme extensión desértica del corazón de Australia.

Leerse este libro de Steve Morton equivale prácticamente a hacer una asignatura de un curso de posgrado en ecología del desierto australiano. Es, en cierto modo, un libro de texto a la vieja usanza, con la salvedad de que el autor incluye anécdotas personales y valoraciones subjetivas sobre el tema que trata. Morton adora los ecosistemas de los desiertos australianos, que son numerosos, bastante diferentes entre sí y completamente diferentes de otros desiertos, tanto los septentrionales (p. ej., el Sahara) como meridionales (Atacama).

«…cómo estos animales pasan meses y años enterrados en una suerte de cámara bajo la tierra, esperando la oportunidad de que se dé un breve encuentro con el mundo que hay arriba. Un amigo me sorprendió al lanzarme esta pregunta: “¿Y para qué? ¿De qué sirve un animal que se pasa el 99 % de su vida enterrado y aletargado?” En mi respuesta, le apuntaba que se le había presentado de forma real la evolución, que el punto del modo de vida de la rana excavadora es sencillamente que funciona. Y es por esta razón que nos fascinan los desiertos. En el más inclemente de los lugares, los resultados de la evolución se hacen más evidentes, tal como nos demostraba el ejemplo del insólito milagro de la rana excavadora». (p. 17, mi traducción) Fotografía de Michael Barritt y Karen May.
En poco más de doscientas cuarenta páginas Morton sintetiza décadas de investigación, trabajo de campo y decenas de miles de horas de observación y estudio. En nueve capítulos, el ecólogo analiza la flora, la fauna, los suelos, las masas de agua, su creación, persistencia y desaparición y las consecuencias que ésta tiene. Dos elementos son constantes en la explicación que da Morton de los desiertos australianos: 1) que la impredecibilidad de la precipitación lluviosa marca el curso de la vida de prácticamente todas las especies de los seres vivos en estos lugares; y 2) que la gran carencia en nitrógeno y fósforo de los suelos del interior de Australia ha determinado la evolución de la flora, que a su vez influye de forma decisiva en la fauna a la que da cobijo y alimento.

En años recientes se ha hecho más que evidente que la atmósfera del planeta se está calentando, y Morton incluye la siguiente advertencia hacia el final del libro: «El impacto del calor estival es agobiante para los seres humanos, puesto que el tamaño de nuestros cuerpos hacen difícil el esconderse del sol y del calor. La supervivencia depende de nuestra capacidad para cobijarnos del sol, que resulta ser el principio adoptado por la mayoría de los animales de la Australia árida. Los animales más pequeños, tanto los invertebrados como los vertebrados, se ocultan en madrigueras y oquedades, y muchos de ellos limitan su actividad a la noche. Los mamíferos más grandes el ganado, los dingos, los humanos y los canguros deben buscar la sombra de árboles o cuevas. Las aves son inusualmente resilientes al calor porque su temperatura corporal normal de 41ºC es tres grados superior que la de los mamíferos, lo que les otorga un colchón envidiable; aun así, las aves comienzan a sufrir a temperaturas superiores a los 45ºC. Durante el día, el estrés térmico del verano es un riesgo constante para los animales vertebrados activos». (p. 229, mi traducción)

Australian Deserts ofrece una abundancia de detalles sobre especies, lugares e interacciones entre los distintos componentes que integran ese ecosistema que describe. Y destaca especialmente la importancia que el fuego como técnica de dominio del medio ambiente ha tenido en la antiquísima cultura indígena: «Con frecuencia, los debates en torno al fuego implican una mezcla de ciencia y cultura. La gente de ascendencia europea muchas veces albergan muchas dudas respecto al fuego: parece una creencia implícita que una tierra ennegrecida es algo malo. En cambio, recuerdo ver el gozo en los rostros de las mujeres Warlpiri en Papunya mientras iban prendiendo fuego para luego cazar varanos gigantes, y así hacer una buena limpieza del terreno. Pienso que sería prudente intentar comprender el lugar por sus propios méritos en vez de reflejar inconscientemente una cultura septentrional europea que todavía se está adaptando a la realidad de una Australia que es propensa al fuego. La tierra donde crece la hierba spinifex arde porque es lo que ha hecho durante millones de años. La gestión de las extensiones altamente combustibles y muy poco pobladas de los desiertos occidentales australianos requiere un cierto grado de aceptación de incendios a gran escala». (p. 67, mi traducción)

«El pergolero moteado occidental es un curioso personaje entre las aves frugívoras. Depende de la higuera de roca, un inusual árbol que posee follaje denso y brillante y que está confinado a riscos y desfiladeros. Las higueras de roca producen al menos algo de fruta todo el año, y a estos pájaros les encanta su fruta, lo que explica la estrecha relación entre planta y ave. Los pergoleros moteados occidentales parecen ser pájaros sedentarios, que se mueven en un ámbito local en respuesta a la producción de fruta por parte de las higueras. Son polígamos, y como es el caso en la mayoría de los pergoleros, la hembra construye el nido en un arbusto, con frecuencia en el interior de una planta de muérdago, donde cuida en solitario a las crías. Para atraer a las hembras y copular con ellas, el pergolero construye un emparrado en forma de pérgola con hierba y palitos debajo de un matorral, y luego lo decora con bayas verdes o blancas, conchas de caracoles, piedrecitas, huesecillos y objetos fabricados por el hombre. Se encarga del emparrado todo el año, pero la crianza tiene lugar sobre todo en los meses más cálidos». (p. 96-7, mi traducción) Fotografía de JJ Harrison.

A veces sorprende con propuestas que parecen ser contrarias al espíritu ecologista del que hace gala en todo el libro: «La introducción de más escarabajos peloteros casi seguro ayudaría a reducir esta peste [las moscas del outback australiano]. En el sureste y suroeste de Australia, se produce una mayor mortalidad de moscas allí donde los escarabajos peloteros introducidos son abundantes, porque sus actividades causan que los excrementos se sequen más rápido y se mueran los huevos y las larvas. […] A lo sumo, los escarabajos peloteros reducen a la mitad la duración y la intensidad de las plagas de moscas. Los que vivimos en el Outback nos beneficiaríamos de que se introdujese una mayor gama de escarabajos peloteros». (p. 139, mi traducción)

«… las chinches asesinas son habituales en los desiertos. La mayoría tienen la apariencia de una mantis religiosa, con las largas patas delanteras levantadas delante del cuerpo erecto para poder extenderlas repentinamente y atacar. […] Tras realizar una emboscada con éxito, una chinche asesina perfora a su víctima con su fuerte probóscide, a través del cual inyecta una especie de saliva que inmoviliza a su presa. Las toxinas deben de ser ciertamente poderosas, puesto que con frecuencia las chinches asesinas matan insectos de tamaño sustancialmente mayor que ellas mismas». (p. 154, mi traducción) Fotografía de TJ Eales.

Es un maravilloso compendio de estudio, erudición y observación que tardará muchos años en ser superado.

El diablo espinoso o móloc se hidrata, es decir, bebe, a través de la piel. ¡Quién pudiera hacer lo mismo! Fotografía de Ian Brennan.

2 ago 2023

Reseña: Selena Didn't Know Spanish Either, de Marisa Tirado

Marisa Tirado, Selena didn't know Spanish either (Huntsville, TX: Texas Review Press, 2022). 31 páginas.

La dedicatoria de esta plaquette, el primer libro de Marisa Tirado, está escrita en dos lenguas: «For my parents and my primos». El título, sin embargo, hace referencia a Selena Quintanilla (1971-1995), cantante texana de origen hispano-cheroqui que triunfó en una breve carrera interrumpida por su asesinato a manos de la fundadora de su club de fans. Según parece, Selena no aprendió bien el castellano hasta que comenzó su carrera musical profesional.

El bilingüismo es uno de los temas que afloran más directamente, a simple vista, en la poesía de Tirado. Sin embargo, una lectura más ambiciosa podría revelar que no se trata de la cuestión más candente y turbadora: Tirado investiga a fondo y araña sin piedad en la herida que supone la más que frecuente pérdida (y la posterior recuperación) de la lengua y la cultura de los inmigrantes hispanos en los Estados Unidos.

Así, en ‘Gaining Traction’, Tirado nos habla de «A year spent swimming in my language/ and I find anger everywhere./ My vowels conjugate with trauma./ Adverbs find ancestral fists./ Cuando mis labios se abren/ correctamente, el fuego/ dentro de mí crece./ Or is it justo?/ verdadero?/ What would my grandfather/ have yelled towards/ his Puerto Rican sun?...» Ese impulso con cimientos bilingües al que alude el título del poema se convierte – ¿irónica o amargamente? – en «unas cursivas a las que se pasa por alto». (p. 26)

Esas reflexiones acerca de la ira o las experiencias traumáticas figuran también en otro poema, ‘Charlottesville, Parkland High, etc., etc. etc.’ en el que denuncia la peor epidemia de la sociedad estadounidense: la violencia de las armas de fuego y la que acompaña a la reacción racista y supremacista, como ese momento en el que «…un Dodge Challenger/ te golpea en medio de una multitud/ y te voltea en el aire/ en el telediario». (p. 19, mi traducción).

Se califican ellos solos: sin palabras. Fotografía de Anthony Crider.

Un aspecto singular de este brevísimo volumen de poesía es el hecho de que contiene tres poemas que la autora titula como autobiografía de una joven. El primero es el segundo del libro: una declaración de intenciones que comienza con estos versos que traduzco: «Yo nací. A mis orejas las bautizó/ con una aguja de coser en la cocina/ mi abuela. Las aceras blancas nos avisaban/ de que los niños bilingües hacen de los parques infantiles lugares hostiles». (p. 1) En el segundo, tras describir los sonidos de un recién nacido como acordes con su cultura sónica, Tirado observa que «Estoy en casa, pero confundo a todas las camareras con mis erres sobrecargadas. Veo a una familia salida directamente de la infancia de mi madre, tumbados en un colchón en la bandeja de una camioneta. Siento las ganas de bajarme del Uber y preguntarles quién soy». (p. 16, mi traducción)

En la tercera pieza que Tirado titula  ‘Young Memoir’, el intento por recordar la lleva a reflexionar que ha descubierto que «quejarse en sí mismo es en realidad quejarse de la falta/ de cosas que buscar». (p. 24, mi traducción).

Curiosamente, en el poema que cierra el libro, ‘Alicante, Spain’, Tirado viaja para enseñar inglés

«…en el interior de una escuela, en el interior del país

de donde son mis antepasados, antepasados que saquearon

a mis otros antepasados mientras creaban mi sangre.

 

Una incómoda reunión familiar. Un muy maligno abuelo

de las montañas cantábricas, padre de padres

que lucharon con mis matriarcas con ágil apellido. La lucha

 

es larga, y el día de hoy es solamente su elocuente ser.

Hay momentos que me bendicen con sus lecciones de idiomas.»

pero no hay mención alguna de la cultura bilingüe en la ciudad a la que llega, también amenazada por políticas lingüísticas de origen estatal que en última instancia aspiran a eliminar definitivamente la antiquísima lengua local.

Selena Didn’t Know Spanish, Either es un brillante debut. Tirado combina poemas de versos cortos con otros en los que ocupa la longitud de la página, y también produce piezas breves en prosa. Juega con la chanza y los sonidos del castellano incrustados en sus poemas en inglés tejano. Es un valiente cuaderno donde reúne escritos sobre los sentimientos de desarraigo, redescubrimiento y autodescubrimiento.

‘Cobrando impulso’

He pasado un año nadando en mi lengua/ y me encuentro que hay ira en todas partes./ Mis vocales se conjugan con el trauma./ Los adverbios topan con puños ancestrales./ When my lips open/ correctly, the fire/ inside me grows./ Acaso es fair?/ True?/ ¿Qué habría gritado mi abuelo/ frente a/ su sol portorriqueño?/ Mientras me inclino hacia las profundidades/ del pozo de todo esto,/ una adolescente bilingüe avisa de/ mi inminente reducción,/ que me convierte, de alguien “talentosa”/ en unas cursivas a las que se pasa por alto.

26 jul 2023

Reseña: El príncipe moderno, de Pablo Simón

Pablo Simón, El príncipe moderno: Democracia, política y poder (Barcelona: Penguin Random House, 2018). 265 páginas.

La derrota victoriosa que ha tenido lugar en las recientes elecciones generales en el estado español vienen en cierto modo a contradecir algunas de las consideraciones que Simón esboza en este libro. En concreto, en la página 155, el politólogo riojano afirmaba que «los partidos socialdemócratas están perdiendo la capacidad de encabezar ejecutivos, pues han empezado a dejar de ser el primer partido de su bloque (sea a la izquierda o sumando con el centro)». Quizás sea la excepción que confirma la regla o que, incluso en 2023, Spain is different.

Sea como sea, este ensayo de 2018 no ha envejecido en absoluto, a pesar de lo mucho que ha sucedido en la política estatal, autonómica, europea y global en apenas un lustro. En once capítulos, y de forma amena, muy inteligible y sin pecar de la condescendencia con que muchos otros autores sobre política tratan al lector, Simón esboza un análisis que cubre el inexorable avance de muchos cambios políticos globales. Ya no se trata solamente de que los sondeos engañen o que los resultados de los comicios no correspondan a lo que los «entendidos» pronostican. Recién superada una crisis sanitaria que dejó maltrecha a las sociedades por sus perniciosos efectos en las economías, ya nadie se atreve a lanzar predicciones sobre lo que puede ocurrir en los próximos meses en ninguna parte.

Simón cubre certeramente muchos aspectos de la política actual en las democracias occidentales y buena parte de las americanas. Los factores que siguen contribuyendo a las crisis políticas en muchos de esos países son sin duda variopintos: las derivaciones que la globalización económica tiene sobre el tejido social, el envejecimiento poblacional, las vacilaciones y rechazos con que las sociedades europeas acogen las (por otra parte, imparables) olas migratorias, los guiños al fascismo y el autoritarismo que hacen líderes políticos de todo tipo, especialmente desde el sector más conservador. Que surjan nuevas fuerzas políticas resulta cuando menos apetecible, dado el anquilosamiento palpable en tantas estructuras de poder.

Si hay algo por lo que Simón pasa de puntillas y que, ya en esta década, va a ser la cuestión más acuciante para líderes políticos de toda índole, es la crisis climática global. Es el llamado «elefante en la sala», ese descomunal catástrofe que, precisamente porque no hay ninguna autoridad política, ideológica ni económica que pueda realmente hacerle frente en solitario, vemos todos como un problema con el que no se puede lidiar de la noche a la mañana. Dentro del ciclo político que el modelo de democracia parlamentaria que Occidente ha instrumentalizado como el único realmente genuino, la catástrofe del clima es esa lata que un chico aburrido patea hacia adelante por el mero hecho de que ahí está la lata y él camina en esa dirección.

Imagen de RCraig09. Así, al rojo vivo, bien calentito para que vaya con los tiempos.
Un texto entretenido, bien presentado y sustentado, pero obviamente insuficiente, dados los males que nos aquejan. ¡Gracias por el regalo, Julie-Ann!

19 jul 2023

Fabien Toulmé's Hakim's Odyssey, Book 2: A Review

Fabien Toulmé, Hakim's Oddyssey: Book 2: From Turkey to Greece (University Park, PA: Graphic Mundi, 2022). 254 pages. Translated from the French by Hannah Chute. 

Book 1 of Hakim’s Odyssey ended with Hakim in Turkey, wandering the streets of Istanbul where he had been trying to make a living while working out how to obtain a visa to France (eventually refused to him and his son). In Book 2, Hakim, frustrated with the many obstacles and administrative barriers imposed by all governments, decides to make the (officially deemed to be illegal) trip to Greece, the European Union, by boat. It’s not a unique story: Hakim has to find his way among the dodgy opportunists who exploit human desperation and make a huge profit from the tragedy of forced migration. There are overpriced, taxi services by grumpy and menacing-looking drivers; there are the crammed hotels where receptionists charge extra as soon as they recognise a desperate Syrian refugee; then there are the store owners prepared to sell you anything you may need when you board an overcrowded boat in the Mediterranean Sea.

How important can it be to learn to prepare a milk bottle?

And then there is the night of the voyage: the mafias who arrange transport to the beach where they force a hundred human beings on to a shonky inflatable boat that should normally hold 25 people maximum. Toulmé’s craft unambiguously conveys the terror of these people as they cross the sea and the engine fails in the darkness, as water starts leaking into the boat and the certainty it will sink assails their minds.

No room at the inn... Unless you're prepared to pay more than others.

When disaster seems imminent, all the men on the boat jump into the water and hold on to the side to delay what seems inevitable: it will sink. In Hakim’s case, this lot were lucky. A Greek border patrol ship finds them. They are rescued and taken to a refugee camp where they will be held for 48 hours. Then they will be free to wander in Athens or attempt to move on. Carrying his very young son with him, Hakim will choose the latter. Hence the Book 3 in this series.

Words are always inadequate to explain this kind of situation.

The unpalatable reality is that boats sink all too frequently. The victims of this unstoppable migration can be as young as eight months old. In the meantime, heartless neofascist politicians continue to spit their xenophobic hatred against people whose only crime is to seek a better life.


And a daytime scene of Victoria Square...

Victoria Square, Athens, photograph by Badseed. 

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